Jimin tiene una relación a distancia la cual ya lleva 2 años , es una relación sana y estable unos días antes Jimin le dice a su novio que su fiesta de cumpleaños será de disfraces pero lo que Jimin jamás imagino fue que su novio le diera una gran s...
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Jimin se plantó frente al espejo de cuerpo entero, sonriendo mientras acariciaba sus curvas. Las cortinas estaban corridas, la música sonaba suavecita, una mezcla de reggaeton y algo más electrónico que le ponía a vibrar. Su mirada cayó en el vestido negro, corto y escotadísimo, tirado en la cama, junto a la máscara y el cuchillo de Ghostface. ¡Una sonrisa pícara se le dibujó en la cara! Verlo todo ahí le recordaba que en unas horas, su fiesta de cumpleaños – ¡la mejor noche de su vida! – estaría a tope de gente. Había encargado un montón de cócteles, la iluminación sería tenue con luces de neón, y el DJ que había contratado era famoso por sus mezclas explosivas que hacían bailar a cualquiera. Había globos negros y morados por todas partes, y un enorme cartel de "Feliz Cumpleaños Jimin" colgaba en la pared. Incluso había contratado a un camarógrafo para grabar la noche, para que nunca olvidara este momento. Ya casi podía sentir el ritmo de la música, el calor de la gente, el roce de los cuerpos... Esta noche iba a ser inolvidable.
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Jungkook bajó de su motocicleta con un suspiro. El rugido del motor se apagó, dejando un silencio expectante. Se colocó la máscara de Ghostface, ocultando su rostro bajo la sonrisa y entró en la gran casa. La música retumbaba en sus oídos, un torbellino de ritmos que lo envolvía al instante. La gente reía, bebía, bailaba, un mar de cuerpos en movimiento. Sus ojos buscaron a su hermana Lisa, quien lo observaba desde una esquina con una mirada que lo decía todo. Sabía que en unas horas, la noche se volvería oscura, pero por ahora, la fiesta estaba en su apogeo.
De pronto, una figura bajó las escaleras. Jimin, con un vestido negro que dejaba poco a la imaginación y unas botas negras que le hacían resaltar las piernas. La máscara de Ghostface le cubría el rostro, pero no podía ocultar la sonrisa traviesa que se asomaba por los bordes. Los gritos de los invitados estallaron, la fiesta había comenzado. La música se intensificó, las luces parpadearon, y la noche se preparó para recibir las aventuras que estaban por desatarse.
