LA SECRETARIA

Capítulo 7

Aviso para navegantes: no hay mucho, pero sí un poco de "calor".

Capítulo 7.

Pasos.

Fina llegó a casa y se encontró a Carmen barriendo. La mirada de su amiga, escrutándola, la puso nerviosa.

- ¿Y bien? - inquirió. La sonrisa de Fina la delató. - Pero qué puta eres... - dijo Carmen agarrando un trapo y tirándoselo.

La risa de Fina invadió el salón.

- ¿Qué querías que hiciera? - le preguntó, recogiendo el trapo del suelo, más relajada.

- Pero una cosa - Carmen se acercó a ella y bajó la voz - ¿había estado alguna vez con alguna mujer?

- No... pero ni falta que le ha hecho - Fina se mordió el labio, recordando lo vivido.

- Entonces... ¿qué vais a hacer?

- No lo sé - Fina suspiró, sabiendo que en algún momento tendrían que hablarlo.

- Porque supongo que tú no quieres solamente un folleteo... ¿no? - afirmó Carmen.

- Aun es pronto para hablar de eso... para Marta es la primera vez y no quiero atosigarla.

- Vale... pero recuerda también poner tus límites Fina. No olvides que Marta...

- Que está casada, sí - terminó Fina la frase, visiblemente molesta. Carmen frunció el ceño. - Joder Carmen, vengo de pasar la mejor noche de mi vida, ya sé todo lo que hay alrededor de Marta... pero no quiero estropear la felicidad que siento tan pronto.

Fina bajó la mirada, y Carmen la tomó de la mano.

- Está bien... yo sé que tú sabes lo que haces. Solo cuídate, prométemelo.

La morena la miró y le sonrió.

- Te lo prometo.

Fina se puso manos a la obra limpiando con Carmen y luego fue a la ducha. Se cambió y salió a casa de su padre para comer con él, quedando con encontrarse con Carmen y Claudia más tarde para tomar un café.

Mientras Marta, incapaz de mantenerse en casa sin pensar en otra cosa que no fuera Fina, salió al gimnasio con Luz. Después de una hora de ejercicio, se sentaron en una cafetería a reponer fuerzas.

- Has estado muy callada todo el rato... - comentó Luz, mientras abría una botella de agua.

- ¿Callada? - Marta miró por enésima vez el móvil.

- Sí... como ausente... como conteniendo algo... - Luz observaba a su amiga.

- No sé por qué lo dices - Marta guardó el móvil y cruzó las manos encima de sus piernas, nerviosa.

- Bueno... no es normal que me llames un sábado a medio día para ir al gimnasio... cuando eso ha pasado es porque el día anterior ha sucedido algo... - continuó Luz.

Marta suspiró. El secreto que guardaba le estaba aplastando y sentía la imperiosa necesidad de dejarlo salir de algún modo. Sus dedos comenzaron entonces a jugar con la cremallera de su chaqueta, subiéndola y bajándola.

- ¿Qué pasa Marta? - insistió Luz, aproximándose a ella.

- Anoche me acosté con una mujer - dijo de corrido y tan deprisa que no estaba segura de que Luz la hubiese entendido. Tomó su vaso y bebió agua.