𝐄𝐥 𝐬𝐞𝐜𝐫𝐞𝐭𝐨 𝐝𝐞 𝐒𝐡𝐢𝐬𝐮𝐢

4.

El sol de la mañana iluminaba la cocina de los Uchiha mientras Mikoto se movía con naturalidad, preparando el desayuno con la ayuda de Sakura. La joven kunoichi había insistido en colaborar, pero Mikoto parecía más interesada en charlar que en dejarle trabajo real.

—Es agradable tenerte aquí, Sakura. Últimamente Itachi ha estado mucho más... ¿cómo decirlo? Relajado. Creo que este pequeño tiene algo que ver con eso —dijo Mikoto, mirando con cariño al bebé Shisui, sentado en su silla alta y mordisqueando un trozo de fruta.

Sakura sonrió, sacudiendo un poco la cabeza.

—Shisui es un bebé muy especial. Tiene algo que... no sé, simplemente te atrapa.

Mikoto le lanzó una mirada pícara mientras revolvía algo en una sartén.

—¿Y no será que ese "algo" lo heredó de su padre? —dijo con un tono juguetón.

Sakura parpadeó, confundida por un momento, pero luego entendió la insinuación y sintió que sus mejillas se encendían.

—¡Mikoto-san! Yo... no es...

—Oh, vamos, Sakura. El parecido es innegable. Mira esos ojos, esa expresión seria. ¿No crees que se parece demasiado a Itachi? Aunque, ahora que lo pienso... —Mikoto se inclinó un poco hacia Shisui, observándolo de cerca—. También tiene algo tuyo. Quizás esos gestos tan expresivos cuando algo no le gusta.

Sakura se llevó una mano al rostro, completamente roja.

—¡Eso no tiene sentido! Es sólo una coincidencia...

—Claro, claro, una coincidencia —respondió Mikoto con una sonrisa que dejaba claro que no le creía en absoluto.

Shisui, en su silla, observaba a las dos mujeres interactuar. Aunque no podía hablar, entendía perfectamente el tono de la conversación. ¿Qué quiere decir con eso de que me parezco a mi papá y a mi mamá? pensó, mientras intentaba tomar otro trozo de fruta con sus pequeñas manos.

En ese momento, Itachi apareció en la cocina, su expresión calmada como siempre.

—¿Qué ocurre aquí? —preguntó, mirando a su madre y luego a Sakura, quien aún estaba notablemente incómoda.

Mikoto no perdió la oportunidad.

—Nada, querido. Sólo hablábamos de cómo este pequeño podría ser tu hijo. No me sorprendería en absoluto.

Itachi alzó una ceja, pero no respondió directamente. En lugar de eso, se acercó a Shisui, quien lo miró con ojos grandes.

—Parece que disfrutas causar revuelo, pequeño —murmuró Itachi mientras le acariciaba la cabeza al bebé.

Sakura, aún intentando recuperarse, dejó escapar un suspiro y miró a Mikoto.

—Mikoto-san, de verdad, debería volver a casa. No quiero causar más inconvenientes.

—¿Inconvenientes? —replicó Mikoto, con una sonrisa amable—. Sakura, tú no causas inconvenientes. De hecho, creo que Itachi estaría más que feliz si te quedaras un poco más.

Sakura desvió la mirada, sintiendo el peso de la sonrisa de Mikoto y la presencia de Itachi detrás de ella. Mientras tanto, Shisui seguía observando todo con atención. Esto está empezando a ponerse raro. ¿Por qué todos están tan incómodos?