Era una noche lluviosa, y un taxi corría carretera abajo, dando tumbos. Había un hombre sentado en el asiento de atrás, tan abrigado que apenas se le veían los ojos y un par de mechones de pelo rubio entre su espesa bufanda tejida a mano. Una bolsa de plástico llena de cajas de pastillas descansaba en su regazo, su contenido repiqueteando con el balanceo del vehículo. Era una zona oscura y llena de baches. Le asustaba un poco, pero tarareaba en voz baja para calmarse.
El conductor hacía su trabajo con prisa, haciendo pequeños derrapes y saltándose alguna que otra norma de tráfico. Suspiraba una que otra vez, algo ansioso. El extraño al que veía por el espejo retrovisor le intimidaba en cierto modo. Su voz, sin embargo, resultó ser bastante dulce cuando le peguntó en voz baja:—Eh- ¿queda mucho ya? No, ¿verdad? Necesito ver a Príncipe.
—No.
El conductor hizo una pequeña pausa, dándole golpecitos al volante con los dedos.
—Aunque si quieres voy más rápido, eh?—Contestó con algo de desgana.
—E-estaria bastante bien. Principe me necesita. Se pondrá muy, muy triste si no cuido de él. Pisa el acelerador, por favor.-Apretó la bolsa.
—¿Eh? Pues vale.
Apretó el acelerador sin cuidado. El coche daba tumbos por el callejón, yendo cada vez menos recto y casi subiendo por la pequeña acera en más de una ocasión. Intentó sacar tema de conversación más de una vez, pero todo se quedó en un pequeño balbuceo.
Quitó una mano del volante. Se secó algo de sudor que tenía en la cara y se giró un poco, sin quitar la vista completamente de la carretera.—¿Príncipe es tu gato o algo?
—No, es mi pato. Me ayuda a cuidar del jardín y le quiero mucho, con él no estoy solo, aunque no siempre estoy solo, a veces voy a ver a gente. Miércoles y sábados.-Parecieron iluminársele un poco los ojos al hablar del animal, pero al mencionar la palabra
"gente" volvió a su expresión en blanco habitual.—Un pato? Nunca conocí a nadie que tuviese un pat-
BAM.
De repente un golpe seco y un grito que no tardó en callar, seguido de un enorme bache. El conductor paró el coche lo antes posible.
—CÓMO-
Se quitó el cinturón y salió disparado del coche, solo para ver la escena; Había una persona bajo el coche, ensangrentada y con algunas articulaciones y huesos sacados de sitio. Las ruedas delanteras y casi las traseras le habían aplastado brutalmente.
—MIERDA- MIERDA JODER MIERDA- MIERDA.
Se cubrió la cara, sus ojos llenos de dolor. Las rodillas le fallaron y cayó al suelo. Empezaba a hiperventilar.
—S-señor conductor- por qué escapa? Le asusta algo? Solo ha habido un bache, no? Turbulencias.
El pasajero seguía sentado en su sitio. La situación le confundía pero no le asustaba.
—EH? ESPERE AHÍ, VALE?
El conductor apartó las manos de sus ojos poco a poco, mirando la ventanilla trasera, aterrorizado. La persona yacía en frente de él. Sus ojos se clavaron en la víctima. "Joder, debería hacer- eso?" pensó, mientras acercaba la mano en dirección a su cuello, para tomarle el pulso. Temblaba de pies a cabeza.
Su dedo llegó a la arteria del cuello. Nada. Tan silenciosa como el vacío de los ojos del hombre cuya muerte era su responsabilidad. Porque había muerto.
—Mierda. Mierda no no no no- No tiene- No tiene pulso. Joder-
Se levantó con algo de dificultad, y empezó a andar lentamente hacia atrás. Sudaba y no estaba respirando bien. Se apoyó en la pared del estrecho callejón. Miró al otro, expectante, esperando su respuesta ante la situación.
...Una respuesta inexistente. Tras haber salido del coche, el otro sólo miraba el cadaver con los ojos en blanco.
—E ee eee... ¿Vamos a limpiarlo? Lo siento mucho.
Se arrodilló ante el muerto y le miró a los ojos. En silencio absoluto se los cerró con dos dedos.
—Whoop. Ahora podrá dormir y visitar el jardín. Está bien. ¿Vamos a limpiarlo?
—¿DORMIR? ¿¿¿ERES CONSCIENTE DE LO QUE ACABA DE PASAR???
Se miró la mano, manchada de sangre. Temblaba. Parecía como si todo lo de alrededor se fuese a desmoronar, dando vueltas alrededor de su cabeza.
—JODER JODER VOY A VOLVER A LA CÁRCEL, VOY- VAMOS- TÚ ESTÁS AQUÍ Y- MIERDA NO NO NO-
Se agarró el pecho. Intentó respirar hondo, aunque el peso no hacía más que aumentar. Cerró los ojos, apretando con fuerza. Luego de lo que parecieron horas, abrió la boca, hablando con un hilo de voz.
—¿Limpiarlo dices?
Hola gente, hasta aquí el primer capítulo de la historia de... bueno, aún no conocéis sus nombres, pero espero que os interese igualmente. Ha sido escrita en colaboración con cameronthetapeworm a lo largo de bastante tiempo, y está en revisión constante así que esperad ediciones a lo largo del tiempo. Así mismo, si veis inconsistencias, errores o algo difícil de entender, estoy abierto a sugerencias, así que dejad un comentario. Gracias por leer, y nos vemos pronto en el próximo capituló. Os queremos <3
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The duke
Tiểu Thuyết ChungOberon y El Duque emprenden una maravillosa aventura por el norte profundo de Inglaterra.