XXIX

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Mientras esperaba noticias de Saint y sus hijas, Roberto marcó el número de su padre. Con un nudo en la garganta, le contó todo lo que estaba pasando.

Papá, tengo miedo, dijo Roberto al borde de las lágrimas. Chankimha tiene a mis hijas. Se está desatando una guerra que no creo que podamos ganar. Me siento perdido.

Su padre intentó tranquilizarlo desde el otro lado de la línea. Hijo, cálmate. Por lo que me has dicho, Chankimha no les hará daño a las gemelas. Y sé que Becky no ha recibido entrenamiento, pero es una digna Armstrong.

Roberto dejó escapar una risa amarga. Papá, Becky puede ser una tenebris.

Su padre se notaba sorprendido e incrédulo al otro lado del teléfono. Eso es imposible, hijo. ¿De dónde sacaste esa idea?

La hubieras visto, papá, respondió Roberto con un tono preocupado en su voz. No reconocía ni la voz de su hermana. ¿Y si pierde el control y lastima a Namo o peor aún, a ambas?

Roberto, escúchame, dijo Joe con una seriedad inusual en su voz. Es imposible que Becky sea una tenebris. Hubo un largo silencio antes de que continuara hablando. Hay algo que te he ocultado todo este tiempo porque pensé que podría solucionarlo antes del ritual... Pero...

El corazón de Roberto latía con fuerza en su pecho mientras esperaba la respuesta de su padre.

Namo es la verdadera tenebris geminae, dijo Joe en voz baja.

Roberto casi deja caer su teléfono por la sorpresa y el impacto de estas palabras. ¿Cómo puede ser eso posible? Namo apenas está dando indicios de su poder.

Su padre suspiró antes de continuar hablando. Cuando las chicas se quedaron aquí conmigo, antes de que Mabel muriera... Namo atacó a Becky. Tenía solo 13 años en ese momento, pero su poder surgió y Becky quedó gravemente herida.

Eso explicaría la cicatriz en el lado derecho de su abdomen, musitó Roberto.

Exacto, confirmó su padre. No te quise decir nada porque nunca en la historia de los geminis una bruja recibe sus poderes antes de los 16 años. Así que curé a Becky, le borré la memoria del incidente a ambas y suprimí los poderes de Namo. Tenía tanto miedo de que siguiera por el mismo camino que Javier.

No puedo creer que me hayas ocultado algo así, papá, dijo Roberto con voz temblorosa y llena de decepción.

Hijo, escúchame, rogó su padre. Puedes reprocharme todo lo que quieras después de que encuentres a las gemelas. Pero ahora necesitas alejar a Namo de todos lo más pronto posible.


Las chicas caminaban por las calles desiertas de la zona roja, rodeadas por un silencio inquietante. Freen podía sentir cómo los lobos las vigilaban desde sus casas, escondidos en las sombras. Gyo y Namo charlaban mientras Becky interrogaba a Freen.

¿Qué hacías en la frontera?, preguntó Namo con curiosidad.

Estaba hablando por teléfono con Manaow antes de que todo se fuera al carajo, respondió Gyo, mirando hacia abajo con tristeza. Namo abrió los ojos, sorprendida. Perdón, estoy preocupada por ella.

Antes de que cortaran la señal, escuché que entraron a su casa y la golpearon.

Namo se cubrió la boca con la mano, horrorizada. ¿Escuchaste algo más? ¿Te dijo quién era antes de que se cortara la llamada?

No, seguí intentando llamarla, pero obviamente sin señal nada pasó, continuó Gyo con tristeza. Salí corriendo de la escuela y vine a la frontera. Intenté entrar mientras los lobos peleaban con los soldados, pero me agarraron.

Las GemelasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora