Ascensor

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Kwon permaneció inmóvil en el vestuario por un momento eterno después de que Tori se marchó. El eco de sus palabras seguía resonando en su cabeza, junto con la culpa que había intentado ignorar.

No me trates como si no estuviera de tu lado.

Aquella frase se clavó en su mente, desplazando todo lo demás. La había lastimado, y aunque pretendiera justificarlo como parte de su forma de protegerse, sabía que no era excusa. Se levantó con un suspiro, su cuerpo tenso, como si llevara un peso que no podía soltar.

Cuando salió al pasillo, el bullicio de las celebraciones de las semifinales lo envolvió. Podía escuchar los gritos de entusiasmo y las risas provenientes del área principal, pero nada de eso le importaba. La buscó con la mirada, avanzando rápidamente hasta que divisó su figura al final del pasillo, esperando frente al ascensor.

Tori estaba con los brazos cruzados, mirando las puertas metálicas cerradas, claramente atrapada en sus pensamientos. Parecía tan fuerte como siempre, pero había algo en la caída de sus hombros que lo hizo acelerar el paso.

Cuando llegó a su lado, ella lo notó y se giró, sus ojos encontrándose. No dijo nada al principio, pero su mirada hablaba por ella: una mezcla de enojo, dolor y algo más que Kwon no supo descifrar de inmediato.

—¿Qué haces aquí? —preguntó ella finalmente, su voz más fría de lo que esperaba.

Kwon dudó, las palabras atrapadas en su garganta. Pero no podía perder esta oportunidad.

—No podía dejarlo así —dijo finalmente, su tono bajo pero firme.

Tori dejó escapar una risa corta y amarga, sacudiendo la cabeza.
—¿Ah, no? Porque hace cinco minutos parecías bastante dispuesto a hacerlo.

Las puertas del ascensor se abrieron con un suave ding, pero ninguno de los dos se movió. Kwon sabía que este era el momento de hablar, o la perdería. Dio un paso adelante, cerrando la distancia entre ellos.

—Me equivoqué —admitió —Tengo miedo. Pero no quiero alejarte. No puedo.

Tori lo miró, evaluándolo, su respiración un poco más rápida de lo normal. Finalmente, giró hacia el ascensor y dio un paso para entrar. Pero Kwon la siguió, tomando su mano antes de que pudiera alejarse. Ella se detuvo, todavía sin enfrentarlo por completo.

—No sé si puedo seguir con esto si cada vez que algo te pesa, me apartas como si no importara —dijo, y su voz tembló —. Yo no soy invencible, Kwon. Tampoco quiero serlo.

Él sintió que esas palabras lo atravesaban como un golpe. Sabía que tenía razón, y verla tan vulnerable lo golpeó más fuerte que cualquier patada en el tatami.

—No tienes que serlo —dijo, dando otro paso hacia ella. Ahora estaban tan cerca que podía sentir su respiración entrecortada—. Tori, tú me importas más de lo que puedo decir. Solo… no soy bueno en esto, pero quiero intentarlo.

Ella se giro para observarlo en silencio por un momento, como si buscara algo en su expresión. Las puertas del ascensor comenzaron a cerrarse, y Kwon pudo ver cómo estaban subiendo a otro piso.

—No quiero perderte —añadió. Con un movimiento suave, tomó su cintura y la abrazo, atrapándola, Tori abrió los ojos sorprendida, pero no dijo nada. Y Kwon no perdió más tiempo.
La besó, mientras que la sostenía como si temiera que pudiera desaparecer.

—Tienes que prometerme que no vas a volver a alejarme —dijo ella, alejándose apenas de el.

Kwon asintió, mientras se mantenía con la frente apoyada en la de ella.

—Lo prometo — dijo mientras se volvían a besar, esta vez con una mezcla de ternura que hablaba más que cualquier palabra. En momentos como este, ambos recordaban que, a pesar de todo lo que cargaban sobre sus hombros, aún eran jóvenes. Jóvenes que descubrían lo que significaba estar realmente conectados con alguien. Kwon lo sabía con certeza ahora, cada vez que miraba a Tori. Estaba enamorado de su fuerza, de su vulnerabilidad escondida, de la forma en que lo entendía sin que él tuviera que explicar nada. Y, por primera vez, no le importaba sentirse vulnerable si eso significaba tenerla a su lado.

—Tori —murmuró contra sus labios, su voz ronca por la intensidad del momento—. No tienes idea de lo que significas para mí.

Sus palabras salieron sin filtro, pero eran reales, y por un instante, el mundo pareció detenerse. Tori lo miró, sus ojos brillando con emoción, como si nunca esperara escuchar eso de alguien, mucho menos de él. Kwon la atrajo nuevamente hacia él para darle otro beso pero el ding del ascensor los obligó a separarse cuando las puertas se abrieron.

—Extrañaba tus besos —murmuró el.

Tori levantó una ceja, con una media sonrisa. —Después podemos recuperar el tiempo —respondió, rozando sus labios una vez más, antes de tomarlo de la mano y salir juntos del ascensor

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⏰ Última actualización: 6 days ago ⏰

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