La mañana siguiente amaneció gris y lluviosa, como si el cielo reflejara el torbellino de emociones que sentía. Me desperté entre Zoe y Lucy, nuestros cuerpos entrelazados en la pequeña cama de Lucy. Por un momento, me permití disfrutar de la calidez y el confort de estar rodeada por mis mejores amigas.
Pero la realidad pronto se impuso. Era jueves, lo que significaba otro día de instituto. Otro día enfrentándome a mis compañeros, a los profesores... a Jay.
Jay. El recuerdo de nuestra conversación del día anterior me golpeó como una ola. ¿Realmente quería hablar conmigo hoy? ¿O se habría arrepentido ya de su momento de... lo que fuera que hubiera sido eso?
—Mmm... ¿qué hora es? —murmuró Zoe, estirándose como un gato.
Miré el reloj y solté un gemido. —Las 6:30. Tenemos que levantarnos si queremos llegar a tiempo.
Lucy gruñó, enterrando la cara en la almohada. —Cinco minutos más...
—Venga, dormilona —le dije, sacudiéndola suavemente—. Arriba.
Nos preparamos en un caos organizado, prestándonos ropa y maquillaje, riendo de nuestro aspecto despeinado y ojos hinchados. Por un momento, casi pude olvidar todo lo demás y simplemente disfrutar de ser una adolescente normal.
Pero mientras caminábamos hacia el instituto, la ansiedad volvió a apoderarse de mí.
—¿Estás bien? —preguntó Zoe, notando mi cambio de humor.
Asentí, forzando una sonrisa. —Sí, solo... nerviosa, supongo.
—Por Jay —dijo Lucy, no era una pregunta.
—Entre otras cosas —admití.
Zoe me pasó un brazo por los hombros. —Pase lo que pase, estamos contigo. Y si Parker se pasa de listo, le patearé el culo.
No pude evitar reír. —Mi heroína.
Llegamos al instituto y, como siempre, el pasillo era un hervidero de actividad. Pero esta vez, algo era diferente. La gente me miraba, susurraba a mi paso. Algunos incluso me sonreían.
—¿Qué coño pasa? —murmuré, incómoda bajo tanta atención.
—Creo que te has vuelto famosa —dijo Lucy, mirando alrededor con asombro.
—Genial —gruñí—. Justo lo que necesitaba.
Nos dirigimos a nuestras taquillas, intentando ignorar las miradas y los murmullos. Estaba sacando mis libros cuando sentí una presencia a mi espalda. Me giré, esperando ver a Jay, pero en su lugar me encontré cara a cara con Brittany.
—Vaya, vaya —dijo, su voz destilando veneno—. Si es la nueva celebridad del instituto.
Cerré mi taquilla de golpe. —No sé de qué hablas, Brittany.
Ella soltó una risita falsa. —Oh, por favor. Todo el mundo está hablando de cómo le plantaste cara a Jay ayer. Pero no te hagas ilusiones, cariño. Jay es mío.
Sentí cómo la rabia me subía por la garganta. —Puedes quedártelo —escupí—. No me interesa en lo más mínimo.
Brittany entrecerró los ojos. —Más te vale. Porque si intentas algo con él...
—¿Qué? —la interrumpí, dando un paso hacia ella—. ¿Qué vas a hacer, Brittany?
Por un momento, vi miedo en sus ojos. Claramente no esperaba que le plantara cara. Pero rápidamente se recompuso.
—Solo mantente alejada de él —siseó antes de darse la vuelta y marcharse.
Zoe y Lucy, que habían presenciado todo el intercambio, se acercaron.
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Reflejos rotos
RomanceMía Stewart se siente como una sombra en su instituto, una chica que pasa desapercibida en el bullicio adolescente, su mundo interno está marcado por pesadillas y secretos oscuros que la mantienen atrapada en una prisión de soledad. Cada día es una...