Lukas siempre había sido un chico callado, pero cuando agarraba confianza se soltaba o hasta incluso aveces se llevaba a desconocer a pesar de ser un chico tímido, sus amigos lo querían por lo que era, aunque pocos sabían la lucha interna que lo carcomía. Entre ellos, Alejandro era su confidente, su mejor amigo desde la infancia. Un chico de 17 años, extrovertido, lleno de energía, siempre rodeado de risas y chicas, parecía tener todo lo que Lukas anhelaba una vida sencilla, sin preocupaciones.Desde que Lukas tenía 14 años, algo había comenzado a cambiar en él. Había notado que su amistad con Alejandro era diferente, más profunda. Las risas que compartían, las largas charlas sobre todo y nada, las tardes viendo películas en la casa de Lukas o jugando videojuegos... algo más crecía en su corazón. No lo comprendía del todo, pero cuando estaba cerca de Alejandro, sentía mariposas en el estómago, una necesidad constante de estar a su lado, de sostener su mirada, de sentir su presencia.
Pero había algo que lo atormentaba más que la propia confusión sobre lo que sentía. Sabía que nunca podría decírselo a Alejandro. Su miedo a la posible reacción, el temor a perder la amistad, lo mantenía en silencio. Sin embargo, cuando cumplió 16 años, algo en su interior hizo clic. Decidió que ya no podía seguir guardando ese sentimiento que lo consumía. Necesitaba ser honesto consigo mismo, al menos una vez.
Era una tarde cálida de verano, el sol ya se estaba escondiendo detrás de los edificios, tiñendo el cielo de tonos naranja y morado. Lukas y Alejandro estaban en la habitación de Lukas, jugando a un videojuego que solo ellos parecían disfrutar.
—Te voy a ganar otra vez —dijo Lukas, con una sonrisa tímida, tratando de restarle tensión al ambiente. Sin embargo, había algo en su voz que delataba la ansiedad que sentía.
Alejandro lo miró de reojo mientras manejaba el control. —Eso lo dices siempre, pero tú sabes que siempre gano. A menos que quieras que te deje ganar... —Su tono era juguetón, pero Lukas notó que no estaba concentrado del todo. Algo estaba pasando por la mente de Alejandro, algo que Lukas no entendía.
—Ale... —comenzó, sintiendo el peso de las palabras en su garganta—. Tengo que decirte algo.
El chico levantó la mirada, algo confundido. —¿Qué pasa? ¿Te pasa algo? —preguntó, dejando el control a un lado.
Lukas tragó saliva y se preparó mentalmente. Por fin, todo saldría de su pecho. —Yo... Yo te amo, Alejandro. No solo como amigo... —dijo, la voz temblorosa, y sus ojos se encontraron con los de él, buscando alguna reacción.
Alejandro se quedó en silencio por un momento, el rostro inexpresivo. Lukas sintió como si su mundo se desmoronara, pero no podía dar marcha atrás. Él había hecho lo que creía correcto.
Finalmente, Alejandro rompió el silencio con una risa nerviosa. —¿Eso es todo? ¿Eso es lo que tenías que decirme? —Su tono no era cruel, pero Lukas pudo detectar una cierta incomodidad. Alejandro, por lo general, siempre estaba tan seguro de sí mismo.
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Enfermamente enamorado
Short StoryAlex solo se sentía enfermo al sentir algo por lukas..