La mañana del sábado fue totalmente lo opuesto a lo que había sido el viernes. El sol brillaba en lo alto, no quedaba rastro de las nubes grises ni de la lluvia que había caído las últimas veinticuatro horas. Y al igual que el día anterior, desayunaron en la habitación para posteriormente alistarse y disfrutar un rato de la playa antes de que llegara el bote con los turistas de ese día. Esta vez Dylan se aseguró de que Holland estuviera bien cubierta de protector solar para evitar que sufriera alguna quemadura; su piel que generalmente era blanca tenía un tono rosado en los hombros y la espalda y era ahí mismo donde empezaban a aparecer pecas por el ardiente sol.
Holland también utilizó esa excusa para cubrirlo en protector solar y de paso acariciar su tonificado cuerpo.
—¿Sabías que no es recomendable usar trajes de baño en tonos oscuros, verdes o azules? —dejó de lado el protector solar y se quitó el pareo.
—Ilumíname —respondió Dylan quien se encontraba sentado en la arena y con los brazos descansando sobre sus rodillas.
—Si te ahogaras, esos colores no son visibles a simple vista porque asemejan el tono del agua, se recomienda utilizar tonos vibrantes y coloridos.
—Cuando tenga planeado ahogarme en un charco de agua sucia lo tendré en cuenta —respondió juguetón—. Quizás hasta me compre uno del mismo tono que traes tú.
Holland rodó los ojos, ella llevaba un bikini en color rosado coral que estaba segura podría verse a al otro lado de la isla. Le dio la espalda para entrar al mar y refrescarse un poco. No pasó mucho para que los turistas llegaran y comenzaran a ubicarse a lo largo del banco de arena; por suerte la pareja había encontrado un buen lugar con sombrilla para cubrirse del sol. La mayoría de los turistas buscaban un buen ángulo para capturar una buena fotografía que más tarde estarían subiendo a sus redes sociales.
Decidido, Dylan se dirigió hasta donde estaba Holland.
—Tengo una idea —se paró frente a ella y la tomó de la cintura.
—¿Regresar a la habitación?
Dylan sonrió de lado.
—¿Quieres repetir lo de esta mañana? —preguntó picarón.
Holland abrió los ojos ligeramente avergonzada.
—Creí que sugerirías lo mismo de ayer —se sonrojó y desvió la mirada apenada.
—Si eso quieres no seré yo quien me oponga —dejó un beso sobre su frente—, pero estaba pensando en llevarnos un recuerdo de este lugar.
Holland frunció el ceño no entendiendo a lo que se refería. Dylan movió la cabeza en dirección a los turistas que se estaban tomando fotos.
—¿Una foto?
Dylan asintió. Holland no estaba muy segura, sentía que era arriesgarse demasiado a que la foto cayera en malas manos y aunque no iban a quedarse en ese lugar para siempre podía llegar a ser peligroso.
—Tengo la de tu cumpleaños —le mostró la foto de su celular—. En todos estos meses no pasó nada con ella porque solo yo sabía de su existencia. Y créeme que la borraría antes de dejar que alguien más la viera y ponerte en peligro. Es solo que quiero inmortalizar este momento junto a ti.
¿Cómo negarse a eso? Holland asintió y amablemente le pidieron a otra pareja que estaba ahí les tomara algunas fotos con el precioso mar turquesa de fondo. Cualquiera que los viera pensaría que solo era una pareja de enamorados disfrutando del tiempo juntos, nadie imaginaría la historia que tenían detrás. Regresaron a donde estaban sus cosas y observaron cada una de las fotos, de las favoritas de Holland una era donde Dylan la tenía tomada por la cintura y se estaban mirando a los ojos con sonrisas genuinas. Y la más especial era en la que se estaban besando mientras él la sostenía en brazos y ella se aferraba a su cuello.
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Sin Escape - #PGP2024
AksiSolo había tres sencillas reglas que ninguno de los dos fue capaz de cumplir: 1. Prohibido preguntas personales. 2. Prohibido preguntas sobre lo sucedido en el caso. 3. Prohibido relacionarse de manera física o sentimentalmente. Enamorarse no era pa...