♡Capítulo 52♡

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"Nunca digas "Cuando se quiere se puede", porque no te imaginas cuanto quise y no se puedo

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"Nunca digas "Cuando se quiere se puede", porque no te imaginas cuanto quise y no se puedo."

-Mario Benedetti.

CAPÍTULO 52
♥︎Una respuesta, un amor aguardando♥︎

—Uziel... —gimo, su nombre escapando de mis labios como un ruego, como si decirlo le diera aún más sentido a lo que estamos haciendo.

Él responde con un gruñido bajo, sus manos en mi cintura, firmes pero cálidas, guiándome como si supiera exactamente lo que necesito. El cuarto está lleno de sonidos; nuestras respiraciones, el crujir de las sábanas, los suspiros que no podemos reprimir. La noche nos envuelve, y todo lo que importa es este instante, este momento donde no hay espacio para nada más que nosotros dos.

Cuando el clímax nos alcanza, me aferro a sus hombros con fuerza, temblando mientras su cuerpo se tensa bajo el mío. Él se hunde en la cama, cerrando los ojos con un suspiro largo, y yo me dejo caer a su lado, exhausta, mi pecho subiendo y bajando mientras trato de recuperar el aliento.

Por un instante, solo hay silencio. Un silencio cómodo, lleno de todo lo que no hace falta decir. Su brazo se desliza alrededor de mi cintura, atrayéndome hacia él, y siento el calor de su piel contra la mía. La luna sigue entrando por la ventana, iluminando sus facciones relajadas, esa sonrisa medio torcida que siempre me deja sin palabras.

—Hacer el amor contigo... —dice de repente, su voz ronca, aún cargada de los restos de lo que acabamos de compartir —Es la segunda mejor cosa.

Giro mi rostro hacia él, todavía respirando con dificultad. Mi ceja se arquea en un gesto de confusión y curiosidad.

—¿Ah, sí? —murmuro, con una mezcla de incredulidad y diversión.

Él me mira, sus ojos brillando con esa chispa que siempre tiene cuando está a punto de decir algo que sabe que me hará reaccionar.

—Sí. La primera es escuchar mi nombre cuando sale de tu boca mientras gimes.

Me quedo en silencio por un segundo antes de que la risa me estalle en los labios. No puedo evitarlo. Su descaro, su forma de decir esas cosas como si fueran la verdad más absoluta, me desarma por completo.

—Eres un idiota —le digo, aunque el tono juguetón en mi voz lo contradice.

—Pero me amas —responde él, y su sonrisa es tan amplia que me doy cuenta de que no hay manera de negarlo.

—Tal vez —susurro, acercándome para besarlo, dejando que mis labios se encuentren con los suyos en un gesto lento, lleno de algo que no necesito nombrar.

Mientras me acurruco contra su pecho, sintiendo el ritmo constante de su corazón, cierro los ojos y dejo que la noche nos envuelva de nuevo. Con Uziel, cada palabra, cada gesto, parece una declaración, y aunque me cueste admitirlo, me gusta escuchar mi nombre en su boca tanto como a él le gusta escuchar el suyo en la mía.



Amor en línea [Love#3] ✔️ (Epílogo el 1/12)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora