Capítulo 40

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Lucas

Mi cuerpo parecía haber entrado en un estado de pura pulsación, como si cada latido fuera un eco de mi deseo desbordante. Intenté controlarme, pero el anhelo y las ganas terminaron por vencerme. Quiero que esto sea especial, tanto para Emma como para mí.

Antes de ella, estar con alguien era solo sexo; era una experiencia vacía, un acto sin más significado. Nunca había sentido amor ni esa conexión profunda con la persona que estaba a mi lado.

Pero ahora, cada parte de mi ser se siente entrelazada con el de ella. Incluso el simple gesto de acariciar sus hombros desnudos me provoca un escalofrío que recorre mi piel, mientras la beso con una mezcla de ternura y deseo. Todo es diferente, todo es especial.

Al entrar en la cabaña, el calor me envuelve, pero siento que hay algo más intenso en el aire. La miro a los ojos y veo no solo su necesidad, sino también la lucha interna que libra entre lo que debería hacer y lo que realmente anhela.

—¿Segura, cariño? —le pregunto por segunda vez, sintiendo una mezcla de ansiedad y deseo en el aire, como si cada palabra que pronuncio pudiera romper el hechizo entre nosotros.

—Estoy segura —responde con una voz jadeante que me vuelve loco, un sonido que me envuelve en una ola de pasión y confianza.

Con ese simple "sí", siento que el mundo a nuestro alrededor se desvanece. La luz suave de la habitación acaricia nuestras pieles, creando sombras danzantes en las paredes. Me acerco a ella, mis manos bajan lentamente hasta su cintura. La volteo con delicadeza, su espalda queda expuesta a mi vista, y un escalofrío de anticipación recorre mi cuerpo mientras beso sus hombros y su cuello con lentitud. Con cada roce, voy retirando poco a poco el vestido al bajar el cierre, como si estuviera desnudando no solo su cuerpo, sino también su alma.

—Nunca antes me había gustado tanto el rojo como ahora —murmuro, admirando el color vibrante de su vestido que ahora descansa en el suelo.

La escucho reír suavemente; es un sonido que resuena en mi pecho y me embriaga de felicidad. Se vuelve hacia mí, sus ojos brillan con una chispa traviesa. Bajo la mirada y veo su cuerpo desnudo ante mí; la calidez se apodera de mí y siento mis manos acariciando su cintura con ternura.

—Eres la mujer más hermosa que he conocido y que conoceré jamás —le confieso, sintiendo que esas palabras son un eco sincero de mi corazón.

Su beso me toma por sorpresa; es un fuego que enciende cada rincón de mi ser. Camino lentamente hacia atrás, guiándola con suavidad hasta acostarla en la cama. Acaricio su abdomen mientras beso su cuello y clavícula, descubriendo cada curva y cada rincón de ella con devoción. Nunca antes me había detenido a apreciar el cuerpo de otra mujer como lo estoy haciendo ahora; todo se siente tan natural, tan íntimo.

Ella acaricia mis brazos con fuerza mientras retira mi camisa; hay una conexión palpable entre nosotros, una danza silenciosa donde nuestros corazones laten al unísono. Besándola, siento que estamos en perfecta sincronía con nuestras almas.

No hay momento más especial ni diferente en mi vida como este... La atmósfera está cargada de promesas y deseo, un instante suspendido en el tiempo donde solo existimos nosotros dos.

[•••]

Tomados de la mano, entramos a su casa. La noche ya había avanzado, casi era la medianoche, la hora que Elaine me había indicado que la trajera. Hace unos minutos, había vivido el momento más especial de mi vida con Emma, y saber que también fue significativo para ella me llenó de una felicidad indescriptible.

Sentir que soy el primero en compartir algo tan íntimo con una chica como Emma conecta nuestras almas de una manera instantánea. Juro que, en ese instante, sentí que era mi primera vez también.

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