Isaac
Voy a admitir que admitir que una parte de mi disfruta ver las caras de indignación de mis alumnos cuando les muestro los resultados de sus exámenes. En su momento casi sufro de un aneurisma cuando me tocó calificar, ¿cómo pueden poner tantas atrocidades? Tengo claro que no todos son buenos para los idiomas y que no a todo el mundo le gustan, pero tantos desastres no deberían ser legales.
Aunque mi mente se encuentra un poco dispersa, logro escuchar lo coloridos insultos que llueven hacia mi persona.
—En vez de insultarme y quejarse, deberían utilizar su tiempo en buscar en que fallaron y corregirlo para la próxima vez.
Los murmullos cesan y continúo con mi clase. Miente en ocasiones se desvía hacia la conversación que tuve con Snow y las múltiples discusiones con Aaron, eso que dijo que sus sentimientos, lo que me conto de la persona de la que estaba enamorado, la canción, sus nervios... Mierda, ¿cómo es que no me di cuenta? Fui yo todo el maldito tiempo.
Dora la exploradora a tu lado se queda pendeja.
No sé que habría pasado si me lo hubiese dicho. Si soy sincero, la atracción que sentí por Aaron fue real y quedó en el pasado. Pero, joder, ¿cómo la debió haber pasado él viéndome salir con su hermana? ¿como se siente ahora que está sucediendo... Algo con Snow? No quisiera que él se sintiera mal, nunca lo he querido. Tengo que hablar con él urgentemente.
Por suerte, el timbre suena haciéndome saber que mi última clase del día acabó. Al fin.
Comienzo a recoger mis cosas y devuelvo la despedida de algunos alumnos. Cómo si mis pensamientos lo hubiesen estado llamando, mi mejor amigo me sobresalta cuando toca mi hombro.
—Cabrón, que susto —me quejo.
—Queria pedirte perdón por hablarte así estos días. No tienes la culpa de lo que pasa en mi atolondrada mente. Me disculpo por como te hablé, no volverá a suceder —me enderezo para mirarlo, sus palabras son sinceras. Los días después de nuestra última discusión estuvieron malditamente tensos entre nosotros.
—Esta bien Aaron, luego tenemos que conversar. Tengo cosas que preguntarte —le informo y asiente con poca confianza en mis palabras.
—¿Sobre que tienenes que hablar conmigo? —en su voz se notan los nervios que carga. De alguna forma presiento que sabe de que tenemos que hablar, y eso solo refuerza lo que ya se.
—No es nada malo, no tienes de que preocuparte. Y hoy me encargo de poner yo la música —eso parece relajarlo y sonrío en mi interior.
Me cuelgo mi bolso del hombro y salimos juntos. En algún momento quisiera obtener un auto para que sea más fácil movilizarme. Es una de mis metas.
El trayecto lo hacemos en silencio y solo es interrumpido con el sonido de la música. O al menos hasta que Aaron decide hablar.
—Pronto harán dos años que mi hermana se fue... —su voz es un susurro tembloroso cargado de dolor, un dolor que comparto con él casi en la misma medida.
Mariana Steward tenía un futuro pro delante y esa horrible enfermedad se encargó de acabar con él.
—Lo se... —es toda mi respuesta mientras el nudo en mi garganta se vuelve más pesado y trago para deshacerlo.
Es increíble pensar que ella ya hace dos años no está con nosotros, que los últimos días de su vida los vivió en una sala de hospital hasta su último respiro. Que murió tomando mi mano y la de su hermano: las únicas dos personas que jamás la abandonamos.
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Las Palabras De Snow [Inspiración 1]
RomansaUna distancia mínima. Dos tipos de dolores diferentes. Dos entornos opuestos. Una cosa en común: ojos tristes. Snow e Isaac... Ambos tienen sus cargas, problemas y dolores propios y diferentes, pero ¿y si eso es lo que nos une? Una rara mezcla hech...