Entre Líneas

Dos Caminos, Un Encuentro

Carla siempre supo que quería capturar la vida a través de un objetivo. Nacida en Cantabria, creció entre paisajes que parecían sacados de postales. A los doce años, sus padres le regalaron una cámara, y desde entonces, no hubo vuelta atrás. Pero los sueños no siempre son fáciles de perseguir. Antes de ser profesora, Carla trabajó duro: sesiones de fotos en bodas, encargos de retratos y horas interminables editando para empresas que nunca parecían apreciar del todo su talento. Cuando le ofrecieron un puesto de profesora, el miedo se coló entre su ilusión. ¿Sería capaz? ¿Podría enseñar a otros lo que aún sentía que estaba aprendiendo?

Victoria, o Viki, creció en Bilbao, una ciudad llena de contrastes donde el arte y la historia iban de la mano. Su pasión por el dibujo la llevó a convertirse en ilustradora, trabajando en proyectos que iban desde cómics hasta diseño editorial. Siempre fue buena en lo que hacía, pero la vida no se lo puso fácil. Un divorcio la dejó con heridas que aún no habían sanado cuando llegó la oportunidad de enseñar. A pesar del dolor, aceptó el desafío con la misma seguridad que mostraba al trazar líneas firmes sobre el papel.

El instituto donde se encontraron era solo un punto más en sus trayectorias, pero un punto que cambiaría todo. Viki, con su experiencia y su carácter decidido, entró al aula con confianza, aunque por dentro todavía lidiaba con sus propios demonios. Carla, en cambio, se sentía como un pez fuera del agua. Quería hacerlo bien, conectar con los alumnos y con sus compañeros, pero el miedo al fracaso la acompañaba cada día.

El primer encuentro en la sala de profesores fue más casual que especial. Un saludo, una sonrisa, palabras de bienvenida que se perdieron entre charlas y cafés. Pero para Carla, que apenas se atrevía a levantar la mirada, y Viki, que sonreía pero aún no mostraba sus grietas, ese fue el inicio de algo que ninguna de las dos comprendía del todo. No era amistad aún, ni mucho menos otra cosa. Solo dos mujeres intentando encajar, encontrando sus lugares en un mundo que a veces parecía demasiado grande.