Capítulo 71

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El Prius azul oscuro se detuvo suavemente en la entrada. Caitlyn revisaba su teléfono, deslizando la pantalla con calma mientras esperaba. El ruido de una puerta cerrándose con fuerza rompió el silencio, seguido de una voz despreocupada:

—¡Ya voy!

Vi apareció bajando los escalones, ajustándose la chaqueta y caminando hacia el auto con una sonrisa.

—Entonces... —dijo mientras se sentaba en el asiento del copiloto—, ¿nos vamos a lucir o qué?

Vi la miró de arriba abajo, notando el elegante vestido negro que había visto en la foto, ahora acompañado de una chaqueta a juego. Su cabello estaba ligeramente ondulado, y unos pequeños aretes brillaban bajo la tenue luz del atardecer.

—Es una cena benéfica —respondió Caitlyn con tono neutral, aunque una ligera sonrisa asomó en sus labios—. No es un desfile.

Vi soltó una risa baja.

—Ah, ya entiendo. Entonces, ¿me comporto o puedo ir a conquistar un par de corazones?

Caitlyn giró los ojos mientras arrancaba el auto.

—Vi, no hagas que me arrepienta de invitarte.

—Tranquila, detective. Estaré en modo impecable... bueno, casi.

La música llenó el espacio mientras el auto avanzaba por las calles. Caitlyn conducía con su típica calma, mientras Vi echaba una mirada rápida a su propio atuendo: un traje azul oscuro con una corbata ligeramente más clara y sus habituales piercings plateados que, según ella, siempre le daban el toque perfecto.

—Bueno, al menos hoy te vestiste como una persona normal —comentó Caitlyn de repente, rompiendo el silencio.

Vi levantó una ceja, divertida.

—¿Normal? ¿Esto? Vamos, admitelo, me veo genial.

—Mejor que con esa camiseta rota y esos pantalones de cuero de la conferencia, eso seguro.

—¡Eso fue icónico! —protestó Vi, cruzándose de brazos—. Representaba perfectamente al personaje. Además, me veía... impresionante.

Caitlyn soltó una pequeña risa nasal, pero no dijo nada.

—¿Qué? Admítelo —insistió Vi con una sonrisa de suficiencia.

—Estabas... aceptable —respondió Caitlyn, aunque la curva en sus labios la delató.

El trayecto en auto fue tranquilo, apenas un par de calles secundarias después de atravesar la ciudad. El salón de banquetes apareció ante ellas con sus muros de ladrillo rojo. Caitlyn estacionó frente al lugar, entregándole las llaves al valet con la calma que la caracterizaba. Vi, por su parte, se mantuvo a un lado, observando con las manos en los bolsillos.

—¿Un brazo para la señorita? —bromeó Vi, extendiéndolo con una sonrisa maliciosa.

Caitlyn negó con la cabeza, divertida, y empujó suavemente el brazo hacia abajo antes de empezar a caminar hacia la entrada.

—Me sorprende que quisieras venir —comentó mientras subían los escalones—. Siempre te quejas de lo mucho que odias este tipo de eventos. Generalmente solo vienes cuando Jinx está involucrada.

Vi jugueteó con el cuello de su camisa, ajustando la corbata como si le incomodara.

—Supongo que ahora tengo dos razones para aguantar estas cosas.

Caitlyn sintió una ligera tensión, pero no respondió. Solo abrió la puerta, dejando que el silencio hablara por ambas.

El interior del salón estaba decorado con mesas redondas cubiertas por manteles blancos. Al fondo, un escenario iluminado en tonos púrpura y rosa destacaba sobre el resto del lugar. Cerca del atril, un cartel dorado detallaba el objetivo de la noche: recaudar fondos para un centro de ayuda a jóvenes sin hogar. En la parte superior del cartel estaba escrito el nombre de Caitlyn.

—No tenemos que sentarnos todavía, pero creo que la cena empieza a las siete y media —murmuró Caitlyn mientras revisaba una mesa llena de tarjetas de lugar. Encontró la suya y la giró distraídamente entre sus dedos—. Mi discurso es a las ocho.

Vi, que había estado observando el cartel con atención, alzó una ceja.

—¿Vas a dar un discurso?

—Soy una de las principales patrocinadoras —respondió Caitlyn mientras se apartaba un mechón de cabello de la cara. Su tono era casual, pero sus manos traicionaban un leve nerviosismo—. Odio hablar en público, pero parte del patrocinio es eso: atraer atención. Y, bueno, soy una figura pública. —Se encogió de hombros con una pequeña sonrisa—. ¿Por qué no aprovechar y ver si alguien siente suficiente envidia como para intentar superar mi oferta el próximo año?

Vi silbó, impresionada, mientras echaba otro vistazo al lugar.

—Eso es jugar a otro nivel. Me gusta.

Caitlyn dejó la tarjeta sobre una mesa asignada y se apoyó en el borde, cruzando los brazos mientras observaba el escenario.

—No tengo idea de con quién nos sentaron, pero cada vez estoy más segura de que este no es tu tipo de ambiente. Lo siento si te resulta incómodo.

Vi la miró de arriba abajo, sin disimular, y sonrió con malicia.

—No te preocupes, Cait. Creo que va a valer la pena.

Caitlyn soltó un suspiro, cubriéndose el rostro con una mano.

—Ay, por favor...

La cena resultó ser más soportable de lo que Caitlyn temía.

Los otros invitados en su mesa eran mayores: una pareja casada y la hermana de la mujer. Ninguno parecía reconocerlas como actrices, aunque el hombre soltó un emocionado “¡Ah, Kiramman!” al escuchar el apellido de Caitlyn y se lanzó a contar anécdotas sobre sus tratos comerciales con una empresa de la familia. Al enterarse de que Vi no tenía conexiones familiares debido a su pasado en el sistema de acogida, solo asintieron con aprobación y felicitaron su presencia en el evento.

El servicio fue lento, la sopa llegó tarde y la cena se alargó más de lo esperado. Aun así, tanto Caitlyn como Vi disfrutaron del ambiente relajado y de las pequeñas conversaciones, cómodamente sentadas una junto a la otra.

—Entonces... —comenzó el hombre mayor mientras terminaba la crema de calabaza, rascando levemente el fondo de su plato con la cuchara—, ¿cuánto tiempo llevan juntas?

Rumores (Terribles y Verdaderos) - TraducciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora