XCV: Acusaciones

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Entraron por la puerta de la cocina donde Califa y Hade los recibieron con alegría y cariño. Zeth se dejó abrazar por la abuela de su mejor amigo por un rato largo. Se notaba que había estado muy preocupada por él.

—Suerte que Samira estaba allí para cuidarte. Espero que no la hayas hecho renegar mucho...— dijo Califa inspeccionando su rostro.

—Bueno... Solo un poco. Es que te extrañaba a ti. — le sonrió con picardía Zeth.

—No tienes remedio, luego hablaré con Samira yo, ya verás, no tendrás dulces por semanas si te portaste mal con ella. — dijo Califa siguiéndole el juego mientras también se sonreía.

Samira sonrió cuando califa la miró para corroborar que estaba bien, le encantaba ver como Zeth se las arreglaba para siempre hacerla reír y renegar un poco a la vez.

—Cuéntanos como está Farah, Amin y mi sobrino o sobrina. — dijo Zeth cambiando de tema.

—Están muy bien. El médico controla casi todos los días el estado de Farah, lo peor ya pasó, el reposo es solo por precaución, es una muchacha fuerte, y ese niño o niña que esperan es igual de resistente. Tu sobrino sigue creciendo, la fiebre no le hizo ni un rasguño Amín es el que anda como gato enjaulado, apenas se enteró de que habías sido herido, estalló en furia, Seb tuvo que apaciguarlo y discuten con Zahid casi todos los días. Pero Farah lo mantiene en casa, gracias a los dioses, porque ya hubiera hecho quien sabe qué locura. — dijo la mujer ofreciéndoles algo para comer.

—Mañana, después de ver a mi madre, hablaré con el...— dijo Zeth con seriedad mientras Califa le palmeaba el hombro.

—Ahora, será mejor que vayan al salón... Le dejaré a Hade una bandeja de comida casera para ustedes así se las lleve cuando les prepare el baño. Tienen caritas de cansados, deben descansar mis niños — dijo la mujer con severidad mientras tomaba el rostro de Samira y le besaba la frente.

—Subiré a sus cuartos y les prepararé los baños ahora mismo. — dijo Hade antes de salir.

—Muchas gracias — dijo Samira deseando en lo mas profundo sumergirse en un baño de sales de los que sabía, Hade era la mejor preparándolos.

Se dirigieron al salón acompañados por Seb y para sorpresa de Samira la voz de Zahid sonaba crispada y parecía hablar con Selim.

—...No tiene esa potestad aquí, señor. No puede interrogar a los hombres de mi hermano todos los días como si fueran prisioneros. ¿Qué más quiere que declare Mehmet ahora? — Zahid estaba de pie se había puesto delante de Mehmet y discutía efectivamente con Selim.

Cuando ellos entraron el silencio fue inmediato. Samira se asomó tímidamente de detrás de Zeth y tomó con fuerza su robusta mano. El salón estaba concurrido casi por todos los habitantes de la casona ya que parecía que la discusión había empezado momentos antes de la cena.

—Por el mismo Seth... Ya estás aquí...— murmuró Zahid con asombro al ver a su hermano.

Mehmet sonrió con brillo en sus ojos de admiración y Tamara fue la primera en dar un brinco y salir corriendo a abrazar a su amiga.

—¡¡¡Samira, que alegría que estés de regreso!!!— dijo la muchacha abalanzándose sobre su amiga quien no tuvo más remedio que soltar a Zeth para corresponder al abrazo de Tamara.

—Si, estamos bien... También me alegro de verlos. — dijo Samira con calma.

Pronto fue rodeada por Latifa, Mohamed, Melanie y Josh, quien extrañamente tenía un aire solemne y con el rosto de una fingida preocupación.

Los hijos del DesiertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora