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Era un día tranquilo en la aldea de Konoha. El sol brillaba sobre las casas y las calles, donde los niños jugaban y los adultos trabajaban en paz. En una pequeña casa, cerca del bosque Uchiha, vivía una familia poco convencional pero profundamente unida: Itachi Uchiha, Sakura Haruno, y su hijo, Shisui.

Shisui, de diez años, era un niño que siempre llamaba la atención. Su cabello rosa brillante, idéntico al de su madre, era un contraste llamativo con los rasgos Uchiha heredados de su padre. Pero lo que realmente lo hacía especial eran sus ojos: uno verde esmeralda, lleno de la calidez de Sakura, y el otro negro azabache, que parecía llevar la profundidad del clan Uchiha.

Aquel día, Shisui estaba entrenando con su padre en el patio trasero. Aunque joven, ya demostraba un talento excepcional, mezcla del rigor de Itachi y la determinación de Sakura.

—Papá, ¿por qué me llamaron Shisui? —preguntó el niño de repente, mientras bloqueaba uno de los golpes de su padre con una precisión impresionante.

Itachi hizo una pausa, observando a su hijo con una expresión tranquila pero seria. Sabía que esa pregunta llegaría en algún momento.

—Te llamamos Shisui en honor a alguien muy importante para mí. —Itachi guardó su kunai y se sentó bajo un árbol, invitando a su hijo a acompañarlo—. Era mi mejor amigo, un ninja increíblemente fuerte y noble. Su nombre era Shisui Uchiha, y dedicó su vida a proteger la paz de la aldea y a su clan.

Shisui escuchaba atentamente, fascinado por las palabras de su padre.

—¿Qué le pasó? —preguntó en voz baja, ya intuyendo que la historia no tendría un final feliz.

Itachi respiró hondo, su mirada fija en el horizonte.

—Hizo un sacrificio muy grande. Dio su vida para proteger lo que amaba. —Su voz era calmada, pero sus ojos reflejaban un dolor profundo—. Espero que, al llevar su nombre, recuerdes siempre que la verdadera fuerza no viene de lo que podemos destruir, sino de lo que estamos dispuestos a proteger.

Sakura salió de la casa en ese momento, trayendo consigo una bandeja con té. Sonrió al ver a su hijo y a su esposo compartiendo un momento tan especial.

—¿Hablando de Shisui, verdad? —preguntó mientras se sentaba junto a ellos.

—Sí, mamá. Papá dice que era un héroe. —Shisui la miró con una sonrisa brillante, orgulloso de llevar el nombre de alguien tan honorable.

Sakura acarició el cabello de su hijo, mirándolo con ternura.

—Lo era. Pero tú también eres un héroe para nosotros, Shisui. —Le dio un beso en la frente—. Tu padre y yo estamos seguros de que harás cosas increíbles en el futuro.

Shisui sonrió, sintiendo el amor de sus padres envolviéndolo como un cálido abrazo. Aunque aún era un niño, sabía que tenía un gran legado que honrar. Y en ese momento, bajo la sombra del árbol, prometió a sí mismo que viviría de acuerdo con el nombre que llevaba.

La vida en Konoha seguía adelante, pero para la familia Uchiha, aquel día fue un recordatorio de que, incluso en el dolor del pasado, siempre había lugar para el amor, la esperanza y el futuro. Y Shisui Uchiha, con su cabello rosa y sus ojos
únicos, era la prueba viviente de ello.

Era una tarde tranquila en Konoha, pero para Shisui Uchiha, de diez años, la curiosidad pesaba más que cualquier otra cosa. Desde que escuchó el nombre que llevaba, había sentido una mezcla de orgullo y misterio. Sus padres, Itachi y Sakura, siempre hablaban de "Shisui" con un respeto silencioso, pero nunca le daban los detalles que él buscaba.

𝐄𝐥 𝐬𝐞𝐜𝐫𝐞𝐭𝐨 𝐝𝐞 𝐒𝐡𝐢𝐬𝐮𝐢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora