Matrimonio Concertado (kokonoi Hajime x Inui Seishu)

Dalia

"Llamas lejanas que queman razones y no entienden de corazones "

El primer día viviendo juntos es difícil. Kokonoi se levanta temprano, hace ejercicio, se baña, hace demasiado ruido. Ese hombre está en pie a las 7 de la mañana y él no puede salir antes de las 10 de su cama. Para empeorar lo hace levantarse a las 9 en punto para tomar el desayuno, así que, como una persona normal baja en pijama, despeinado y solo con la boca y la cara lavada a desayunar, para ser recibido con una mirada de juicio.

En su opinión puede irse a la mierda, no tiene ganas de cambiar sus hábitos, durante el día no hizo absolutamente "nada" según Kokonoi, pero sí hizo, le dijo que cocinar al chef, revisó los jardines, se aquivo un montón de veces al enterar a la habitación equivocada siempre que iba a la habitación principal, se arregló, y solo hablo con su esposo para pedir una tarjeta la cual le negó, además de que recibió un regaño por no sentar con Kalypso a revisar sus elementos de seguridad.

Para Kokonoi no fue diferente. No va a mentir. Sí, definitivamente había idealizado el comportamiento de Seishu. Resulta que el rubio era perezoso, desordenado, caprichoso y grosero. Se le olvidó decirles a los empleados que era el desayuno y terminaron comiendo lo que Hajime tuvo que elegir, solo se ducho luego del almuerzo y después vino a pedir una tarjeta de crédito, cuando intentó mejorar el comportamiento de Seishu con una charla este solo se levantó y se fue. Decide dejarlo en paz solo por ese día y simplemente ir a dormir. Lo que termina en otra sesión de Seishu babeando contra su cuello mientras lo asfixia acostándose sobre él.

La semana se resume en eso. Kokonoi simplemente ha estado suspirando exasperado y está poniendo de mal humor a Seishu. A ver, lo entiende en cierta parte, se supone que el cónyuge de los hombres de los clanes se encarga de la casa, pero él también fue criado para que alguien más maneje su casa, así que no, no sabe dar órdenes, no sabe dirigir a los empleados, y, además, él no tiene la culpa que a Kokonoi no le guste lo que manda a cocinar, aunque en su opinión nada le cuesta al hombre manejar la casa.

Kokonoi suspira está exasperado. Están comiendo pizza a las 9 de la noche porque a su lindo esposo se le olvidó decirle al chef que debía preparar — mañana puedes levantarte temprano, por favor, debo viajar a la casa de la abuela —.

Seishu lo mira mordiendo otro trozo de su pizza — no, vas tú solo, no necesitas que esté despierto para eso —.

Kokonoi empuja la punta de su lengua contra su mejilla — necesito que les órdenes a los empleados el desayuno, qué ropa empacar y...—.

— Hazlo tú —.

Kokonoi deja su trozo sobre la mesa — mira, estás agotando mi paciencia, entiende algo, tu posición en esta casa es para mantener el orden y la calma en mi lugar de paz —.

Seishu lo mira con un trozo en la boca y resopla — tendríamos paz si no fuera por tus suspiros de desaprobación —.

— ¿Ahora es mi culpa? Tú te la pasas haciendo nada, no sé qué mierda piensas, pero no, no sigues en la casa de tus padres de niño bonito, ahora tienes las responsabilidades de un esposo —.

— Y las estoy cumpliendo, pero no me voy a poner a limpiar o a cocinar como un esclavo —.

— Seishu, literalmente tu única obligación es ordenar y sentarte como una reina en el sofá gastando dinero —.

— Bueno, ya que te gusta mantener todo bajo control pues también controla la casa — dice levantándose

— La casa es tu obligación, si no puedes con esto cómo vas a controlar las casas aledañas cuando se me herede la totalidad del clan —.