Hwang Uriel +21 ~ HyunHo

31. Tormento

Un suspiro dejó los labios de HyunJin, sus ojos fijos en el rostro del mayor. La calidez que sentía gracias a su cuerpo era reconfortante, haciéndolo sentir seguro de formas que solo MinHo podía lograr.

El sol salió hace apenas unos minutos, los cálidos rayos de luz entran a la habitación por la ventana, dándole ese toque de vida a los opacos colores de las paredes y muebles. En eso, siempre serían contrarios. MinHo amaba el minimalismo y él lo odiaba, hacía sentir los lugares fríos y sin vida, no le gustaba la idea de que su hija creciera en un lugar así.

__ Honnie __ llamó suave, tratando de apartar el fuerte brazo sobre su inexistente cintura __ Honnie déjame ir, quiero pintar __ el nombrado se removió con pereza, cada uno de sus músculos marcándose con sus movimientos, dejándolo casi babeando cuando lo soltó y enterró el rostro en la mullida almohada. Su espalda ancha y fuerte, marcada por sus uñas llevándose toda su atención.

Plantó un beso en la mejilla visible del mayor antes de levantarse. Una pequeña mueca en su rostro cuando sus huesos sonaron y evitó estirarse para no sufrir de algún mareo.

Caminó al baño con sus dedos picando por sentir el pincel, por plasmar el sueño que había tenido sobre su pequeña familia. MinHo corriendo detrás de su princesa por una inmensa pradera repleta de flores, mientras él los espera sentado en una manta, disfrutando de la vista.

En cuestión de minutos ya estaba caminando a su nuevo estudio, una sonrisa en sus labios cuando entró y pudo ver el bosque por los inmensos ventanales de la habitación. La luz del sol acariciando su pálida piel mientras ordenaba cada cosa que usaría. Su vientre se sacudió con fuerza, haciéndolo detener por unos segundos. Su ceño fruncido en señal de pura confusión, no era normal que su hija hiciera esos bruscos movimientos, al menos que su papá Min la animará a moverse.

__ ¿Qué pasa princesa? ¿Ya quieres salir de papi? __ preguntó con una pequeña sonrisa mientras se sentaba en su banquillo. Un extraño escalofrío recorriendo su espalda, acompañado de la sensación de estar siendo observado. Negó levemente alejando esa paranoia de su mente mientras usaba una liga para sujetar su cabello.

Debía calmarse, nada malo pasaría.

Antes de comenzar con su trabajo tomó sus audífonos, una sonrisa en sus labios al escuchar esa canción que MinHo le dedicó, cuando volvían de ver a Yeji hace unas semanas. Era la canción más hermosa que había escuchado, no pudo evitar colocarla en bucle mientras comenzaba a dar pequeñas vueltas por el lugar. Bailando la melodía con una sonrisa en su rostro mientras sujetaba su vientre con cariño, los mechones sueltos de su cabello moviéndose a su mismo ritmo, al igual que la tela suelta de sus pantalones de pijama.

Eso era paz, eso era felicidad.

La melodía sonaba en sus oídos mientras su mano dibujaba diferentes trazos por el lienzo. La imagen de lo que quería quedó clara en su cabeza. La canción que sinceramente no había entendido a la primera por su falta de manejo del inglés, pero que MinHo tradujo en su oído con voz llena de cariño.

__ ¿Qué? __ murmuró confundido llevando su mano a su vientre. Tomando aire de manera casi apurada por la patada que su pequeña e angelical hija, acababa de darle __ Princesa tranquila. Eso le dolió mucho a papi __ su voz salió bajita mientras trataba de calmar a su pequeña con pequeñas caricias, pero esta seguía removiendo de un lado a otro. Sus movimientos estirando la piel de su vientre asustándolo demasiado.

__ SooHee. Tranquila princesa por favor __ el miedo se filtró en su voz mientras respiraba cada vez más agitado. Sus manos sudando y su cabeza hecha un desastre.

Apenas tengo 8 meses, eso no debería estar pasando.

Quitó los audífonos mientras se levantaba de manera brusca. Aterrado queriendo correr a los brazos de MinHo, pero sus piernas temblorosas no se lo permitían. Un dolor agonizante se instaló en su vientre y espalda baja, robándole el aliento en segundos. Forzándolo a caer de rodillas en el piso.