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A Bea, Matriarca de mi junta. 

Marta pudo notar que Fina estaba más seria de lo normal desde que le había comentado los sucios planes de su padre, y aunque le dijera que siempre estaría ahí, había una duda que rondaba su cabeza desde hacía varios minutos.

-Ey, morena, ¿qué te ocurre? Te noto ausente.

-Es que me has dejado en shock, Marta, no tú, la situación, no me esperaba que tu padre tuviera tan pocos escrúpulos, es que no estamos en La Edad Media Marta, tu padre no puede decidir con quién te casas o dejas de casar, igual que tampoco te puede amenazar con quitarte a Julia, de hecho, vamos a hablar con Joaquín y con Carmen para que no pueda hacerlo bajo ningún concepto, y que sepas que no puede desheredarte a no ser que hayas intentado matarlo. Marta cielo, me duele que tuvieras que pasar por eso, y quiero que sepas una cosa, vales mucho, vales más de lo que te puedas imaginar y siento mi estado disociativo, pero sigo sin creerme que siga habiendo pensamientos tan arcaicos en pleno S.XX, me jode sobremanera.- Dijo Fina sin miramientos y con templanza.

Marta se quedó mirando a Fina unos instantes, confusa, no se esperaba esa reacción tan contundente de su amiga, sabía que era directa, que no tenía pelos en la lengua, pero que lo fuera en ese instante le sorprendió.

-Joder, sin anestesia, Fina Valero tan directa como siempre- Espetó Marta riéndose.

-No te rías, sabes que tengo razón, y claro que digo las cosas claras, y más cuando hacen daño a una de las personas que más quiero en este mundo.- Respondió Fina de la manera más dulce.

En ese momento entró Catalina a la habitación junto a Jaime. Acababan de llegar de Barcelona y lo primero que hicieron fue ir a ver a Marta.

-Marta, mi amor, ¿cómo estás?- Preguntó su madre nerviosa.- Hola Fina, hija, gracias por estar aquí.

-Hermanita, qué susto nos has dado- Continuó su hermano Jaime- Hola Fina- Dijo mientras la abrazaba.

-¡Mamá! Si estoy bien, un poco dolorida todavía, pero bien, además con las visitas de Fina y Andrés se me ha ido pasando el día. Y lo siento hermanito, yo tampoco quería que una bala me atravesara, pero es mi profesión-

-Marta, yo me voy, mañana te traigo a los peques. Descansa terremoto- Dijo Fina mientras le daba un dulce beso en la frente.

-Hasta mañana, Fina, y gracias.- Respondió Marta guiñándole el ojo mientras su madre y hermano colocaban los abrigos y no la veían.

-Fina espera, voy a por un café, y así te acompaño- Dijo Catalina

Catalina salió con Fina de la habitación, se despidieron de Begoña y de Claudia y cuando estuvieron a solas Catalina abrazó a Fina y lloró en su hombro. Estuvieron así un rato, Catalina se estaba desahogando.

-Lo siento, Fina, no quería...

-Catalina, no tiene que pedirme perdón por soltar la angustia que tiene, es comprensible, no se preocupe, y llore todo lo que necesite.

-Me siento culpable, Catalina, ese cabrón disparó primero al aire y luego me apuntó, y Marta se puso en medio, ese disparo tenía que haberlo recibido yo y no ella, no se lo merece, no es justo.- Logró decir la morena, la verdad que Fina no había parado de darle vueltas, ese disparo iba para ella y no para Marta.

-No te sientas culpable, no vuelvas a decir eso, Marta se puso en medio porque es su trabajo, tú también lo hubieras hecho, pero también lo hizo para proteger a... -Catalina calló en ese momento, no quería meter la pata, días atrás Marta le hizo una confesión, pero le juró que no diría nada a nadie.- Para protegerte, a ti, a su mejor amiga.

Expediente 1958,  Jaque a La ReinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora