La prisión de la desesperación

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//Lapso de tiempo 2 meses//

Izuku estaba recargado contra las frías paredes de su celda, mirando el techo de la prisión . No había mucho que hacer allí, excepto recordar cómo todo había ido al traste. Las semanas habían pasado lento y tortuoso, pero la verdad era que estaba acostumbrado a la lucha. A lo que no estaba acostumbrado era a estar encerrado en una celda sin poder comunicarse, con los guardias hablándole en un inglés que ni siquiera él, con su vasto conocimiento de heroísmo, podía entender.

En ese preciso momento, la puerta de la celda se abrió de golpe, y un guardia entró con cara de pocos amigos. Izuku lo miró de arriba a abajo.

—¡Out! —ordenó el tipo, su inglés medio incomprensible.

Izuku levantó una ceja y sonrió de lado, sin miedo. Sabía que ese guardia no podía con su energía. Apretó las manos y se acercó al hombre con actitud decidida, casi como si estuviera enfrentando a un villano.

—Out, ¿verdad? ¡Salgo! —dijo Izuku, con una sonrisa socarrona—. Pero antes, explícame qué está pasando, ¿eh? Porque si me sigues gritando, no vas a lograr mucho, pana.

El guardia lo miró con desdén, sin entender. Izuku no le dio tiempo para reaccionar y le dio una palmada en el hombro, como si fuera el compañero de toda la vida.

—Mira, compadre, no hace falta que sigas con ese tono. A veces, el inglés no es suficiente para que la gente entienda lo que uno necesita. Pero no te preocupes, que yo soy bueno resolviendo problemas. —Izuku hizo un gesto con la mano, confiado en su habilidad para lidiar con situaciones difíciles.

El guardia lo empujó hacia atrás, evidentemente confundido, pero a Izuku no le importó. Al contrario, se quedó con una sonrisa de satisfacción en la cara, hasta que escuchó una voz suave a su lado.

—Izuku, tranquilo, que te vas a meter en más líos de los que puedes manejar.

Era la voz de Estrella, su enigmático aliado, y aunque aún no tenía muy claro qué quería de él, Izuku confiaba en la persona que lo estaba ayudando a escapar. No podía ser peor que la cárcel, ¿verdad?

—¡Estrella! —dijo Izuku, mirando hacia todos lados, asegurándose de que no lo escucharan los guardias—. ¡Tú sí que eres puntual! El tipo me estaba poniendo nervioso, ¿pero qué vamos a hacer ahora?

De repente, apareció Estrella en la esquina, y Izuku no pudo evitar sorprenderse por lo cerca que estaba. Este chico... bueno, con Estrella nunca podía prever nada. El tipo se veía tan relajado que le recordó a un gato callejero, siempre en control de la situación.

—Cálmate, calmado. Ahora es cuando empiezas a pensar con calma, porque este escape no va a ser fácil, pero tampoco imposible. Lo bueno es que... ya te tengo cubierto.

Izuku arqueó una ceja, dejando de lado por un segundo el entusiasmo por escapar para fijarse en Estrella. El chico parecía completamente a gusto, como si estuviera en una cita, no en una prisión de máxima seguridad.

—¿Qué cubierto, mi pana? —le dijo Izuku con una risa burlona—. Aquí los únicos que están cubiertos son esos guardias, ¿los ves? Están más perdidos que yo en una clase de matemáticas en inglés.

Estrella sonrió y, con un movimiento rápido, le lanzó una tarjeta con un chip a Izuku.

—Este chip va a desactivar las cámaras por unos minutos, lo suficiente para que te metas donde tienes que ir. Eso te va a ayudar... a no meterte en más líos.

Izuku observó la tarjeta, asintiendo con la cabeza. Estrella era misterioso, pero también sabía lo que hacía.

—¿Y si los guardias vienen? —preguntó Izuku, más por curiosidad que por preocupación.

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⏰ Última actualización: 3 days ago ⏰

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