El paddock del Gran Premio de Mónaco rebosaba de vida. Los motores rugían, la prensa correteaba de un lado a otro, y las cámaras apuntaban a cada rincón en busca de algo interesante. Sarah estaba acostumbrada al caos, pero esta vez el bullicio parecía multiplicarse dentro de su cabeza. A lo lejos, Carlos hablaba con los ingenieros de Ferrari, completamente ajeno a la forma en que ella observaba a Pierre Gasly desde la otra punta del box.
El piloto de Alpine había estado charlando con su equipo, pero por un instante sus ojos se encontraron con los de Sarah. Fue rápido, apenas un segundo, pero la chispa fue inconfundible. El calor subió por su cuello, y tuvo que desviar la mirada antes de que alguien más notara lo que estaba ocurriendo.
Desde Singapur, ese juego peligroso que habían comenzado solo se había intensificado. Habían hecho promesas de parar, de volver a sus respectivas vidas sin complicaciones, pero cada vez que estaban cerca, todo se desmoronaba. El riesgo no los frenaba; al contrario, parecía avivar algo más profundo y oscuro en ambos.
-Te estaba buscando -dijo Carlos al volver hacia ella, colocándole una mano suave en la cintura.
Sarah sonrió con naturalidad, como si nada la perturbara, aunque por dentro luchaba por controlar su respiración.
-Estaba distraída, lo siento.-¿Todo bien? -preguntó Carlos con su tono protector.
-Sí, claro. Solo estoy un poco cansada -mintió, esquivando cualquier sospecha.
Carlos le sonrió, tranquilo, y volvió a concentrarse en los preparativos. Sarah fingió revisar su teléfono, pero en realidad estaba esperando otro momento en el que Pierre pudiera lanzarle esa mirada cargada de promesas.
La primera vez que cruzaron esa línea había sido una mezcla de impulsos y rabia contenida. En Singapur, tras un evento social, Sarah había terminado caminando sola hacia el hotel. Carlos había estado ocupado con compromisos del equipo, y ella necesitaba despejarse. Lo último que esperaba era encontrarse con Pierre en el lobby, también en busca de algo de aire.
-No pensé que fueras de los que se escapan de las fiestas -bromeó ella al verlo.
-Solo cuando no vale la pena quedarse -respondió él con una sonrisa.
Hablar con Pierre siempre había sido fácil. Era encantador de una manera diferente a Carlos, más descarada, menos pulida. Esa noche, el alcohol ayudó a que la conversación se tornara más personal, y pronto se encontraron compartiendo confidencias que ninguno había planeado revelar.
-¿Nunca tienes la sensación de que estás atrapada? -preguntó Pierre, su voz casi un susurro.
Sarah no respondió de inmediato, pero algo en su expresión delató lo que estaba pensando. Pierre lo notó, y antes de que pudiera arrepentirse, se inclinó hacia ella. El beso fue repentino, casi agresivo, y cuando se separaron, ambos sabían que habían cruzado una línea.
Sin embargo, ninguno quiso retroceder. Esa misma noche, en la habitación de Pierre, dejaron de lado cualquier rastro de culpa.
Desde entonces, buscarse había sido inevitable. No importaba que Francisca, la novia de Pierre, estuviera siempre cerca, o que Carlos confiara ciegamente en Sarah. Lo que tenían era clandestino, y esa clandestinidad era lo que lo hacía tan irresistible.
En Mónaco, el riesgo se había intensificado. Los encuentros eran más complicados de planear, pero eso solo hacía que el deseo creciera. Cada vez que estaban juntos, el tiempo parecía detenerse, y ambos olvidaban las consecuencias.
-Estás jugando con fuego -susurró Pierre una noche mientras la tenía entre sus brazos en su habitación de hotel.
-Tú también -respondió Sarah, dejando escapar una risa suave.
-Lo sé. Y me encanta.
Se besaron de nuevo, más intensamente esta vez. Cada caricia, cada palabra susurrada, parecía desafiar al mundo exterior. No había espacio para la culpa en esos momentos, solo para la euforia de estar juntos.
El domingo de carrera llegó con una mezcla de nervios y emoción. Sarah observó a Pierre desde el garaje de Ferrari, y él, como siempre, no perdió la oportunidad de dedicarle una mirada cargada de intenciones.
La carrera fue caótica, con choques y estrategias arriesgadas que mantuvieron a todos al borde de sus asientos. Cuando terminó, Carlos celebró su tercer puesto con entusiasmo, y Sarah se aseguró de felicitarlo con todo el entusiasmo que pudo reunir. Sin embargo, su mente estaba en otro lado, anticipando el mensaje que sabía que llegaría pronto.
Esa misma noche, mientras Carlos celebraba con el equipo, Sarah encontró una excusa para escaparse. Pierre la estaba esperando en una suite apartada, y el simple hecho de saber que estaban burlando a todos hacía que su corazón latiera con fuerza.
-Pensé que no vendrías -dijo él al verla entrar.
-Siempre vengo -respondió ella con una sonrisa, acercándose para besarlo.
El momento fue intenso, como siempre. No hablaban del futuro ni de lo que significaba lo que estaban haciendo. En esos encuentros, solo existía el presente.
Sabían que lo que hacían era egoísta, cruel incluso. Estaban jugando con los sentimientos de dos personas que confiaban en ellos, pero el placer que encontraban en esa doble vida era más fuerte que cualquier culpa. No se trataba solo de deseo; era la emoción de lo prohibido, de saberse intocables aunque estuvieran caminando sobre una cuerda floja.
Cada vez que se separaban, ambos volvían a sus rutinas con la misma facilidad con la que se colocaban una máscara. Carlos nunca sospechaba nada, y Francisca tampoco. Pero Sarah y Pierre sabían que su juego no podía durar para siempre.
El riesgo era cada vez mayor, pero también lo era la intensidad de lo que compartían. Ninguno de los dos quería detenerse, aunque el precio de continuar era cada vez más alto.
Y, en el fondo, ambos sabían que cuando todo explotara, no quedaría nada intacto.
Autorx: @/shelvstayy (me!)
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𝗼𝗻𝗲 𝘀𝗵𝗼𝘁𝘀 - f1
Fanfic- one shots ➤ F1 drivers one shots𑁤.ᐟ f1 driver × oc fem ᝰ.ᐟ ❪shelvstayy ✶ 2024❫