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"Aunque la indiferencia no era el estilo de Issabella, había decidido que, después de la "humillación" de la noche anterior, ese sería el camino a seguir con Lynn. Su mente se lo repetía como un mantra: mantener distancia, no dejarse afectar, actuar como si no le importara."
Issabella golpeaba el lapicero contra su libro con impaciencia, generando un sonido constante que comenzaba a molestar incluso a los pocos estudiantes presentes en la biblioteca. Sus ojos viajaban repetidamente entre el reloj de su muñeca, que marcaba las once en punto, y la puerta principal. Lynn debería haber llegado hace una hora, pero no había ni un rastro de ella.
-Claro, ¿por qué esperaba algo distinto de ella? -murmuró entre dientes, con un toque de sarcasmo, mientras tamborileaba los dedos sobre la mesa.
Finalmente, cansada de esperar, juntó sus cuadernos de golpe, apilándolos con un ademán brusco que revelaba su irritación. Estaba a punto de levantarse de la silla y marcharse cuando, de pronto, la silueta inconfundible de Lynn apareció en el marco de la puerta de la biblioteca.
Lynn contrastaba completamente con el entorno tranquilo de la biblioteca: respiraba agitada, con su cabello ligeramente desordenado y gotas de sudor en la frente, como si hubiera corrido hasta allí. Sin mostrar señales de incomodidad, se dejó caer en su asiento sin gracia, lanzando su mochila al suelo con un ruido que provocó un par de miradas desaprobatorias de los otros estudiantes.
Issabella, con los brazos cruzados y una ceja arqueada, la miraba fijamente, conteniendo la mezcla de frustración y curiosidad que se acumulaba en su interior.
-Entonces, ¿por dónde empezamos? -preguntó Lynn con una sonrisa despreocupada, aparentemente ajena a la evidente molestia de Issabella.
Issabella cerró los ojos, soltó un largo suspiro y contó mentalmente hasta diez, intentando no perder el control ni estallar en aquel ambiente silencioso.
-Primero, vas a levantar tu mochila del suelo -dijo, señalando el objeto con un movimiento de su lapicero-. Y segundo, ¿qué estabas haciendo? Estoy aquí desde las diez. Ni siquiera hice mi rutina de la mañana para llegar temprano, ¿y tú llegas como si nada?
Lynn soltó una carcajada burlona mientras se recostaba en su asiento con total desinterés.
-¡Ay no! Ahora se te va a caer la cara por no aplicarte mil cremas innecesarias -respondió con sarcasmo, arqueando una ceja.
Issabella le dirigió una mirada afilada, sin perder la compostura.
-Cremas que, por tu bien, deberías empezar a usar -replicó, dejando entrever una sonrisa socarrona.
Lynn rodó los ojos, cruzando los brazos con un aire desafiante. A pesar de su actitud desganada, mantenía su mirada fija en Issabella, quien comenzaba a mostrar leves signos de nerviosismo. Finalmente, Issabella suspiró con resignación y abrió los libros frente a ella.
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Love Grows
Teen Fiction¿Puede una chica romántica y delicada enamorarse de alguien tan ruda como Lynn Loud? Issabella Abrams era esa chica: amante del color rosa, del maquillaje, la poesía, y de las historias de amor. Todo lo contrario a Lynn Loud, quien prefería la acció...