XXVI

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Becky andaba en su bicicleta amarilla por las calles de su vecindario buscando a Namo y Freen con desesperación. Los parlantes de la ciudad comenzaron a sonar con una alerta y la voz de Saint, el antiguo guardaespaldas de la familia, se escuchó. 

Nos encontramos en aislamiento de emergencia. Por favor, abstenerse de salir de sus casas en este momento. Los niños serán llevados de vuelta a sus respectivos hogares por los autobuses escolares. Si necesitan suministros durante el período de bloqueo, llamen a este número que les llevará directamente a los servicios de emergencia. Esto no es un simulacro. En este momento Bangkok está bajo bloqueo. Cualquier persona que se encuentre en las calles sin una excusa válida será detenida.

El sonido ensordecedor de la alarma hizo que Becky se sobresaltara. A lo lejos, divisó a Freen y Namo y gritó sus nombres con desesperación. 

¡Becky, ¿qué sucede?! preguntó Freen, visiblemente preocupada. 

Becky tomó un momento para recuperar el aliento antes de responder. Los lobos atacaron la frontera. 

La expresión de sorpresa en el rostro de Freen fue evidente: ¿Qué?! Espera. ¿Ustedes saben...?

No hay tiempo para explicaciones, interrumpió Becky frenéticamente. ¡Tienes que irte! Papá y todos los demás te estarán buscando. Freen asintió, comprendiendo la urgencia de la situación. 

Debo regresar a la zona roja para averiguar qué demonios sucedió. 

Becky frunció el ceño al recordar las palabras de los trillizos sobre el supuesto mandato de Freen para atacar la frontera. Los trillizos dijeron que tú fuiste quien ordenó el ataque. 

Freen se golpeó la frente con frustración. Manaow tenía razón, los lobos no se quedarían tranquilos después de lo que hizo de tu padre. Tengo que irme, dijo rápidamente mientras Namo salía corriendo tras ella, Becky detrás. 

Quiero ir contigo, insistió, pero Becky la detuvo. 

Namo, es peligroso, le advirtió Becky. Sin embargo, Namo estaba decidida a seguir a a Freen y esta tuvo que ceder ante su determinación. Con la alarma de una patrulla sonando cada vez más cerca, Freen tomó a Namo y la subió a su moto. 

¿Crees que puedes seguirnos el paso? preguntó Freen, mirando a Becky con preocupación. 

Esta miró dudosamente entre su bicicleta y la moto de Freen. Impaciente, Freen la ayudó a acomodarse en la moto junto con Namo y las tres se alejaron rápidamente del lugar, perseguidas por cinco patrullas. En la distancia se divisaban las siluetas imponentes de tres lobos gigantes idénticos.


Dentro de la escuela de Becky y Namo, los maestros Kaoja y Tor Apasiri se encontraban en su salón intentando localizar a su hijo Frank. El olor a tiza y libros viejos impregnaba el aire mientras esperaban a que el chico llegara al punto de encuentro. Los rayos del sol entraban por las ventanas, iluminando el polvo en suspensión. Kaoja revisó su celular nuevamente, buscando desesperadamente alguna señal de su hijo. Sin embargo, solo había silencio en respuesta.

¿Estás seguro de que le avisaste que nos encontraríamos aquí antes de que se fuera la señal?, preguntó Kaoja a Tor con preocupación.

Estoy seguro, mi amor, respondió él, mostrándole el mensaje enviado a Frank. Incluso Frank leyó el mensaje.

Kaoja miró afuera del salón, buscando alguna señal de su hijo. Pero no había rastro de él.

Un anuncio resonó por los parlantes del salón, interrumpiendo sus pensamientos. Todos los estudiantes, maestros y personal administrativo deben salir de la escuela y regresar a sus casas inmediatamente. Cualquier persona que sea encontrada fuera de sus residencias sin una razón válida será arrestada por la policía de Bangkok. Esto no es un simulacro.

Kaoja contempló la situación con nerviosismo mientras agarraba su bolso. Tor trató de calmarla, sugiriendo que quizás Frank ya estaba camino a casa en uno de los autobuses escolares.

Amor, sé que no quieres irte sin él, pero tal vez lo subieron a uno de los autobuses para acompañar a los chicos, dijo Tor con optimismo.

Kaoja suspiró y dejó una nota rápida en el escritorio por si su hijo aparecía y ellos no estaban. Espero que tengas razón, murmuró mientras salían apresuradamente de la escuela.

Mientras tanto, Frank Apasiri se encontraba escondido en un salón cercano al de sus padres, observando la situación con preocupación. Lo siento, pero tengo que averiguar más sobre mi pasado, dijo mientras acariciaba el colgante que llevaba puesto. 

Era un diseño único: una luna menguante siendo atravesada por una lanza. Con determinación en su mirada, Frank decidió arriesgarse a ir hacia la zona roja donde sabía que podría encontrar información acerca de la familia que lo abandono.


En un edificio apartado de la zona roja, Culebrita se encontraba reunido con otros cuatro alfas. Dos de ellos habían golpeado brutalmente a Manaow, dejándola inconsciente en el suelo. El plan de Culebrita estaba saliendo a la perfección.

¡Necesitamos más refuerzos en la frontera! ¡Están acabando con nosotros! exclamó un chico conocido como El Cobra, visiblemente preocupado.

Solo hay que mantener la calma, Alex. La frontera es lo de menos, respondió Culebrita, ignorando el pedido de su hijo y llamándolo por su nombre real.

¡Te he dicho mil veces que me llames Cobra, papá!, replicó el joven molesto.

Culebrita simplemente sonrió y colocó su brazo sobre el hombro de su hijo. Mira, mientras Chankimha y Armstrong están distraídos peleando, nosotros nos robaremos el ñakariy y por fin acabaremos con Chankimha. Seremos los verdaderos líderes que nuestro clan merece, tal como nuestros ancestros lo fueron antes de que la plaga Chankimha invadiera.

Pero... ¿qué haremos con el hermano de Sarocha?, preguntó Cobra vacilante.

Eso es solo un invento sin fundamento, hijo. Si William y su esposa hubieran tenido un hijo más, yo sería el primero en saberlo, declaró Culebrita con orgullo. Palmeó la espalda de Cobra y soltó una carcajada. El linaje Chankimha muere con Sarocha.

Quiero verla arrodillada suplicando clemencia, dijo Cobra entre dientes, con el rostro contraído en una expresión de venganza. Culebrita le acarició el cabello con ternura, prometiéndole justicia.

Puedes estar tranquilo, hijo. Freen pagará por lo que hizo su padre. Pagará por habernos quitado a tu madre y a tu hermano, susurró Culebrita con determinación. Llevo años esperando para vengar a Susana y lo haremos juntos. Culebrita y Cobra se abrazaron y mantuvieron sus frentes pegadas en una muestra de unidad y determinación. 

El verdadero nombre de Culebrita es Emiliano, el alfa de Susana. Sin embargo, él nunca utilizaba su nombre real y el clan nunca supo quién era el tal Emiliano que estaba con ella. Alex era el primer hijo de Susana, nacido durante los primeros meses de su mudanza a la zona roja. Cuando murió, estaba esperando un segundo hijo de Emiliano.

Las GemelasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora