EMILY CARTER - los comienzos son buenos pero no por eso menos duros.

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"A veces tienes que regresar para enfrentar a los fantasmas que dejaste atrás." — Desconocido

Oficialmente me encontraba en la SSU (Summit State University). A un año de acabar mi carrera, a un año de acabar las prácticas, a un año de trabajar para uno de los grandes equipos de hockey, a un año de que la vida me cambiara por completo. O eso esperaba.

Ah sí. Y oficialmente delante de dos personas por las que estaba meditando para no acabar con sus vidas de manera lenta y dolorosa. Si, solía tener algún principio de psicopatía por los asesinatos últimamente. Pero si la semana tenía 7 días, al segundo agotaban mi paciencia como para llegar al tercero.

—No te preocupes Milly, ella va a estar bien. ¿La verás en navidades no? —dice Nico desde el otro lado de la mesa —. ¿No? —niego con la cabeza.

—¿Cómo que no? —interviene mi amiga.

Si Nico era la voz de la razón Dela era la voz de la discordia. Y no sé cómo se iban a tomar la noticia.

—No podré ir por Navidad a casa —cierro los ojos y suspiro en señal de rendición —. Instalarme en casa de los chicos, no fue la única condición de mi tío.

Apretó mi vaso de café para llevar, y niego con la cabeza antes de continuar. Ambos me miran expectantes esperando.

—También tengo que participar en una competición de patinaje artístico, en la que se ha tomado la libertad de inscribirme, así como de buscarme una entrenadora.

Mis amigos me miran con los ojos de par en par, pero no me pasa desapercibida la preocupación que parece aflorar en sus rostros. Y se perfectamente lo que viene, a si que intento prepararme para ello.

—¿No sé lo has contado a tu tío? —dice Dela, y yo niego con la cabeza —. ¿No piensas contárselo?

—No

—Pero Milly y sí... —interrumpo a mi amigo antes de que siga por ese camino.

—Los y sí, no existen Tobi, o es o no es, así de simple.
Giro mi cabeza en dirección al ventanal que tenemos en frente, porque ellos saben la verdad al completo y no tengo fuerzas de mirarlos.

—Hace diez años, nadie tiene porque saberlo, mucho menos ellos. Intentaré hacer lo posible para coger el primer avión que salga después de la competición, para poder partir año nuevo con la familia.

Ambos se quedan callados por un instante, pero no hace falta que digan en alto lo que están pensando, por qué ya lo sé. No es una buena idea. Y lo sé. Pero no me queda de otra.

—¿Has hablado con tu terapeuta? —miro con los ojos entornados a mi amigo Nico.

—Claro que sí, y por si no lo sabéis, no es gratis. Y mis ahorros están llorando ya, además haciendo las prácticas con el equipo no es que vaya a cobrar mucho. —me cruzo de brazos.

—Está bien, pero que te dijo respecto a la situación esta. — escoge sus palabras con cuidado.

—Pues qué tal vez no sería tan malo. — me encojo de hombros, restándole importancia.

—JODER MILY, pero ¿tú te estás escuchando? —espeta Dela, desde el lado izquierdo de Tobi —. Sinceramente no tengo ganas de volver a ver como a mi amiga le da tal ataque de ansiedad, que tienen que llevársela a urgencias para poder pincharle tranquilizantes. Joder Mily.

—Lo entiendo Dela, pero no tengo opción y voy a estar bien, de verdad. —intentó tranquilizar un poco la situación, por qué creo que lo están llevando al extremo.

—Está bien, pero queremos ir a tus entrenamientos —miro a Tobi, ojiplática.

—No.

—Si.

—No.

—Si.

—No y no lo pienso discutir más, necesito que en Navidad volváis para estar con ella, necesito que no os preocupéis por mí, necesito que confíes en mí, necesito que seáis mis amigos no mis cuidadores. ¿Entendido?

Ambos suspiran en señal de rendición, pero parecen entenderlo por qué asienten con la cabeza.

—Ahora, queridos míos, me voy que tengo que hacer papeleo en el despacho del entrenador. —estoy a punto de irme, cuando recuerdo algo y me doy la vuelta hacia ellos de nuevo —. Tomad, se me olvida, las llaves de la casa, ser cuidadosos ¿Vale?

—Te queremos Milly —escucho a mis espaldas que dicen al unísono. Yo niego con la cabeza y sonrío, mientras me encamino a un nuevo comienzo, que no creo que sea tan fácil.

Este viernes además se daba una fiesta en la residencia o hermandad o como quieras llamarlo de los chicos de hockey. No en mi casa no, en el edifico donde realmente deberían vivir todos, a ese me refería.

Y por supuesto iba a ir. No me gustaba beber, pero no te iba a negar un buen polvo de hola y adiós. Me hacía falta. Desesperadamente.

🌼🌼🌼
HOLA CHIC@S ¿CÓMO ESTÁIS?

¿QUÉ OS ESTÁ PARECIENDO?

¿QUIENES SE METERÁN EN ALGÚN QUE OTOR LÍO?

Este es un capítulo algo corto, pero os prometo que ahora que ya empezó la temporada, las cosas se van a poner realmente intensas.

Chispas en el hielo - serie corazones en el hielo IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora