Dejame Amarte

Capítulo 27

POV Desconocido.

El olor a puro enmascara el olor a muerte, un olor tan familiar que logra calmar mis nervios antes los gritos que logran traspasar las paredes del lugar. Me levanto saliendo de la oficina, camino por el pasillo con vista al primer nivel viendo a mis hombres trabajar con la nueva adquisición.

Una calada profunda, suelto el humo con lentitud relajando mi cuerpo. Caer en la locura es algo que nunca haré, tengo demasiados años en este negocio como para saber que si pierdo la paciencia, será el responsable de que pueda cometer un error. Y no estoy para cometer un error.

Una cabellera castaña se encarga de las órdenes, el sadismo en él es algo familiar. Pero la impaciencia, los ataques de ira son algo que lo catalogan como un ser irracional. La calma es algo que nunca ha sido su fuerte desde que era un niño. Y por más que trate de corregir eso, es algo imposible teniendo a la madre que tiene. Un error, y veinticuatro años después es mi segundo al mando.

A veces deseo que quien hubiera muerto haya sido él y no su hermano. Alguien que si poseía el temple para algún día ocupar mi lugar. Pero un error, una debilidad y perdí todo. La única presa que ha escapado de mis garras, a quien deseo más que nada. Quiero ver el terror en su mirada, la impotencia de esa noche, y volver a escuchar sus gritos.

― Pronto te tendré de nuevo.

Suelto un silbido y mi hijo levanta la mirada, una seña y es suficiente para dejar a los otros a cargo. Bajo las gradas siguiendo mi camino. Los hombres se hacen a un lado con temor, y los pasos de él me siguen. Los pasillos, y las habitaciones se hacen peores conforme seguimos avanzando.

Algunos cuerpos cuelgan como si fueran viles animales, y no causan nada. Cada uno de ellos lo tiene merecido, porque sentir empatía por unos pobres desgraciados. Cada uno de los pasillos está bien iluminado, odio que tenga luces parpadeantes. Justo al final, está la única puerta que se abre con código, al que pocas personas tienen acceso.

Una mesa está en el centro, un bar en una esquina mientras en el centro de todo, hay un mapa con tantas posibles ubicaciones de casas de seguridad. Hay tantas equis, tantos fallos que me irrito, tan solo no demuestro eso a los demás. Camino hasta estar frente a la pequeña pizarra. Las fotos de las personas que son importantes para ella.

Pero nunca me han importado, tenía una forma fácil de llegar a ella cuando nadie sabía de mi existencia. Ahora es algo complicado. Estar muerto, o al menos lo que dice un papel de hace años me dio tanta libertad para trabar desde la sombra. El observarla durante años, la forma en que como se destruía los primeros dos años.

Eso sí fue gratificante. No podía acercarme, pero ver su sufrimiento llenaba mi alma. Observo la foto de la única persona que ha hecho de mi vida un infierno. La única que ha salido con vida. La misma mirada pedante que tiene su padre posee ella, y tan solo deseo desaparecerlos a ambos.

Pero para llegar a uno de los dos, debo de usar sus debilidades, y aunque las sé, nunca las use. Tal vez ahora es momento de ser impredecible, porque comportarme como siempre, cuando he cambiado. Pero llegar a ellas es difícil, pero nunca imposible.

― Es momento de actuar, sabes que si lo hacemos, volverán a casa ―se mueve frenético alrededor de la mesa ― ¡Necesitamos actuar ya!

Golpea con fuerza haciendo que la madera cruja, me sostiene la mirada segundos, es como un animal enjaulado pero aún no es momento de liberarlo. Tiene una pasión o al menos lo demuestra al momento de idear planes, es como un libro abierto en cuanto a sus emociones que es fácil intuir sus pasos.

Pero su maldita arrogancia, e impaciencia me colma la paciencia. Desearía que no corra mi sangre por sus venas, y con mucho gusto acabaría con él. Nunca me conforme con nada, y ahora debo de hacerlo con él.