𝐘. 𝐁. 𝐄. 001

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El interior del tanque era oscuro y sofocante. Leah se sentó contra la pared de metal, con Rick todavía inconsciente a su lado. Su respiración era rápida y superficial mientras trataba de calmarse. Afuera, el sonido de los caminantes golpeando la estructura retumbaba como un tambor constante.

—Esto es una locura... —susurró, frotándose las sienes.

De repente, un chirrido rompió el silencio: el walkie-talkie.

—¿Alguien me escucha? ¿Están vivos? —preguntó una voz joven, llena de urgencia.

Leah se lanzó hacia el aparato y lo tomó.

—Sí, estamos aquí. ¿Quién eres?

—Soy Glenn. Si quieren salir vivos, escúchenme con atención. Afuera está lleno de caminantes, pero hay una forma de escapar.

—¿Cómo demonios vamos a salir de aquí? —respondió Leah, su voz temblando un poco.

—Confía en mí. Sigue mis instrucciones, y saldrán.

En ese momento, Rick comenzó a moverse, abriendo lentamente los ojos.

—¿Dónde... dónde estoy? —murmuró, parpadeando mientras trataba de entender lo que sucedía.

Leah se arrodilló junto a él.

—Despierta, sheriff. Necesito que te levantes. No tenemos tiempo.

Rick hizo un esfuerzo por incorporarse, mirando a su alrededor con confusión.

—¿Quién eres tú? ¿Qué está pasando?

—Leah. Te encontré en el hospital. Te saqué de ahí. Ahora tenemos que salir de este tanque si no queremos ser comida de zombies.

Rick asintió, todavía desorientado, pero decidido a moverse.

Glenn continuó dando indicaciones por el walkie-talkie.

—Hay una escotilla en la parte superior del tanque. Cuando salga, dirígete a la escalera de emergencia que está al este. Yo estaré esperando arriba para ayudarte. Pero debes ser rápida.

Leah y Rick se prepararon. Ella fue la primera en subir. Apenas salió, el caos los envolvió: caminantes rodeaban el tanque por todos lados. El olor de la carne podrida y la sangre invadió sus sentidos. Rick la siguió, y juntos corrieron hacia la escalera indicada.

—¡Más rápido! —gritó Glenn desde arriba.

Cuando Leah empezó a subir, un caminante la agarró del tobillo.

—¡Rick! —gritó, forcejeando desesperada.

Rick intentó ayudarla, pero la fuerza del caminante era sorprendente. Justo en ese momento, Glenn apareció con un bate y golpeó al zombie con fuerza, haciéndolo caer.

—Te dije que no te detuvieras —dijo Glenn, respirando con dificultad mientras ayudaba a Leah a subir.

—Gracias... —murmuró ella, todavía temblando.

—De nada. Ahora sigamos antes de que sea demasiado tarde.

Dentro del edificio, encontraron a más sobrevivientes: Dale, un hombre mayor con un sombrero de pescador, los observaba desde una esquina.

—¿Más recién llegados? —preguntó con voz tranquila, aunque sus ojos estaban llenos de preocupación.

—Necesitamos salir de aquí —dijo Rick, todavía recuperándose de la situación.

Dale asintió.

—Eso está claro. Glenn, ¿la ruta está despejada?

—Lo suficiente como para llegar al campamento, pero tenemos que movernos ya.

El grupo no perdió tiempo. Guiados por Glenn, se abrieron paso hasta el campamento, esquivando caminantes y moviéndose con cautela. Cuando finalmente llegaron, la escena era muy diferente: un terreno abierto con tiendas improvisadas y varias fogatas. Rostros cansados los miraban con desconfianza, pero una figura en particular captó la atención de Rick.

Lori estaba de pie, hablando con Shane.

Rick se detuvo en seco.

—Lori... —susurró, como si no pudiera creer lo que veía.

Lori giró hacia él, su rostro lleno de incredulidad.

—¿Rick? —Su voz se rompió.

Antes de que pudiera decir algo más, Carl, que estaba cerca, vio a su padre y corrió hacia él.

—¡Papá! —gritó, lanzándose a los brazos de Rick.

Rick lo abrazó con fuerza, dejando que las lágrimas cayeran libremente.

—Te extrañé tanto, hijo...

Leah observaba desde lejos. Era un momento hermoso, pero no podía evitar sentirse fuera de lugar. Sus ojos se cruzaron con los de Carl, y ambos se quedaron mirándose por un momento. Algo indescriptible pasó entre ellos, como si en ese breve instante entendieran algo el uno del otro.

Mientras tanto, Shane se mantenía a distancia, su mandíbula apretada.

—No puede ser... —murmuró, mirando a Rick con una mezcla de sorpresa y resentimiento.

Carol, una mujer de rostro amable pero cansado, se acercó a Leah.

—Parece que vienes de muy lejos. ¿Estás bien?

—Sí... supongo —respondió Leah, desviando la mirada hacia Rick y su familia.

Carol asintió.

—Aquí hacemos lo que podemos para sobrevivir. Es difícil, pero juntos es más fácil.

Cerca de ellas, un hombre robusto y de aspecto amenazante pasó junto a Carol sin dirigirle una palabra. Leah lo notó de inmediato.

—¿Ese es tu esposo?

Carol bajó la mirada.

—Sí... es complicado.

Leah no dijo nada, pero algo en la forma en que Carol evitaba sus ojos le dejó una mala sensación.

Daryl, un hombre con una ballesta al hombro, se acercó al grupo.

—¿Nuevos reclutas? —preguntó con voz áspera, mirando a Rick y Leah.

—Solo sobrevivientes —respondió Dale desde atrás.

El campamento parecía tranquilo por ahora, pero Leah sabía que, en este nuevo mundo, la paz nunca duraba mucho tiempo.


- Juani.

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⏰ Última actualización: 14 hours ago ⏰

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