<<Último aviso de desalojo. Si no pagan lo que están debiendo entonces serán sacados a la fuerza>>
El papel, amarillo y desgastado, colgaba del umbral como un triste recordatorio de una realidad inescapable. Hoseok soltó un pesado suspiro al leerlo, quizás por décima vez o tal vez más; su mente no podía recordarlo con claridad en ese instante. Con un gesto brusco, arrancó la nota de la puerta, sintiendo frustración y resignación. Empujó la puerta y entró a su pequeña residencia. Desde la entrada, un familiar aroma la recibió: la única comida que su amigo sabía preparar. Aunque deliciosa, el mismo plato una y otra vez había perdido su encanto.
Hoseok dejó sus zapatos a un costado y colgó su mochila en su lugar habitual.
Se dirigió al comedor, que prácticamente también contaba como su habitación.
La residencia era tan pequeña que todo estaba amontonado, creando un caos organizado que ambos habían aprendido a tolerar.<<¿Quién diría que la vida de unos fotógrafos del mundo de los chismes y vidas ajenas terminaría así?>> pensó mientras se dejaba caer en la silla, mirando el modesto espacio que llamaban hogar. En el fondo, a pesar de las dificultades, sabía que la verdadera aventura no estaba en la lujosa vida que a veces fotografiaban, sino en las historias que vivían cada día, juntos, en ese diminuto pero vibrante rincón del mundo.
---Ya llegue! ---gritó, a pesar de que su amigo estaba a solo unos pasos, terminando de cocinar su especialidad. Seokjin acostumbrado a sus ruidosas entradas, sonrió levemente mientras revolvía los fideos en la olla. Escuchándola, tomó un vaso y vertió un poco de jugo, llevándoselo con su típica expresión de calma.---
---Cuando entenderás que no hace falta gritar?
---Es una costumbre. ---Hoseok aceptó el jugo con una sonrisa agradecido y se dejó caer en la silla, observando cómo seokjin se movía con habilidad en la pequeña cocina, casi como un bailarín en un escenario minúsculo---
---¿La viste? Otra nota de desalojo. ---dijo seokjin a lo que él asintió, observando el papel arrugado aún en su mano.---
---Otra más para la colección
—respondió con una sonrisa irónica— No sé cuántas más vamos a recibir antes de que se den cuenta de que no tenemos un centavo.—La situación es complicada. Parece que las celebridades se esconden bien para no ser fotografiadas. No sé cómo el grupo de Jungkook y Jimin tiene tanta suerte, siempre consiguen capturar algo. Nosotros ni siquiera podemos fotografiar al presidente engañando a su esposa. —agregó su amigo mientras servía el ramen en pequeños tuppers. Hoseok suspiró, jugando con su tenedor.—
—Tal vez tienen contactos, o simplemente más suerte. Nosotros solo tenemos esta pequeña residencia y nuestras cámaras viejas. Si no conseguimos algo pronto, el jefe estará demasiado furioso. —Seokjin terminó de llenar los tuppers y los apiló cuidadosamente sobre la mesa. Luego se sentó frente al pelirrojo, mirándolo con una expresión pensativo—
Quizás necesitamos cambiar nuestra estrategia. Buscar historias diferentes, menos obvias —sugirió él—. No siempre los grandes escándalos son los más interesantes.
—Tch.. lo pensé! Y lo sugerí, pero sabes que me dijo nuestro jefe? Que los chismes importan más en su revista y sitios web. Que si no tenemos eso, estamos acabados. —exclamo hoseok, apretando el tenedor con fuerza.—
Ya estoy cansado! Si no podemos encontrar algo que llame la atención del público y de nuestro jefe, no podremos ni siquiera pagar lo que debemos y nos sacarán a patadas de aquí —agregó, soltando un suspiro pesado. Probó la comida que preparó su amigo, y aunque ya conocía el sabor y lo exquisito que cocinaba, no dejó de halagarlo. Seokjin sonrió ante los halagos y realizó pequeñas reverencias en forma de broma, pero su expresión se volvió seria al recordar algo importante.—
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Quédate a mi lado
FanficEn medio de ese torbellino de noticias y secretos, Jung Hoseok y Kim Seokjin, dos fotógrafos del equipo, luchaban por mantenerse a flote, buscando la historia que finalmente los sacaría de sus problemas financieros y les permitiría seguir adelante c...