Rumores (Terribles y Verdaderos) - Traducción

Capítulo 48

—En serio, Cait, nos retrasamos.

Caitlyn resopló mientras pasaba el trapo por el espejo, escuchando la voz de Jayce en su auricular.

—Cuando nos dimos cuenta de lo tarde que íbamos a estar, decidimos dejar que ustedes se divirtieran un rato sin nosotros.

—¿Sabes? Ya empiezo a pensar que esto es algo planeado. —Caitlyn frunció el ceño, haciendo que el espejo crujiera mientras limpiaba. —Lo único que quiero es pasar tiempo con mis amigos cuando lo planeo.

—Cait, te juro que lo siento mucho. Yo sé que Viktor también lo siente.

—Mmhmm. —Caitlyn suspiró, moviendo las cosas sobre el lavabo para limpiarlo. —Pero, ya sabes, siempre es lo mismo.

—Espera... ¿estás limpiando por estrés?

—Sí, estoy limpiando. —Respondió Caitlyn, algo molesta.

—¿Qué pasó, Cait? ¿Estás bien?

—Nada pasó. —Caitlyn soltó una risa, rociando el limpiador en el lavabo. —Tuvimos una cena, luego nos fuimos a casa, te extrañé, pero todo está bien.

—No limpias cada vez que me extrañas... especialmente a esta hora. ¿Has estado limpiando todo el día?

—Solo me estoy manteniendo ocupada.

—Entonces, ¿por qué no te pones a ver una película o algo? —La voz de Jayce sonó preocupada. —Cait, ¿qué pasó con ella?

Caitlyn se quedó mirando el borde del lavabo, tamborileando con los dedos mientras evitaba mirar su reflejo. Luego suspiró y miró hacia otro lado.

—Nada. —Se pasó una mano por el cabello, frustrada. —Ha sido una mañana complicada, pero nada que te deba preocupar... Perdón, Jayce, llamaste y terminé desahogándome contigo. ¿Cómo estás tú?

Jayce rió al otro lado de la llamada, como si no pudiera creer lo que escuchaba.

—Te llamé porque quería saber cómo estabas y... hacer algo para compensarte por anoche. —Dijo él, con un tono suave y amigable. —¿Qué tal cena en mi casa? ¿Pizza como disculpa?

Caitlyn lo pensó un momento mientras tomaba el cepillo del baño.

—Mira... —empezó, un poco titubeante—, ¿podemos hacerlo en mi casa?

—Claro, ¿por qué?

—Pues... —su voz se volvió algo avergonzada—, es que desarmé el horno y ahora no sé si lo volví a armar bien, porque no funciona.

Desde el otro lado de la llamada, Caitlyn escuchó un largo suspiro de exasperación y no pudo evitar hacer una mueca.

—Está bien, te veo en un par de horas.

—Genial.

—Y no desarmes nada más hasta que yo llegue, ¿vale?

—¿Quieres que me calme o no? —Caitlyn soltó una pequeña risa mientras escuchaba a Jayce reír. —Lo prometo, no más desastres.

Caitlyn miró su reflejo en el espejo limpio, con el cabello recogido en un moño para hacer las tareas, vestida con una camiseta blanca y shorts azules, y una pequeña marca en su clavícula de la noche anterior. Ajustó su collar para cubrirla antes de volver a concentrarse en limpiar.

—Y de verdad, Jayce, no pasó nada. Estoy bien.

—¡Hola, Jinx, ya estoy en casa! —Vi se quitó las zapatillas mientras cerraba la puerta detrás de ella. Se podía escuchar el ruido de los videojuegos desde el televisor, y la voz apurada y distraída de Jinx respondía.

—¡Qué bien! —gritó Jinx desde el otro lado del ruido.

—Compré algunas cosas, —gritó Vi para que la oyera por encima del ruido del televisor, ajustando las bolsas en una mano—. Voy a dejarlas en mi cuarto y luego preparo la cena.

Jinx respondió con un ruido que sonó como una afirmación, así que Vi asintió para sí misma y se dirigió a su habitación. Empujó la puerta con el pie y echó un vistazo a la ropa de la noche anterior que había dejado cerca de la cama, apilada de cualquier manera esa mañana. La cama seguía sin hacer, con las sábanas corridas y las almohadas en el lado que apenas usaba, aunque las dejaba allí para llenar el espacio.

Dejó las bolsas de compras al final de la cama, frunciendo el ceño mientras pensaba.

—¿Estás bien? —Vi le acarició el hombro a Caitlyn, que respiraba profundamente, con las manos en la cara. Caitlyn mordió el labio y asintió, levantando las manos para mirarlas.

—Eso fue... uff. —Caitlyn exhaló y trató de levantarse sobre sus codos.

—¿Tan mal estuvo? —Vi se recostó, con una gran sonrisa que no podía evitar. Esa reacción no era nueva, pero ver que venía de Caitlyn le daba más confianza. Caitlyn soltó un suspiro pesado y se quejó mientras intentaba sentarse, solo para caer de nuevo en la almohada.

—Horrible, —rió. —Mis piernas no me responden.

Vi soltó una risa, se levantó y dejó caer las piernas de la cama.

—Está bien, yo voy por agua, tú empieza a mover esas piernas.

Se levantó y fue hacia la cocina en la oscuridad para conseguir un par de vasos de agua, disfrutando de la sensación de caminar desnuda por la casa. Bebió su vaso rápidamente, y al regresar con el otro vaso en la mano, se estiró un poco. Cuando entró al cuarto, vio a Caitlyn recostada de lado, con los ojos cerrados, la manta envuelta con gracia alrededor de su cintura. Su respiración era tranquila, con una expresión suave.

—¿Te quedaste dormida? —preguntó Vi, sin levantar mucho la voz. Caitlyn abrió los ojos lentamente y la miró, aún adormilada.

—Casi, —murmuró, tratando de levantarse. Vi sonrió y fue a su lado con el vaso en la mano. Caitlyn se sentó, aceptó el vaso con una sonrisa agradecida, y bebió despacio.

—Gracias, —dijo suavemente, pasándole el vaso vacío. Vi lo dejó en la mesa de noche y se recostó nuevamente.

—No hay problema, —respondió, acostándose otra vez. Caitlyn se dejó caer a su lado, suspirando suavemente, y se acomodó descansando sobre su brazo.

—Oh, perdón, ¿debería irme antes de que salga el sol? —dijo con una pequeña risa, empujando suavemente el hombro de Vi.

Vi la miró y soltó una risa.

—Nah, —negó con la cabeza, girándose de nuevo para quedar de espaldas y poner los brazos detrás de su cabeza—. Creo que tú eres la excepción.

—Me voy en un minuto, —murmuró Caitlyn, con los ojos casi cerrados, bostezando mientras hablaba—. No quiero... arruinar tu rutina.

En ese momento, una nube pasó frente al sol, oscureciendo la habitación por un instante, y las sombras de las sábanas arrugadas y los huecos de la cama se hicieron más intensas, antes de que el sol volviera a salir, iluminando la habitación y sorprendiendo a Vi, llevándola de vuelta al presente.

—Bueno, lo que sea, —murmuró Vi, sacudiendo la cabeza y saliendo de la habitación para hacer la cena.