Rumores (Terribles y Verdaderos) - Traducción

Capítulo 79

Vi observó cómo Caitlyn se alejaba antes de volver su atención al médico, asintiendo levemente mientras la mujer revisaba con seriedad su brazo y hombro, buscando algo más allá de los moretones. Haciendo una mueca de dolor, Vi esbozó una sonrisa torcida hacia Michael.

—Vaya gancho, amigo —comentó con un tono que intentaba ser ligero.

Michael se rascó la nuca con nerviosismo. —Lo siento, pensé que el golpe al suelo había sido suficientemente fuerte para la señal. Deberíamos haber probado más antes de…

—No, no, estuvo bien —interrumpió Vi, masajeándose el codo. —En serio, fue mi culpa. No estaba prestando la atención que debía.

Heimerdinger, que se había acercado con calma, ladeó la cabeza con curiosidad. —¿Algo te distrajo, querida?

Los ojos de Vi hicieron un rápido recorrido hacia Caitlyn antes de volver a mirar al director.

—No, nada.

En ese momento, la médica le pidió que mirara a la luz de su linterna para verificar sus pupilas. Vi obedeció, pero no pudo evitar echar un último vistazo, aunque breve, hacia Caitlyn, quien observaba la escena con los brazos cruzados y una expresión de preocupación. A su lado, Cassandra tenía el rostro serio, su mirada alternando entre Vi y su hija.

Finalmente, Cassandra dio un paso adelante, su voz clara y autoritaria sobresaliendo sobre el ruido del set.

—Bueno, creo que esto es una señal de que tal vez deberíamos dejar las peleas para los dobles, al menos por ahora. Vi, querida, creo que un poco de descanso en tu camerino te haría bien.

Sus tacones resonaron con fuerza mientras se acercaba al grupo. Vi, todavía sentada en el suelo mientras la médica anotaba algo en su tablet, levantó la vista hacia la madre de Caitlyn. El moretón en su mejilla ya comenzaba a oscurecerse.

—Pondremos algo de hielo en eso. Anda, ven conmigo —ordenó Cassandra, haciendo un leve gesto hacia la puerta.

Vi miró hacia Caitlyn y luego de vuelta a Cassandra antes de soltar un suspiro, poniéndose de pie con esfuerzo y frotándose el hombro adolorido. La médica le dio un asentimiento aprobatorio indicando que podía retirarse, y Vi comenzó a caminar junto a Cassandra hacia la salida.

Detrás de ellas, Heimerdinger empezó a dar instrucciones al equipo de dobles para preparar la siguiente escena, verificando con el equipo de cámaras si el material grabado era utilizable.

Al pasar junto a Caitlyn, ambas mujeres le dirigieron miradas, y Caitlyn, con una postura rígida, solo asintió hacia su madre antes de dirigir una breve mirada hacia Vi.

—Descansa un poco —dijo Caitlyn suavemente, sus ojos moviéndose rápidamente de Cassandra a Vi.

Vi asintió en silencio.

Ya en el pasillo, siguió a Cassandra unos pasos detrás hasta llegar al elevador. La mujer mayor echaba constantes miradas hacia ella, como evaluándola, hasta que las puertas se abrieron.

—Por favor —dijo Cassandra, indicándole que entrara primero.

Vi obedeció, pero al ver que Cassandra presionaba el botón de un piso superior en lugar de dirigirse a los camerinos, frunció ligeramente el ceño. Estiró la mano para presionar el botón de su piso, pero Cassandra la detuvo suavemente, colocando una mano sobre su muñeca.

—Concédeme un momento, solo un pequeño desvío, y luego puedes ir a descansar. ¿Está Jinx cerca? ¿Podrá encargarse de ti?

—Eh, sí, claro —murmuró Vi, aclarando su garganta mientras asentía y retiraba la mano.

Cassandra pareció satisfecha con la respuesta y se enderezó aún más, mirando la pantalla que marcaba los números de los pisos.

—He escuchado algunos rumores sobre cómo tú y Caitlyn han empezado a afectar la producción. Y creo que lo que pasó hoy es un claro ejemplo de eso, ¿no crees?

La pregunta, que sonaba más a un regaño severo que a una verdadera consulta, hizo que Vi se tensara. La acción le provocó un tirón de dolor en su costado, y tuvo que morderse el labio para no quejarse.

—Repeticiones de tomas, errores en las líneas, distracciones durante las grabaciones… —continuó Cassandra, con un tono afilado mientras enumeraba cada punto—. Se ha notado.

—Lo siento —murmuró Vi, frotándose el rostro adolorido. Cassandra dejó escapar un leve suspiro, aunque no suavizó su postura.

—Puede que sea productora de este programa y tu jefa, pero, ante todo, soy madre —dijo finalmente, sin mirar directamente a Vi, manteniendo la barbilla en alto. Sin embargo, su tono se ablandó ligeramente mientras inclinaba apenas la cabeza hacia ella—. Sería una pésima madre si no me diera cuenta del efecto que has tenido en Caitlyn últimamente. Su… amistad puede haber tenido aspectos positivos, pero sea lo que sea en lo que se ha convertido, me preocupa que esté empezando a distraerlas a ambas. No solo aquí; Caitlyn tiene un futuro más allá de este lugar, uno al que necesita dedicar toda su atención.

—No está pasando nada —murmuró Vi con voz ronca—. Nada con Caitlyn. Solo… estoy lidiando con mis cosas. Me distraje.

Cassandra no reaccionó visiblemente, pero su tono se endureció al responder.

—Eso mismo he escuchado. Y aun así, aquí estás, con un hermoso moretón que requerirá bastante maquillaje y tiempo para cubrir, solo porque no pudiste mantenerte enfocada en una sola escena.

Vi abrió la boca, lista para protestar, pero la cerró de golpe con un suspiro pesado. Desvió la mirada hacia la esquina más lejana del elevador, su mandíbula tensa mientras intentaba no soltar un comentario que empeorara las cosas.

Cassandra hizo un sonido desaprobatorio con la lengua, un leve "tut", antes de girarse hacia las puertas que se abrían con un suave "ding".

—Tu vida no es de mi incumbencia… hasta que afecta mi trabajo —dijo, bajando al piso donde estaba su oficina. Se detuvo antes de salir completamente, lanzándole una última mirada a Vi por encima del hombro—. Cualquiera que sea tu… ‘asunto’, podemos ofrecerte apoyo. Pero —su tono se volvió más bajo y controlado, sus cejas ligeramente arqueadas en un gesto calculador—, mantén a mi hija al margen, por el bien de todos.

Las puertas del elevador se cerraron lentamente tras Cassandra, dejando a Vi sola. Con un suspiro, se dejó caer contra la pared del elevador, cruzando los brazos mientras miraba al techo, su mente un remolino de frustración y culpa.