El sol de la tarde bañaba la ciudad mientras nos dirigíamos a la feria que se lleva a cabo cada año en honor a las cosechas y el trabajo de los habitantes. En el ambiente se podía notar la emoción; la feria era un evento muy esperado, lleno de atracciones, puestos de comida, actividades para todas las edades y exposiciones de lo elaborado durante el año. Miré por la ventana del auto, observando cómo las coloridas luces de las atracciones comenzaban a encenderse contra el cielo azul.
—Sarah, ¿ya decidiste a qué atracción quieres ir primero? —pregunta mi madre desde el asiento delantero, girándose para mirarme con una sonrisa.
—Creo que voy a explorar un poco antes de decidir —respondo, tratando de ocultar mi entusiasmo.
Mi madre, estaba tan emocionada como yo. Seguramente su espíritu creativo estaba ansioso, pues siempre encuentra inspiración en eventos como este. Dario aparcó el coche y con mi familia nos unimos a la multitud. Las luces, los sonidos y los aromas mezclados de algodón de azúcar, hot cakes y palomitas de maíz creaban un ambiente mágico.
—Recuerden, no se alejen de nosotros —dice mi padre, revisando su reloj y dirigiéndonos una mirada severa a mis hermanas y a mí-. No queremos que se pierdan entre tanta gente.
—Lo sé, papá —digo, tratando de sonar despreocupada, aunque sabía que no me dejarían sola ni un momento.
Val tomo la mano de mi padre y Sofi de mi madre, yo como de costumbre iba a su lado. Nos movimos juntos a través de la feria, deteniéndonos en varios puestos de juegos y atracciones a los que mis hermanas querían subir. Mis padres estaban siempre al pendiente, asegurándose de que no nos alejaramos demasiado. A pesar de sus miradas vigilantes, traté de disfrutar de la tarde.
—¡Sarah!
Mientras observaba un puesto de golosinas, una voz familiar me llamó la atención.
Me giré y vi a Noah acercándose con una sonrisa. Vestía una camisa a cuadros y jeans, su cabello rizado ligeramente desordenado. Mi corazón dio un vuelco al verlo, sin saber si era de alegría o por el hecho de que mis padres estaban justo aquí.
—¡Noah! -exclamo, sorprendida y algo nerviosa por verlo—. ¿Qué haces aquí?
—Vine con unos amigos, pero me alegra verte —responde sin notar la presencia de mis padres, en sus ojos se reflejan las luces de las atracciones—. ¿Te gustaría dar una vuelta por la feria conmigo?
Antes de poder responder, sentí la mirada intensa de mi madre sobre mí. Mi padre también había detenido su atención en nosotros, sus ojos viajaban entre Noah y yo. Una sensación de preocupación me atravesó, ya que no les había hablado mucho de él, pero traté de ignorar eso.
—¿Puedo ir con Noah un rato? Prometo que no me alejaré —pido, aunque obviamente las posibilidades son nulas.
Mis padres intercambian una mirada, claramente dudando.
—Sarah... —pronuncia mi madre con su típico tono que indica un "no" pero que utiliza cuando no quiere sonar descortés.
—Puedo regresar a la hora que indiquen, solo va ser un rato. —insisto tratando de convencerlos, jamás lo he hecho, siempre es lo que dicen y punto, pero está vez de verdad quiero ir con Noah.
Vuelven a intercambiar miradas, los conozco y se que ninguno está de acuerdo, sin embargo mi madre suspira.
—Está bien, pero solo por un rato. Te recogeremos en este mismo lugar. ¿Entendido?
—¡Gracias, mamá! —respondo, tratando de ocultar mi emoción y sorpresa.
—Y mantén tu teléfono encendido. Cualquier cosa, nos llamas de inmediato —añade mi padre, aún con una pizca de reticencia.
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Un tatuaje sin tinta
Roman pour Adolescents«Decisiones» cosas que definen nuestra vida, y de ellas depende si cometemos errores o no lo hacemos, 24/7 estamos decidiendo, elegimos entre muchas cosas y de esas elecciones depende nuestro día a día, nuestra vida... Y con tan solo una, con tan so...