El sol comenzaba a asomarse tímidamente por el horizonte, bañando los jardines del palacio de la Nación del Fuego con una luz dorada. Zuko, Haruka, y sus hijos aún descansaban, envueltos en la tranquilidad que solo el calor del hogar podía ofrecer.
Roku fue el primero en despertarse. Con su energía característica, bajó de la cama con cuidado para no despertar a sus padres ni a su hermana menor. Caminó descalzo hacia la cuna de Eda, quien aún dormía plácidamente. Ayşe, que dormía junto a su madre, abrió un ojo al escuchar los movimientos de su hermano menor.
─ Roku, ¿qué haces? ─susurró la niña, frotándose los ojos.
─ Quiero ver si Eda ya se despertó. ─respondió Roku con una sonrisa traviesa.
─ Deja que duerma, papá y mamá se van a enojar si la despiertas. ─advirtió Ayşe, aunque no pudo evitar levantarse también para acompañarlo.
Ambos niños se acercaron a la cuna con pasos sigilosos. Ayşe miró a su hermana pequeña con una mezcla de asombro y ternura.
─ Es tan chiquita... ¿Crees que cuando crezca va a jugar con nosotros? ─preguntó Roku, mirando a su hermana con curiosidad.
─ Claro que sí, pero ahora hay que cuidarla. Papá dice que somos sus protectores. ─respondió Ayşe con el tono solemne de una hermana mayor.
Mientras tanto, Zuko comenzó a despertarse. Sintió el calor de Haruka a su lado y sonrió al verla descansar profundamente, como si en ese momento todas sus preocupaciones hubieran desaparecido. Con cuidado, se levantó para no interrumpir su sueño y se dirigió hacia los niños, quienes ahora estaban discutiendo en susurros sobre quién debería cantar una canción para Eda.
─ ¿Qué están tramando ustedes dos? ─preguntó Zuko con una sonrisa divertida, cruzándose de brazos.
Los niños se giraron rápidamente, sorprendidos de ser descubiertos.
─ ¡Papá! ─dijo Roku, corriendo hacia él.─ Solo estábamos cuidando a Eda.
─ ¿Sí? Parece más que estaban conspirando algo. ─bromeó Zuko mientras se agachaba para abrazar a su hijo.
Ayşe se acercó también, abrazando a su padre con fuerza.
─ Estamos siendo buenos hermanos mayores, papá. Solo queríamos asegurarnos de que Eda estuviera bien.
Zuko los abrazó a ambos, sintiendo un inmenso orgullo por sus hijos.
─ Lo están haciendo muy bien. Pero ahora vuelvan a la cama, que mamá necesita descansar un poco más.
Los niños asintieron y regresaron al lecho familiar, acomodándose entre las mantas. Zuko, antes de volver con ellos, se acercó a la cuna de Eda. Observó a su hija menor con ternura y le acarició suavemente la cabeza, murmurando:
─ Tú también estás en buenas manos, pequeña.
Cuando regresó a la cama, Haruka abrió los ojos lentamente, su mirada encontró a Zuko y le dedicó una sonrisa somnolienta.
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𝐋𝐚 𝐝𝐚𝐦𝐚 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐌𝐚𝐥𝐝𝐢𝐜𝐢𝐨𝐧 ᵖʳᶤᶰᶜᶤᵖᵉ ᶻᵘᵏᵒ ˣ ᵒᶜ
Fanfiction"Tú fuiste desterrado y yo excluida de la sociedad, aunque no lo creas...somos iguales, tu y yo sufrimos en silencio porque a nadie le importa nuestro dolor, porque estamos malditos." Comienzo: 27/10/24 Finalizó: 23/11/24