La sala de tribunal estaba sumida en un silencio tenso, uno de esos silencios que se cuelan en el aire y lo hacen espeso. Cada respiración sonaba fuerte, y el sonido del reloj en la pared, marcando los segundos con una precisión insoportable, era lo único que podía escucharse, como si el tiempo mismo estuviera en pausa.
Dave miraba las paredes, pero en realidad no veía nada. Todo lo que podía ver era el camino que lo había llevado hasta allí, las decisiones que había tomado, y la historia que ya no podía cambiar. Las huellas de lo que había hecho estaban impresas en su piel, grabadas en su mente, y no importaba cuántas veces lo intentara, no podía borrar la verdad.
—El tribunal ha comenzado —dijo la voz grave del juez, cortando el aire como un cuchillo afilado.
Dave estaba sentado en su silla de ruedas, sus manos temblando ligeramente sobre los reposabrazos. Ya no podía levantarse, ni moverse como antes. No que hubiera mucho adónde ir. Pero todo en él, desde el dolor en sus piernas hasta el peso en su pecho, le recordaba que el hombre que había sido en el pasado ya no existía. ¿Cuántas veces había deseado no estar allí? No ser ese hombre, no haber llegado hasta el punto de no retorno. Pero la realidad era la que era, y los recuerdos lo acosaban, lo perseguían, como si la condena fuera más que una sentencia, sino una carga imposible de soltar.
La verdad lo había alcanzado.
—Señor Dave —dijo el juez, su mirada fría como el metal, su voz distante pero cortante—, ¿desea decir algo antes de que procedamos a la deliberación del jurado?
Dave levantó lentamente la cabeza. No tenía fuerzas para levantarse, para ponerse de pie como en los viejos tiempos. Todo lo que le quedaba era su voz, y sabía que la había perdido hace mucho. La gente lo miraba, pero ¿qué podían ver? ¿Quién era él ahora? La imagen del hombre que había sido en el pasado, tan lleno de orgullo, tan lleno de odio, parecía una sombra distante.
—No sé qué más decir —contestó, su voz rasposa, como si hubiera estado atrapado dentro de un pozo durante años—. Lo que hice... lo hice porque... pensé que era la única forma de salvarme. Pensé que si no lo hacía, perdería todo.
Se detuvo un momento, respirando profundamente, pero cada respiración parecía ser más pesada que la anterior.
—No sabía... No sabía que perderlo todo era lo que iba a terminar pasando —añadió con una mueca amarga en los labios, mirando hacia el suelo.
La primera vez que lo vio...
La primera vez que lo vio estaba en una casa en ruinas, rodeado de recuerdos que ya no le pertenecían. Todo parecía estar en su lugar, pero había algo que se rompió esa noche. La imagen de Bambi estaba grabada en su mente, pero no de la forma en que la recordaba. No la sonrisa que solía ver, ni la forma en que Bambi siempre le hacía sentir que todo iba a estar bien. No. Esa noche todo había cambiado.
Bambi estaba allí, en la esquina de la casa, con alguien más. Y en ese momento, en el espacio que parecía vacío, el corazón de Dave se rompió. No podía entenderlo, no podía aceptarlo. Alguien más. Esa simple frase retumbó en su mente una y otra vez. El dolor lo consumió tan rápido que apenas tuvo tiempo para pensar. ¿Qué significaba esto para él? ¿Era el final de todo?
El rencor que sintió fue inmediato. Y aunque la ira es una emoción peligrosa, la desesperación es peor. Fue esa desesperación lo que lo empujó a hacer lo que hizo. Creyó que tenía que actuar.
Recordó cómo había caminado hacia la cocina, cómo sus manos temblaban mientras sostenía el cuchillo. Pensó que si lo hacía, si tomaba el control de la situación, podría salvar lo que quedaba de su vida, lo que quedaba de su amor. Pero lo único que salvó fue su propia destrucción.
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Lo que quedó de nosotros (Dave and Bambi AU)
FanfictionDespués de la trágica muerte de Bambi, Dave y su hijo Tristán tienen que enfrentarse a la vida sin la persona que los unía. Lo que debería ser un simple "volver a la normalidad" se convierte en un caos de salud mental deteriorada y emociones destrui...