La Amenaza en la Sombra

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El amanecer trajo consigo un silencio inquietante. En la cabaña, Caesar y Zhenya se despertaron al sonido de las ramas crujientes y las aves que apenas comenzaban a cantar. Sabían que aquel refugio temporal no los protegería por mucho tiempo, pero esa mañana era distinta. Los dos hombres compartieron una mirada, una complicidad que no necesitaba palabras.

Caesar preparó un mapa y lo extendió sobre la mesa rota. —Nos dirigiremos al contacto que tengo en la frontera. Nos ayudará a ocultar el dispositivo y a conseguir nuevos documentos. Pero no será sencillo —dijo, trazando una línea con el dedo sobre una ruta llena de puntos estratégicos.

Zhenya, que había estado observando en silencio, se acercó y señaló un punto en el mapa. —Aquí. Este paso está vigilado por antiguos compañeros míos. Si nos descubren, no dudan en eliminarnos.

Caesar asintió, consciente de lo que eso implicaba. —Por eso contamos contigo. Nadie te conoce como tú los conoces.

Mientras se preparaban para partir, un ruido inusual llamó la atención de ambos. Un crujido, leve pero inconfundible, provenía de afuera. Caesar y Zhenya intercambiaron miradas antes de tomar sus armas y moverse con sigilo hacia las ventanas.

Entre los árboles, se distinguían siluetas en movimiento. Caesar apretó la mandíbula; eran demasiados para ser simples cazadores. Eran agentes. Lo habían encontrado.

—Debemos movernos ahora —murmuró Caesar, y Zhenya asintió sin cuestionar.

Salieron por la puerta trasera y se adentraron en el bosque, el sonido de los pasos persiguiéndolos como un eco ominoso. La adrenalina corría por sus venas, pero esta vez había algo más: un miedo latente, no por la muerte, sino por lo que perderían si la misión fallaba.

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No pasó mucho tiempo antes de que los disparos resonaran, rompiendo la calma del bosque. Caesar y Zhenya se cubrieron detrás de un árbol caído, intercambiando miradas rápidas mientras evaluaban la situación.

—No saldremos de esta sin pelear —dijo Zhenya con una sonrisa irónica, un destello de desafío en sus ojos.

Caesar lo miró con una mezcla de determinación y orgullo. —Luchamos juntos, Zhenya. No permitiré que esto termine aquí.

El enfrentamiento fue rápido y brutal. Las balas cortaban el aire y los gritos de los agentes se mezclaban con el sonido de las ramas rotas y los pasos apresurados. Zhenya se movía con agilidad, desarmando a un oponente y lanzando un golpe certero, mientras Caesar, con una precisión militar, derribaba a otro.

Pero la ventaja era fugaz. De repente, un disparo cercano hizo eco y Zhenya cayó al suelo, con la respiración entrecortada y una herida en el hombro. Caesar sintió una ola de rabia y miedo que lo hizo reaccionar como nunca antes. Derribó al último atacante y corrió hacia Zhenya, su corazón latiendo con fuerza.

 —¡Zhenya! —gritó Caesar, arrodillándose a su lado. Los ojos de Zhenya parpadearon, y una sonrisa cansada apareció en sus labios.

—Todavía no te deshaces de mí tan fácil, Caesar —susurró con esfuerzo.

Caesar sonrió, una mezcla de alivio y preocupación en su rostro. Lo ayudó a levantarse, el peso de la situación apretando su pecho. Sabían que debían seguir adelante, que cada minuto contado era vital.

 Mientras la luz del día se filtraba a través de las hojas, Caesar y Zhenya continuaron, heridos y cansados, pero vivos. La persecución apenas comenzaba, y con ella, la promesa de más sacrificios y decisiones que pondrían a prueba su lealtad y su amor recién descubierto.

En La Sombra De La Obsesión. CAESAR X ZHENYA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora