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Pedri González

-FERRANN, ¡CUÁNTAS VECES TE HE DICHO QUE NO TE PONGAS MI ROPA, JODER! Y DE PASO, NO TIENES LA DECENCIA DE PONERLA EN LA ROPA SUCIA!!- grité desde mi cuarto. No sé en qué momento acepté vivir con este tío.

Salí de mi cuarto y bajé a la sala. Estaba mi querido mejor amigo en la cocina, al menos tenía la iniciativa de hacer el desayuno. El gilipollas este.

-No sé en qué momento acepté vivir contigo, eres un dolor de cabeza insoportable- dije entrando a la cocina.

-Buenos días, yo también te quiero, sabes- dijo mi mejor amigo con una sonrisa.

-Eran buenos antes de que viera mi querida sudadera sucia y, de paso, en el piso-.

-Que dramático eres. Más tarde la lavo, uhs. Y primero que todo, yo no quería vivir contigo, y segundo, fuiste tú quien quiso vivir conmigo. Por eso estás en mi casa, entonces no molestes- me dijo con una sonrisa.

-Si serás gilipol--- me interrumpió.

-Cállate y come, que tenemos que ir a entregar los papeles a la universidad si es que queremos estudiar-.

-Yo la verdad no quiero, mis padres son los que me obligan- dije mordiendo la tostada que me dio Ferran.

-En general, nunca quieres nada, entonces no me sorprende-.

Lo miré mal.

Nos pusimos a desayunar y después de un rato salimos y nos fuimos en mi coche a la universidad. Que pereza estudiar, pero que más da, me toca.

En todo el camino nos pasamos escuchando música. Llegamos a la universidad y entramos. Había mucha gente. Se supone que estos papeles se debían haber entregado a principio de año, pero en realidad, quién preferiría entregar estos papeles antes de divertirse y aprovechar sus vacaciones. Nadie la verdad.

Entramos a un salón y estaba pasando una chica recogiendo los papeles. Y que buena estaba. Ya tengo mi nueva víctima. Tengo que divertirme en la universidad si no quiero meterme un tiro antes de graduarme. Ya voy en segundo semestre y no sé cómo ha aguantado.

-Será que puedes dejar de ver a esa chica como si fueras un animal acechando su presa- me miró Ferran.

-No estoy viendo a nadie, deja de inventar-.

-Si claro, entonces por qué no paras de mirarla- levantó sus cejas.

-Bueno, ya. No es un delito, y tú ni hables, que no dejas de mirar al chico que está en la otra esquina-.

-¡QUEEE! ¿Cuál chico? Yo no estoy mirando a nadie- dijo nervioso.

-Si claro, entonces por qué te pones nervioso. Ah, espera, voy a decirle, a ver si te da su número, ya que estás que te lo comes con la mirada-.

Ya iba en dirección a donde estaba el chico, y Ferran me jaló del brazo.

-Haces eso y te quedas sin tu querido aparato reproductivo, Pedro González-.

-No me digas que miedo tengo- me solté de su agarre. De verdad, no sé cuándo te vas a atrever a hablarle a alguien de tu mismo género.

-Estoy hablando contigo, eso cuenta, ¿o no?-.

-Ya sabes a lo que me refiero, idiota-.

-No es tan fácil. Siempre las personas te van a juzgar, y no sé si algún día estaré preparado. Entonces, en fin, moriré solo y virgen- dijo poniendo una mano en su pecho y con una cara toda dramática.

-Que drama. Yo no te juzgué cuando me lo dijiste. Más bien te apoyé-.

-Primeramente, casi te da un infarto, y no lo hiciste porque eres mi mejor amigo y me quieres en lo más profundo de tu corazón de piedra-.

-Bueno, en fin, no toda la vida te vas a quedar escondido, y yo seré el que te eché un empujón

-No gracias tus ayudas me asustan y mejor ve y entrega los papeles ya me quiero ir a mí casa a dormir

-Ferran son las 11 de la mañana no puedo creer que tengas sueño

-Que culpa dormir es parte de mi

Me eché a reír y cogí sus papeles y me dirigí a donde estaba la chica llegué y no sé había dado de cuenta que estaba ahí y me tropezó

-Oh discúlpame no sabía que estabas ahí, se dio la vuelta y me miró y se quedó paralizada

Oh genial tenía que ser mi ex a la pobre chica que solo hice sufrir que día tan lindo

-tranquila no pasa nada me da un gusto de verte de nuevo cami- le sonríe

- Eh si gracias igualmente me da un gusto de verte- no me miraba

-Bueno mira aquí están los papeles se los entregué

-Ah vale- me miró

-Fue un gusto verte adiós- se estaba poniendo incómoda la situación me di la vuelta y me fui donde estaba Ferran

-No puedo creer que ni siquiera esperaste que te respondiera y tampoco entiendo porque aún sigue enamorada de ti

-Bueno nadie la mando, pero bno vámonos a la casa- comencé a caminar

-Tenía que ser hombre para ser así- dijo Ferran atrás de mí, ya saliendo al pasillo.

-Tú también eres hombre, primero que todo- me volvi a verlo.

-Pero no soy tan imbécil como tú. Eso me diferencia de la clase de hombres como tú-.

-Si, como digas-. Salimos de la universidad y fuimos a una cafetería que quedaba cerca de la casa. Nos tomamos unos batidos de fresa y hablamos de quién haría la cena, pero claramente no sería yo.

Después de eso, llegamos a la casa y cada uno se fue a su cuarto a descansar un rato. Me dormí y me despertó un ruido. Era la puerta del primer piso que estaban timbrando. Me levanté y bajé a ver quién era. Por qué si era por Ferran, primero se mueren las personas que están tocando antes de que se despierte.

Abrí la puerta y eran mis queridos mejores amigos, Ansu y Alejo.

-Y ese milagro que se acordaron del mejor amigo que tienen en sus vidas.

-No, nos vemos hace dos días. ¿Qué dramático eres?- dijo Balde.

-Bueno, quítate y déjanos entrar-. Dijo Ansu.

Me quité de la puerta y los dejé entrar. Ya venía Ferran bajando las escaleras, bosteciendo.

-Ya se despertó la bella durmiente. Al fin-. Le dije.

Me miró y me sacó el dedo del medio.

-Oh, llegaron mis queridos amigos. Ansu y Balde fueron a abrazarlo.

-No, pues gracias por decirme en la cara que soy el amigo que menos quieren-. Los miré mal.

Los tres se rieron y me vinieron a abrazar.

-Eres un fastidio, pero así te queremos-. Dijo Ferran.

-Aunque tú no a nosotros-. Dijo Ansu.

-Obviamente que los quiero, idiotas-. Los miré con cariño.

-Escucharon eso, chicos. Pidan un deseo-, dijo Balde, y todos se rieron a carcajadas.

-Que idiotas son. Bueno, mucho amor aquí. Ya suéltenme-. Y ahí está el Pedri que conocemos. Dijo Ferran, y me soltaron.

Después de eso, nos pusimos a jugar a la play y compramos unas pizzas. Pasamos como 3 horas jugando. Después, los chicos se fueron, ya que mañana empezarían las clases. Ferran se fue a su habitación y yo a la mía. Me cepillé los dientes y me fui a dormir.

ECLIPSE.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora