DISEÑADORA DE MODAS || FREENBECKY (G!P)

8. Tyra Banks

🐰FREEN🐰

El beso fue inesperado, pero había algo en la forma en que sus labios se movían, seguros y suaves, que me hizo olvidar por un momento dónde estaba. Sentí su mano acariciar mi mejilla, atrayéndome más hacia ella. Era como si todo alrededor desapareciera, pero esa ilusión duró apenas unos segundos.

Cuando abrí los ojos, Becky me miraba con una pequeña sonrisa, sus ojos brillando con una mezcla de picardía y ternura. Mi mirada se dirigió hacia Paxton y Ling, quienes nos miraban boquiabiertos, como si acabaran de presenciar algo sacado de una película.

La incomodidad me golpeó de inmediato. Empujé a Becky con firmeza, rompiendo la cercanía entre nosotras, y sin decir nada, salí corriendo del lugar.

—¡Freen! —escuché su voz detrás de mí, llamándome, pero no me detuve. Corrí sin rumbo hasta que vi un taxi acercarse. Le hice señas desesperada y me subí rápidamente al vehículo.

—¿A dónde la llevo, señorita? —preguntó el conductor, mirándome por el retrovisor.

—¡Arranque! —le grité, y él obedeció sin cuestionar.

Pasaron unos minutos en los que solo podía escuchar el sonido del motor y el ruido de la ciudad, pero mi mente estaba sumida en el caos.

¿Cómo se atreve?

¿Delante de Paxton?

¿Qué demonios le pasa?

El taxista interrumpió mis pensamientos.

—Señorita, no me dijo dónde la llevo.

—¿Conoce algún hospital para idiotas? —pregunté sin pensar—. Quiero que me lleve ahí.

El hombre soltó una carcajada.

—Claro, señorita, aunque también puedo llevarla al hospital para locos. Pero ya en serio, ¿a dónde quiere ir?

Suspiré, agotada emocionalmente.

—Solo quiero estar en mi casa.

—Está bien, pero dígame cómo llegar.

—Vaya rápido y le diré por dónde ir.

Mi teléfono comenzó a sonar, interrumpiendo la conversación. Vi el nombre de Becky en la pantalla.

—¡No me llames! —gruñí para mí misma, colgando la llamada de inmediato.

El trayecto continuó en silencio, y minutos después, el taxi me dejó a una cuadra de mi casa. Bajé y comencé a caminar, pero al doblar la esquina, allí estaba Becky, recostada en su auto con una expresión despreocupada.

—¿De verdad creíste que podías escaparte de mí? —dijo con una sonrisa juguetona.

Rodé los ojos, agotada, y caminé hacia la puerta de mi casa. Pero antes de que pudiera abrirla, Becky se interpuso en mi camino.

—Aléjate de mí —dije sin emoción, evitando mirarla a los ojos.

—¿Podemos hablar? —su tono era más suave, pero yo no estaba de humor.

—No —respondí, apartándola con brusquedad. Pero antes de que pudiera dar otro paso, ella me tomó del brazo.

—Ya, Freen, deja de actuar como una niña —dijo, su voz firme y seria.

Me giré para mirarla directamente, mis ojos llenos de frustración.

—Becky, solo vete, por favor.

Ella suspiró, pero luego una sonrisa volvió a asomar en su rostro.