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Era una tarde tranquila en la casa de los Uchiha. Después de que Mikoto hiciera sus bromas y todos se acomodaran un poco con el bebé, Sakura decidió que era momento de regresar a su casa. Aunque había prometido cuidar al niño, su hogar la esperaba, y necesitaba organizar algunas cosas para el futuro. Sabía que tenía que hablar con Sasuke sobre qué hacer a continuación.

—Voy a ir a casa, Sasuke. Ya sabes, tengo que atender algunas cosas. Te veré después —le dijo a Sasuke con una sonrisa, alzando al bebé en brazos.

Shisui, que hasta entonces había estado tranquilo, comenzó a mirar a Sakura con una intensidad inusual. La pequeña mano del niño se extendió hacia ella, como si comprendiera lo que estaba sucediendo. Cuando Sakura comenzó a alejarse, un sollozo suave pero cargado de tristeza escapó de los labios de Shisui. Al principio, parecía un pequeño suspiro, pero pronto creció en un llanto fuerte y angustioso, algo que sorprendió a todos en la habitación.

—¿Que pasa? —exclamó Sakura, al escuchar el llanto. Se detuvo y miró al bebé con preocupación. Algo no estaba bien. El niño estaba visiblemente alterado, sus lágrimas caían con fuerza mientras sus ojos se dirigían hacia ella.

Itachi, que hasta ese momento había estado observando la escena en silencio, se acercó rápidamente. El llanto de Shisui no solo lo preocupaba, sino que también lo sorprendía. A pesar de ser tan pequeño, parecía comprender el impacto de la situación.

—¿Por qué está llorando? —preguntó Sakura, mirando a Itachi con los ojos llenos de duda.

Itachi, aunque más tranquilo que el resto, sintió una extraña presión en su pecho al ver la angustia de ese niño Familiar. Sabía que Shisui aún no podía hablar, pero ese llanto parecía cargar con una tristeza que iba más allá de su corta edad.

Sakura intentó calmar al niño, pero él no se detenía. Finalmente, Itachi, sintiendo que debía hacer algo para tranquilizar la situación, dio un paso hacia adelante.

—Sakura, si te quedas... tal vez él se calme —sugirió Itachi con un tono suave pero firme. Aunque sabía que era una propuesta fuera de lo común, sentía que había algo en el llanto de Shisui que debía ser atendido.

Sakura, sorprendida por la invitación, miró a Itachi, buscando una respuesta en su mirada. Sabía que no podía quedarse demasiado tiempo, pero el niño la necesitaba. Algo en su corazón le decía que debía quedarse un poco más.

—¿De verdad crees que se calmará si me quedo? —preguntó Sakura, con una mezcla de confusión y preocupación.

Itachi asintió lentamente, mirando al niño con seriedad, pero también con algo de ternura. Alzó la vista y miró a Sakura con la misma calma con la que siempre la observaba, pero en ese momento, había una sinceridad que no pasó desapercibida.

—Sí, creo que sí. —Dijo en voz baja, pero clara.

Sakura observó al niño y luego a Itachi. Sabía que no era el momento para irse, y sin decir una palabra más, decidió quedarse un poco más. Se sentó con él en sus brazos, acariciándole la cabeza suavemente.

—Está bien, me quedaré un rato más —dijo Sakura, sonriendo levemente.

Itachi, al ver que Sakura decidía quedarse, observó al bebé por un momento antes de regresar a su lugar. Aunque no estaba completamente seguro de por qué Shisui había reaccionado así, sentía que algo más profundo estaba ocurriendo. No era solo un niño extraño que había aparecido de la nada, era más que eso. Algo conectaba a este niño con todos ellos, algo que ninguno de ellos entendía aún.

𝐄𝐥 𝐬𝐞𝐜𝐫𝐞𝐭𝐨 𝐝𝐞 𝐒𝐡𝐢𝐬𝐮𝐢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora