CAPÍTULO 47

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"Primero se mueren por ti, luego quieren morir contigo y al final, te dejan morir solo"

Mario Benedetti.

Narrador omnisciente.

Tres días antes,

Nuevas alianzas.

El frío de la madrugada, la brisa entrando por la ventana libre de cortinas, y la mujer desnuda yaciendo entre las sábanas negras, todos estos elementos son un claro signo de que se avecina una guerra donde muchos caerán. La venganza es un plato que se cocina a fuego lento, suelen decirlo por ahí, y lo cierto es que Daniel ha tomado su tiempo para organizar la suya.

El hombre se ha sentido usado y manipulado por Calypso durante mucho tiempo. Daniel es muy posesivo y eso a veces es muy difícil de lidiar, no se sabe si es una de las razones por la que su amiga de la infancia ha cortado el vínculo con él, pero lo único cierto es que a él, no le ha gustado en nada la decisión de la empresaria.

Desde que Calypso y Lykos se besaron durante el evento en casa de Mauricio, las sospechas de Daniel han sido conformadas; Calypso lo había dejado para estar con el heredero de las empresas Lancier, y desde ahí empezó a organizar todo.

Dañarla físicamente había sido una opción para él, pero no iba a ser doloroso como lo que sintió él, cuando se enteró de su engañó. Así que ha decidido unirse a la gente que tenía la misma sed de venganza que él, y es lo que le ha llevado a traer en su cama la mujer que no deja de dar caladas a su cigarro. El dicho de que los mejores negocios se hacen bajo las sábanas con champán y besos ha sido su opción esta noche.

—¿No creés que deberías dejar de fumar esta porquería y ayudarme a tener todo el plan listo?, el evento es en cuatro días.

Yvana no mueve ni un pelo ante la queja de Daniel, sigue sobre la cama desnuda con una ligera tela que le cubre el cuerpo del pecho hasta las piernas.

—Cuatro días, así que aún tenemos tiempo para esto, deja de estresarte tanto y ven conmigo.

Con una voz coqueta, lo invita a probar su cuerpo de nuevo, baja la sábana de su pecho dejando libre sus senos con pezones rosado.

—No estoy para esto ahora, Calypso debe estar organizando la subasta y follándose al hijo de puta de Lykos, y yo aquí sin poder hacer nada para evitarlo.

Arranca el cigarro de los dedos de Yvana para llevarlo a su boca y dar una calada.

—Si es la mujer que me has dicho que es, estaría organizando la subasta sí, pero no follando con Lykos.

—¿Por qué estás tan segura?

Con la mano esparza el humo para ver su cara con claridad.

—Porque hoy le he dejado con la cabeza llena de dudas.

La sonrisa sobre la cara de Yvana es digno de admirar.

—¿Ha sucedido algo y no me lo has contado?

Pregunta con el ceño fruncido.

—Para contarte, primero tenía que presentarse la oportunidad y no la he tenido contigo queriendo follarme apenas me veas.

Parece una queja, pero su sonrisa lo dice todo.

LA RULETA NEGRA [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora