Capitulo Once: Escondernos

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Habían pasado meses desde aquel regreso a casa que marcó un nuevo comienzo para Oliver y Valery. Sus vidas habían cambiado de formas que ninguno de los dos hubiera imaginado. Entre carreras, días en el apartamento y momentos en familia, los dos encontraron un ritmo que funcionaba para ellos. Sin embargo, había un detalle que los mantenía alerta constantemente: su relación seguía siendo un secreto.

Para los niños, Oliver se había convertido en una figura constante y cariñosa. Azul lo llamaba "Oli" con su tierna voz infantil, mientras que Levi no dejaba de presumirle a sus compañeros de escuela que conocía a un piloto de carreras en persona. Valery, por su parte, sentía que su mundo finalmente se había estabilizado, aunque el miedo de que todo se derrumbara nunca la abandonaba.

Pero lo que compartían, aunque complicado, era real.


El sol se filtraba por las cortinas del apartamento. Azul jugaba con sus muñecas en la sala mientras Levi armaba un rompecabezas en la alfombra. Oliver estaba en la cocina, preparando panqueques con una habilidad que Valery nunca hubiera esperado de él.

—¿Quién quiere panqueques con forma de auto? —preguntó Oliver, girándose hacia los niños con una sonrisa.

Levi levantó la mano entusiasmado.

—¡Yo! ¡Pero quiero uno de Ferrari, no de McLaren!

Valery soltó una carcajada desde la mesa donde tomaba un café.

—¿Sabes que tus habilidades como chef han mejorado mucho desde que te mudaste temporalmente aquí? —bromeó.

Oliver se encogió de hombros, girando otro panqueque en la sartén.

—Digamos que tengo motivación extra.

Ella rodó los ojos, pero no pudo evitar sonreír. Era difícil no sentirse feliz cuando Oliver estaba cerca.

Después del desayuno, los niños estaban ocupados viendo caricaturas. Oliver aprovechó para acercarse a Valery, que recogía los platos de la mesa.

—¿Qué tal si salimos a algún lado hoy? Podríamos llevar a los niños al parque o al zoológico.

Valery negó con la cabeza, bajando la voz.

—No podemos arriesgarnos, Oliver. Ya sabes cómo están los medios últimamente. No podemos darles ni una pista.

Oliver frunció el ceño, cruzándose de brazos.

—¿No crees que exageras un poco? Nadie sospecha de nosotros.

—Eso crees tú. Pero si alguien nos ve juntos con los niños, será imposible ocultarlo. ¿Te imaginas los titulares? "Oliver Bearman, de 18 años, involucrado con una madre soltera". Sería un escándalo.

Él suspiró, acercándose más a ella.

—Valery, ya hemos hablado de esto. No me importa lo que piensen los demás. Quiero estar contigo, ¿entiendes?

Ella lo miró a los ojos, su expresión suavizándose.

—Lo sé, pero no es tan simple. Tú tienes un futuro brillante, una carrera por delante. Yo solo... no quiero arruinar eso.

Oliver tomó sus manos, entrelazando sus dedos con los de ella.

—Tú no arruinas nada. Eres lo mejor que me ha pasado, Valery.

Ella sonrió, sintiendo cómo su corazón se aceleraba.

—Eres demasiado bueno conmigo, Oliver.

—Y tú eres demasiado dura contigo misma.

Más tarde, en la noche después de acostar a los niños, Valery y Oliver se sentaron en el sofá. Una película sonaba de fondo, pero ninguno de los dos estaba prestando atención. Valery tenía la cabeza apoyada en el hombro de Oliver, y él jugaba distraídamente con los mechones de su cabello.

—¿Alguna vez crees que podamos hacer esto sin escondernos? —preguntó Valery de repente, rompiendo el silencio.

Oliver tardó un momento en responder, mirando al techo como si estuviera buscando las palabras adecuadas.

—No lo sé. Pero no quiero que eso te preocupe, ¿vale? Si tenemos que mantenerlo en secreto por un tiempo, lo haremos. Lo importante es que estamos juntos.

Valery suspiró, levantando la cabeza para mirarlo.

—A veces pienso que deberías estar con alguien de tu edad, alguien que pueda...

Oliver puso un dedo en sus labios, interrumpiéndola.

—No vuelvas a decir eso. Estoy contigo porque quiero estar contigo. Y porque me enamoré de ti, Valery. No me importa lo que diga el mundo.

Ella sintió un nudo en la garganta, pero asintió. Sabía que Oliver era sincero, pero el peso de la situación seguía siendo abrumador.

Los medios al acecho

Aunque habían sido cuidadosos, Valery no podía ignorar los pequeños comentarios que a veces veía en redes sociales. Fotos borrosas de Oliver entrando a su apartamento o videos de él jugando con Levi en un parque despertaban rumores en foros de fanáticos. Hasta ahora, nadie había hecho una conexión sólida, pero sabía que era cuestión de tiempo.

Una tarde, mientras Oliver estaba en una reunión con su equipo, Valery recibió un mensaje de su hermana Deylani.

—He visto algo en Twitter. ¿Estás segura de que nadie sabe lo tuyo con Oliver?

El corazón de Valery se hundió mientras abría el enlace que su hermana le había enviado. Era una publicación que mostraba una foto borrosa de Oliver y Valery entrando juntos a un restaurante. Los comentarios estaban llenos de especulaciones.

—"¿Quién es la mujer? ¿Su nueva novia?"
—"Se ve mayor... ¿quizás una hermana?"
—"No puede ser su madre, ¿verdad?"

Valery apagó el teléfono, sintiendo cómo la ansiedad se apoderaba de ella.

Esa noche, cuando Oliver volvió al apartamento, ella lo confrontó.

—Oliver, tenemos un problema.

Él dejó su mochila en el suelo y se acercó a ella.

—¿Qué pasó?

Le mostró la publicación, y él frunció el ceño al leerla.

—No es tan malo, Valery. Solo están especulando.

—Pero si siguen investigando, podrían descubrirlo. Y tú sabes lo que eso significa para ti.

Oliver suspiró, pasándose una mano por el cabello.

—Sé que es complicado, pero no quiero vivir con miedo todo el tiempo. No quiero esconder lo que siento por ti.

Valery lo miró, sintiendo una mezcla de miedo y admiración por su valentía.

—Yo tampoco quiero esconderlo, Oliver. Pero necesito que me prometas que serás cuidadoso. Por ti, por los niños... por nosotros.

Oliver la tomó de las manos, inclinándose para besarla con ternura.

—Lo prometo, Valery. Haremos esto a nuestro ritmo, sin presiones.

Ella asintió, sintiendo un poco de alivio. Aunque los desafíos seguían presentes, sabía que mientras estuvieran juntos, podrían enfrentarlos.

Esa noche, después de asegurarse de que los niños estuvieran dormidos, Oliver y Valery se acurrucaron en la cama. Él la abrazó por detrás, apoyando la barbilla en su hombro.

—Te amo, Valery —murmuró, su voz suave y llena de sinceridad.

Ella cerró los ojos, dejando que esas palabras llenaran su corazón.

—Yo también te amo, Oliver.

Ambos sabían que el camino por delante no sería fácil, pero por primera vez en mucho tiempo, Valery sintió que estaba exactamente donde debía estar: en los brazos de alguien que la amaba por lo que era.

Getaway Car ─ Oliver BearmanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora