De verdad... fui su puta?

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Estaba cenando y hablando con Susy, nuestra relación se encontraba mejor que nunca y además ya buscábamos a donde mudarnos.

Estos meses viviendo en casa de Martín fueron de mucha ayuda para reunir algo de dinero y pagar  la mayoría de nuestras deudas.

Sin embargo, la necesidad de tener nuestra privacidad ya era prioridad. Cómo ya les había contado Susy es muy fogosa y no siempre podíamos tener sexo por respeto al papá de Martín y pagar moteles no era una opción.

Usualmente teníamos que esperar a que el Sr. Gonzalo se durmiera o Martín saliera con él, por supuesto que lo mejor era cuando ninguno de ellos estaba en la casa, ya que, aún cuando nos esforzamos  para no hacer ruidos,  para ella era casi imposible.

Un día Martín me preguntó bromeando que, "cómo hacía para aguantar 5 rounds en una noche y luego ir a trabajar como si nada" Y yo quede  súper apenado, pues el hecho de que los pudiera contar aún cuando supuestamente nos estábamos controlando me incomodó.

De pronto durante la comida, Susy comenzó a frotar mi pierna con su pie debajo de la mesa con claras indicaciones de aprovechar el momento cuando de pronto escuchamos que llegó Martín a la casa, molesto y con un ojo morado.

—Mar! ...Que te ocurrió?— le pregunté levantándome y acercándome para verlo mejor.

—Me asaltaron!— respondió odioso y preguntó,

...y mi papá?—

—Está durmiendo, ya comió y se tomó sus medicinas, pero cuéntanos... estas bien? Fuiste a la policía?—

—Gracias Giró por cuidar de él... estoy bien...—pero inmediatamente se sentó y comenzó a llorar.

Entonces Susy que estaba parada a mi lado también preocupada por la actitud de Martín me dijo,

—Deberías salir y hablar con él  para calmarlo, yo me quedo aquí pendiente en caso de que el Sr. Gonzalo se despierte—

Salimos y nos sentamos en una pequeña escalera en la entrada de su casa y después de un largo silencio en donde Martín solo lloraba con su cabeza recostada en mi hombro dijo,

—Soy una mala persona...—

—No! ...no Mar! ...Todo lo contrario, y quien mejor que yo para decirlo...?— le respondí

Levantó su cabeza y mirándome con los ojos llenos de lágrimas me confesó "todo" lo que paso con el papá de Daniel y también cómo había  terminado hoy en la casa de Samir.

Quede muy sorprendido y me costaba pensar en tantas cosas al mismo tiempo, con razón Martín estaba tan agobiado.

Subirse al carro de un desconocido y tener sexo por dinero es muy arriesgado, sin embargo entiendo sus razones. La necesidad es cruel y más cuando afecta a un ser querido, y si además sientes que no puedes hacer nada, eso puede llevarnos al límite.

Esas noches de soledad y desesperación en mi viejo auto cuando estaba recién llegado a este país, en las que pase tanto frío y hambre... y que parecían interminables, si alguien me lo hubiera propuesto seguramente también lo hubiese aceptado.

—Amigo no se que decirte, estoy aquí para apoyarte y no juzgarte! Cuentas conmigo para lo que sea y si el viejo abusivo ese se te acerca otra vez, también lo dejo en el piso...!

Aunque Samir no es santo de mi devoción me alegro que estuviera allí para defenderlo y cuidarlo el resto del día.  Pero había un toque de molestia en Martín cuando hablaba de Samir que sonaba "raro" así como cuando discutes con tu pareja,  creo que hay algo que no me está contando.

De esclavo a tú tentaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora