día 1: primera parte

111 17 0
                                    

La alarma suena y Martin demora al menos dos minutos en apagarla, tratando que de alguna manera ese sonido lo saque de la laguna mental en la que se encuentra. Siente una opresión en el pecho por la ansiedad anticipada de saber que en menos de dos horas estará viajando a una cabaña a quién sabe dónde.

A un lugar que él no desea ir, y al que viajará porque no quiere tener más problemas.

Se sienta en la cama mientras mira por la ventana la lluvia caer. Es como si todo se apañara para crear una maldita novela porque aquella lluvia representa sus pensamientos, cayendo uno por uno y generando una niebla que no le deja pensar.

"No queda de otra, tendré que moverme"

Una mueca se escapa y peina su cabello con sus manos mientras se impulsa para levantarse, se coloca las pantuflas y camina hacia el baño para darse un baño. No ha dormido nada en toda la noche queriendo pensar en cómo evitar a Juanjo y no discutir.

Ninguna de sus ideas parece convencerlo por completo, por lo que piensa que tal vez lo mejor es ser natural o simplemente fingir que el chico no existe.

Se baña rápido y se viste lentamente, queriendo agotar cada minuto necesario para no pensar tanto en que pronto Lucas lo pasará a buscar.

Se sirve un poco de agua una vez que llega a la cocina y se apoya en la mesada mientras observa la nada misma, se siente completamente ido.

"Es una semana, solamente una y todo volverá a ser como siempre"

Trata de sonar convencido pero no le sale, no puede.

A veces se pregunta qué hubiese pasado si aquella noche no hubiese pasado lo que tanto odia recordar, y tal vez no estaría sintiéndose mal, queriendo huir y poder esconderse porque se siente completamente fuera de su sitio.

El timbre suena y sabe que han venido por él. No sabe cuánto tiempo se la ha pasado mirando aquella pared, pero al menos le hizo pasar el tiempo algo entretenido en sus pensamientos. Lava el vaso rápidamente y agarra sus pertenencias, incluyendo la campera gruesa que va a ponerse.

Principios de diciembre y Madrid estaba helado, el frio lo hace castañar los dientes. Baja por las escaleras con su pequeña maleta y una mochila en el hombro, en la cual lleva un cuaderno en el cual escribir pequeños fragmentos.

Ideas que en ocasiones necesita expresar a través de la escritura y que de alguna forma le permite desahogarse.

Empuja la puerta de vidrio del edificio y sale, ve una camioneta bastante grande y se imagina que es alquilada, porque el auto de Lucas no es así, ni el de ninguno otro de sus amigos.

"Por fin ¿Qué tanto hacías?"

"Baje por las escaleras"

Y cuando se impulsa para entrar a la camioneta nota a Juanjo, y como si fuese por gusto el asiento que está libre es el que se encuentra al lado del chico, justamente como sucedió en la cafetería. Lucas lo mira por el espejo retrovisor y se encoge de hombros.

Él sabe perfectamente que todo es adrede, pero prefiere no mencionar palabra al respecto.

Ruslana lo observa y tiene la intención de hablarle, pero él la ignora, sigue un poco molesto por cómo la chica ha estado hablándole el último tiempo. Al menos por ese día necesita un poco de paz, dormir durante el viaje o escuchar un poco de música para despejar esa cabeza que solamente parece ser un maldito laberinto.

"¿Desayunaste?"

La menor de las pelirrojas habla y él asiente, miente porque lo único que ha comido en las últimas veinticuatro horas había sido una manzana y beber agua. La dieta de la manzana piensa.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: 2 days ago ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Into YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora