Ella es mi hija

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Dante

Estamos todos en el jet; llevo en mi mano los papeles. Veo a mis acompañantes que están amarrados muy bien para que no se escapen.

—Espero y disfruten su estadía en Rusia; es hora de volver a casa —les digo a todos.

—¿Qué harás con nosotros? —me preguntó Ava en un tono desafiante.

—Solo recuerda lo que me hiciste hacerle a mi niña y tienes tu respuesta —le respondo con una enorme sonrisa de sanguinario.

—Yo te puedo ser de mucha ayuda, Dante, por favor, no me mates —habla Silvana, rogándome.

—Dime, si te mataran un hijo, ¿tendrías piedad del asesino? —les preguntó y la miró muy atentamente. Y no me responde. —Sí eso creí. Y tú no te quedas atrás, Fabio, me robaste al que pensé que era el amor de mi vida, me enseñaste la verdadera cara de esta perra, pero no sé, me olvida el dolor que pasé, así que sufrirás el mismo dolor.

—¿Qué piensas hacer cuando llegues con tu madre? —me interrumpió Mateo, que está sentado en una esquina.

—Creo que no te mereces saber mis planes. Tú me has escondido cosas —le digo.

—Podemos hablar en privado —me sugiere Mateo. Me levantó de mi asiento y camino a la parte trasera del avión. Mateo me sigue. Escucho cómo cierra la cortina.

—¿De qué quieres hablar? De tus secretos y mentiras, no sé si confiar en ti —le digo enojado.

—¿Qué necesitas para demostrarte que estoy de tu lado? —me preguntó.

—Es algo muy fácil. Entrégame a tu madrastra; tengo que saber la verdad y mi niña también. Que sepa la razón de mi err... —No terminó la palabra; mi orgullo me lo impide.

—¿Crees que con eso la tendrás de nuevo contigo? —me dice enojado. Eso me hace sospechar más mis dudas.

—Necesito que ella sepa la verdad de su maldita madre y claro que quiero que esté conmigo; haré todo para que así pase —mencionó muy decidido.

—Ella no regresará contigo. Ella está con otro hombre —me reprocha en un tono molesto.

—¿Sigues enamorado de ella, verdad? —le preguntó muy atentamente.

—Sí, ella no merece estar contigo —me declara enojado.

—¿Y crees que ella estará con una basura como tú? Estás embarrado hasta el cuello de esta mierda igual que yo. Pero si me entero de que has estado tramando cosas a mis espaldas, sabes cómo es que se paga la traición.

—Yo soy fiel a ti y te lo demostraré entregándote a mi madrastra —me expreso muy decidido.

—Eso espero —le advierto y salgo de ahí y regreso a mi asiento.

Pasan las horas y el jet comienza a descender, hasta que por fin aterriza. Veo que mis hombres sacan a mis tres juguetes nuevos. Los meten en un auto diferente al mío. Me meto en el otro auto y comienza a moverse.

Siento en mi bolsillo como mi teléfono vibra, lo tomo y veo en la pantalla el número de mi madre. Decido rechazar su llamada; no quiero hablar con ella. Lo más seguro es que ya sepa que es la verdad, pero la tengo que ver cara a cara, ver cómo reacciona ante las cosas que le diga.

Nos vamos durante un rato en el auto; Mateo va conmigo. He notado su comportamiento extraño, sé que me oculta cosas y lo sabré.

Llegamos a mi casa. Mis hombres bajan a mis juguetes.

—Llévenlos al sótano —ordenó a uno de mis hombres—. Estarás en el lugar que desde un inicio debiste tomar.

Ava me observa y veo que está realmente enojada. Le lanzó un beso y después una seña o seña con mi mano.

Eres mi venganza y mi perdición Donde viven las historias. Descúbrelo ahora