𝐄𝐫𝐢𝐤 𝐋𝐞𝐡𝐧𝐬𝐡𝐞𝐫𝐫

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Fandom: Marvel (X-men)

Partes: 1/1

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Título: Reflejo en el Tiempo

Erik Lehnsherr no era un hombre particularmente sentimental. Su vida había sido un cúmulo de pérdidas, decepciones y cicatrices, tanto físicas como emocionales. A pesar de su edad, su mirada seguía siendo intensa, como si siempre estuviera evaluando el mundo y las personas que lo habitaban con un juicio severo.

La mansión de Charles Xavier nunca había sido su lugar favorito, pero en esta ocasión, se encontraba ahí por una razón muy específica: Kira, su nieta.

Venus, su hija, no había sido alguien con quien mantuviera una relación fácil. Desde pequeña, la tensión entre ellos había sido evidente, como si dos polos opuestos intentaran forzarse a convivir sin éxito. Venus tenía la testarudez de su madre, pero también una moral inquebrantable que chocaba constantemente con la visión pragmática y, a menudo, despiadada de Erik. Su matrimonio con Scott Summers había sido la última gota. Erik no podía soportar al líder de los X-Men, y el hecho de que su hija lo eligiera como pareja le había parecido una afrenta personal.

Sin embargo, algo lo había impulsado a aceptar la invitación esta vez: Kira. La pequeña tenía apenas un año y medio, pero ya era un tema recurrente entre los murmullos de la mansión. Todos hablaban de lo mucho que se parecía a Venus cuando era bebé.

Erik caminó por los pasillos hasta la sala común donde le habían dicho que estaba la niña. Al entrar, su mirada se posó en ella de inmediato. Kira estaba sentada en el suelo, rodeada de juguetes dispersos, pero completamente absorta en un oso de peluche al que parecía estar regañando con un tono balbuceante. Era rubia, con esos grandes ojos azules que lo miraban todo con una curiosidad inocente.

Algo se detuvo en el pecho de Erik.

Por un momento, no vio a Kira. Vio a Venus. Una Venus de otro tiempo, cuando era un bebé pequeño y vulnerable, antes de que la vida se interpusiera entre ellos. Recordó el día en que la sostuvo por primera vez, los pequeños dedos aferrándose a su pulgar con una fuerza sorprendente para alguien tan diminuto. Recordó haber sentido un destello de esperanza en ese instante, una promesa de algo mejor.

Pero esa esperanza había desaparecido con los años.

Kira levantó la vista y lo miró, inclinando la cabeza con curiosidad. Parecía evaluarlo, como si entendiera algo que ni siquiera los adultos podían ver. Luego, extendió una mano hacia él.

Erik dudó por un instante, pero finalmente se acercó, arrodillándose frente a ella. La pequeña no dijo nada, pero su mirada seguía fija en él, como si esperara algo. Lentamente, Erik tomó su pequeña mano entre las suyas.

―Eres igual a tu madre ―murmuró, casi para sí mismo.

Kira sonrió, aunque probablemente no entendía sus palabras. Con la inocencia propia de su edad, tiró de su mano, instándolo a sentarse en el suelo con ella. Erik no pudo evitarlo; accedió, dejando que la niña colocara un juguete en sus manos.

Pasaron algunos minutos en silencio, Kira balbuceando mientras le mostraba sus posesiones más preciadas. Erik no podía dejar de mirarla. Había algo en esa pequeña criatura que le recordaba un tiempo perdido, algo que lo conmovía de una manera que no esperaba.

Venus apareció en la puerta en algún momento. Su expresión era tensa, como siempre lo era cuando se trataba de él. Pero cuando vio a Kira en su regazo, su mirada se suavizó, aunque no dijo nada.

Erik levantó la vista hacia su hija y, por primera vez en mucho tiempo, no hubo reproche en su mirada.

―Es… como tú ―dijo, sin apartar la vista de Kira.

Venus cruzó los brazos, pero su tono fue más amable de lo usual.

―Lo sé.

Un silencio incómodo se instaló entre ellos, pero esta vez, no fue tan insoportable como en ocasiones anteriores. Kira, ajena a la tensión, siguió jugando con Erik, riéndose cada vez que él fingía que el oso de peluche cobraba vida.

Esa tarde, mientras Venus se llevaba a Kira a su habitación para la siesta, Erik se quedó sentado en el sillón de la sala. Cerró los ojos por un momento, permitiendo que los recuerdos de otro tiempo lo invadieran. Había cometido errores, muchos, pero quizás, a través de esa pequeña niña, aún quedaba algo de redención para él.

Quizás, al final, el reflejo de Venus en Kira no era un recordatorio de su fracaso, sino una segunda oportunidad.

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⏰ Última actualización: 2 days ago ⏰

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𝗢 𝗡 𝗘  𝗦 𝗛 𝗢 𝗧 𝗦 (𝐦𝐮𝐥𝐭𝐢𝐟𝐚𝐧𝐝𝐨𝐦)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora