5. La conquista silenciosa

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Narrador Omnisciente

En los pasillos oscuros de la mansión, Adrián había observado todo desde las sombras. Era un hombre calculador, frío, y siempre un paso adelante, pero esta vez algo lo había descolocado. Elena, con su seguridad, inteligencia y audaz manejo de la situación, había captado toda su atención.

Él no estaba allí por casualidad. Había venido para supervisar personalmente la subasta, asegurándose de que sus intereses permanecieran intactos. Aunque tenía sus propios asuntos con Dante, la aparición de Elena había cambiado el curso de la noche. No era solo su presencia; era su habilidad para enfrentarse a Dante y salir ilesa lo que lo fascinaba.

Cuando Elena escapó con Franco y el resto de su equipo, Adrián no intervino. No era el momento, pero algo era claro: no iba a dejar que ella desapareciera tan fácilmente.

En una sala privada de la mansión, Adrián se sentó en un sillón de cuero negro mientras uno de sus hombres le entregaba un archivo. Había ordenado que investigaran a Elena desde el momento en que la vio.
"Elena Bosch," murmuró mientras revisaba las fotografías y documentos. Su mente trabajaba rápido, conectando los puntos. "Interesante. Una mujer capaz de infiltrarse aquí y enfrentar a Dante de frente."

—¿Debemos tomar medidas? Podríamos seguirlos, eliminarla a ella y a su equipo antes de que se conviertan en un problema—Uno de sus hombres intervino.

Adrián levantó una mano para detenerlo, sus ojos clavados en la fotografía de Elena.

—No. No la toquen. Ella no es como los demás— Su tono era bajo, pero firme, dejando claro que Elena no era un objetivo común para él. —Quiero saber más sobre ella. Qué busca, qué necesita... y qué la motiva. Una mujer como ella no merece ser eliminada. Merece ser conquistada—

Mientras tanto, Elena y su equipo regresaron a su base tras el caótico enfrentamiento en la mansión. Aunque lograron escapar con vida, algo en el aire había cambiado.
—Dante nos vio las caras—dijo Franco, preocupado. —Esto no terminará aquí.—

Elena asintió, mirando el collar que había servido como rastreador y señuelo. —Lo sé. Pero ahora sabemos algo más: Dante no trabaja solo. Hay otra figura moviendo los hilos. Lo sentí en la mansión.—

Sin que Elena lo supiera, sus instintos no estaban equivocados. Adrián, siempre un paso adelante, ya había comenzado a mover las piezas en el tablero.

Días después, Elena recibió un mensaje anónimo. Era breve pero directo:
"Nos volveremos a ver. Muy pronto."

Franco lo leyó por encima de su hombro y frunció el ceño. —¿Dante?

Elena negó con la cabeza, sus pensamientos girando en torno a la mansión. Había sentido algo más en ese lugar, algo que no podía ignorar. —No creo que sea él. Esto es diferente.—

En otro lugar, Adrián sonreía mientras miraba la misma fotografía de Elena en sus manos. Sabía que el camino hacia ella no sería fácil, pero no le importaba. Adrián no era un hombre que aceptara un no por respuesta.

"Te quiero a mi lado, Elena. Y haré lo que sea necesario para que eso suceda."

Así comenzaba una nueva partida, una en la que Elena se convertiría en el centro de los deseos de Adrián, mientras intentaba evitar caer en las garras de dos hombres peligrosos que no estaban dispuestos a perder.

Croacia, Osijek
Franco Vitale

La brisa marina acariciaba la piel de Elena mientras caminábamos por la orilla de la isla. El sonido de las olas chocando contra las rocas era el único que se escuchaba, y por un momento, parecía que estábamos completamente alejados del mundo. Pero lo sabía, la isla no era solo un refugio, no era solo un escape... era un campo de batalla, y yo lo sentía en cada paso que dábamos. El plan estaba en marcha, y ella no tenía ni idea de lo que estaba por venir.

El lado oscuro del corazón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora