Raptores y escopetas

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El viento ensordecía a la doctora conforme la roca se desplazaba a gran velocidad por los aires. Finalmente comenzó a caer, la dirección era incierta, pero podía ver árboles altos y neblina. Escuchó a Lexa decirle algo, pero Slone no podía escucharle con todo el ruido del zumbar de la roca y el viendo que pasaba por sus oidos.

Slone viró a ver a Lexa y gritó "¡¿Qué?!" Y luego volvió a mirar al frente donde iba la roca, cuando volvió a girarse a ver a Lexa, esta ya no estaba, y antes de que la doctora pudiera buscar si la princesa se había caido, la piedra se impactó contra el suelo. Mandando a Slone por los aires, por suerte, parece que la piedra la había envuelto con una especie de aura que duró lo suficiente para que esta no recibiera ningún daño al caer.

Slone revisó los alrededores, viendo cómo la piedra se perdía varios metros aún rebotando. Estaba en una especia de Pantano, o jungla, los árboles eran muy altos. Los sonidos de la naturaleza inundaban el lugar, mosquitos, la brisa, un rio cercano, quizá una cascada y... un sonido animal. Pero dificil de reconocer.

Como experta de la IO, la doctora conocía una gran variedad de criaturas de distintos periodos del tiempo y realidades. Pero le parecía imposible que lo que estaba escuchando fuera cierto, ¿un dinosaurio? ¿Un raptor?

Escuchó su inconfundible chillido nuevamente, no era uno, bien podían ser dos... no, sus pisadas ya marcaban más. Tres. No serían problema, si la doctora no tuviera más que las balas del francotirador y ese rifle, no debió descartar la escopeta.

Con tanta vegetación era imposible ver a los predadores, solo podía escucharlos, pero se confundían con el bullicio de la jungla. La doctora, midió sus opciones. Podría irse por el pantano, su movimiento sería más lento pero podría ver a los raptores acercarse. O podría arriesgarse a buscar un arma por la jungla, el problema era que la doctora no reconocía el sitio. Peor aún su guía o por lo menos ayuda temporal no se veía en ninguna parte. Que ironía si Lexa fue presa de los raptores.

Aparte del rifle, solo tenía una granada cinética. Lo cual la salvaría del ataque inicial, pero seguramente la alcanzarían de nuevo. De repente, un rugido de los raptores se escuchó entre las hierbas, las pisadas se escuchaban acercándose. Ya no había tiempo para planear.

No había duda, la doctora estaba rodeada. De uno de los juncos se asomó el hocico de un raptor y su mirada estaba fijada en Slone.

Slone tragó saliva con miedo y apuntó su rifle de francotirador, disparando casi de inmediato. El reptil esquivó el disparo y saltó sobre ella. Slone le tiró la granada cinética que con surte le dio en el aire y mandó a la bestia lejos.

Pero ya dos raptores más se acercaban, la doctora estaba recargando tan rápido como podía mientras veía a los dinosaurios acercarse. No fue lo suficientemente rápida y para cuando ya casi terminaba de recargar sintió el punzante corte de una de las garras de los raptores en un costado.

"Ah!" La doctora se quejó y disparó de nuevo, estaba demasiado cerca para poder alinear su tiro y volvió a fallar.

Los raptores que habían retrocedido por un segundo se abalanzaron contra Slone, pero antes de alcanzarla de nuevo, un disparo de escopeta los empujó fuera de equilibrio.

"De verdad que te gusta meterte en problemas forastera" Se burló Lexa mientras empuñaba la escopeta y espantaba a los raptores con disparo tras disparo.

Acostumbrada a tener muchos subordinados, a Slone no le es extraño que la salven o algo. Pero recibir ayuda de una persona que Slone consideraba inferior era un sentimiento extraño, ¿gratitud?

Subestimó a Lexa, pero como toda una profesional no pensaba que esta se diera cuenta. "Debiste siquiera advertirme cómo funcionaría la piedra." Se quejó Slone.

"Claro, y los que nos perseguían seguramente iban a esperar que te diera un tutorial." Contestó Lexa.

"¿Quiénes eran?" Preguntó Slone mientras ambas salían del pantano a un claro.

"No lo sé, aparecieron un día y comenzaron a disparar entre sí, otros comenzaron a formar alianzas y ahora se la pasan por toda la isla. No son muy conversadores."

"Entonces ¿pueden estar aquí?" Se preocupó Slone.

"No, casi no vienen acá, no les gusta la jungla, parece que no saben navegarla sin caerse de los árboles o lianas." Explicó Lexa. Recargando la escopeta.

"Es una suerte que termináramos en el único sitio donde estamos a salvo." Comentó Slone a lo que la princesa le corrigió.

"No, eso sería el castillo de papá."

"¿Tu padre? Preguntó la doctora.

Lexa se burló, "No es mi padre de verdad. Pero como su majestad tiene miles de años. Lo llamo papá porque lo enfada mucho. Le dijera abuelo, pero es que no se le notan los años, salvo una linea de canas en la cabeza."

Quien fuera que esta chica está mencionando, suena como un poderoso aliado. No estaría mal ir por él, pero sin la ayuda de Lexa, Slone no cree poder salir de esta isla, muchos menos toparse con ese "papá" o como se llame.

"Este papá que dices, ¿está lejos?" Preguntó la doctora.

"Más o menos, depende de los peligros y perdí la roca de vista." Lexa buscó por los alrededores como si intentara encontrar la piedra.

"Bueno, vamos allá." Dijo Slone, decidida a conocer a este hombre de miles de años.

Fuego Cruzado: Slone y la Princesa de la IslaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora