Desde las alturas de la inmensa fortaleza, una brisa fuerte se cortaba contra las poderosas murallas. En elegante vuelo, un ave regresaba. Alas metálicas, pico dorado, una mirada llena de luz y electricidad.
Un halcón mecanizado volvía a su dueño, que le esperaba con paciencia en la altura de la torre. Con la mirada fija en la jungla, donde no hace mucho vio un par de siluetas caer con la ayuda de una mena cinética.
El hombre levantó el brazo, dejando al ave de metal posarse en este. "Hmmm, están muy lejos."
El aparato de metal y oro giró la cabeza como si pretendiera responder. "¿Debería ir a investigar?" Otro silencio.
"Mi señor, no creo que el halcón pueda responderle, aunque quisiera." Intervino Stellan con una reverencia. "Sin embargo, si me permite opinar, esa Slone parece... peligrosa."
"Nadie más había intentado comunicarse desde la isla. Su tecnología, aunque extraña, no parece igual a la de los otros inútiles que se han aparecido" Explicó el hombre en armadura blanca mientras se retiraba un poco del cabello te le tapaba parte del rostro.
"Otra razón para tener cuidado con ella gran Eterno." Añadió Stellan con humildad.
"Stellan, creo que es hora de visitar mi reino y ver qué sucede. Quedate aquí y vigila si llegan más refugiados o intrusos." El Eterno dejó a su halcón volar libre, tomo su equipamiento y saltó de la torre.
"¡Mi señor!" Gritó Stellan, mientras el Eterno descencía en unos escalones que parecían materializarse frente a él. "¿Qué le digo a joven Orin y a la Princesa Lexa si regresan?"
"Que dejen de causar problemas." Contestó alzando la voz solo otro poco. Luego devolvió la mirada a la jungla mientras descendía lentamente en su dirección.
Divisó un claro donde se disponía a descender, de repente. Cuatro sujetos cubiertos en una tela extraña de color verde y otros de negro emergieron de unos arbustos cercanos y le apuntaron. El Eterno sonrió mientras se colocaba su casco. Uno de sus ojos brillaba en dorado, el mismo color de la mirada del Halcón que ya hace mucho había descubierto a estos cobardes que se ocultaban en el follaje.
Sintiéndose en ventaja contra el luchador solo que aterrizaba ante ellos, el hombre de verde le apuntó con su rifle, pero cuando el halcón pasó frene a su mira por unos segundos, perdió de vista al Eterno.
El que estaba vestido de blanco disparó una ráfaga de balas contra el paladín, este alzó su escudo y de este se proyectó un campo de fuerza que absorbía los disparos del de verde y el de blanco.
El último hombre, vestido totalmente de negro apareció por detrás de eterno y lápiz en mano lo cubrió en una caja de metal, sacó su escopeta y esperó a sus compañeros. Esperaba que el eterno intentara salirse de la prisión, pero no escuchó nada.
De repente, un estruendo, los trozos de metal se derrumbaron con una honda de choque que sacó al de negro volando. Entre los escombros que salían en todas direcciones, el Eterno se podía ver con un enorme martillo que aun brillaba en purpura en la punta.
El de negro no tuvo mucho tiempo para reaccionar, ya que el Eterno rápidamente desenfundó su rifle y le disparó, impactándolo en el aire con una especie de espada color morada, esta brilló por unos segundos y luego explotó. Llevándose al de negro en la explosión.
Los otros dos atacantes, que recién se incorporaban de la honda de choque veían como el Eterno les encaraba, escudo y martillo en mano, el legendario rifle Excalibur en su espalda y el Halcón posado en su hombro. "Han venido a mi reino sin mi permiso a causar caos."
Apretó la empuñadura de su martillo. "Un terrible error, los enviaré con su amigo de negro en breve."
El de verde y blanco comenzaron a encerrarse entre capas y capas de madera y piedra, haciendo una mini fortaleza en segundos.
El paladín observó un árbol grande al lado de la construcción, disparó de nuevo el rifle Excalibur a la base y el tronco se precipitó sobre la construcción, aplastando al de blanco y sacando al de verde que intentó dispararle dos veces al Eterno, cosa que no fue difícil de detener con el escudo.
El Halcón voló a través de la barrera del escudo y tomó al enemigo que quedaba con una especie de campo anti gravitacional. El de verde comenzó a gritar conforme veía que el ave lo llevaba más y más alto, cuando finalmente perdió el pánico intentó dispararle al ave, pero el halcón ya lo había soltado, la gravedad se encargó del resto.
A lo lejos Lexa y Slone escucharon un estruendo muy fuerte, "¿Qué fue eso?" Preguntó la doctora.
"El martillo cinético del Eterno." Respondió Lexa, su tono mostraba un poco de confusión. "Al fin se dignó a venir a ayudar a los suyos." Añadió.
"¿Crees que venga para aquí?" Slone preguntó intrigada por el estruendo aún, ¿qué podía ser tan fuerte?
"No lo sé, pero la jungla es relativamente nueva. Dudo que pueda encontrarnos fácilmente, será mejor ir por él."
"¿Relativamente nueva? Esta jungla se ve antigua." Comentó Slone.
"Es una larga historia, un terremoto, una fractura y boom, jungla." Dijo Lexa.
"No fue tan larga." Respondió Slone con un tono cansado.
"Lo resumí muy bien." Se excusó Lexa mientras seguía caminando. "vamos, seguro no fuimos los únicos que escucharon eso."
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Fuego Cruzado: Slone y la Princesa de la Isla
Fiksi PenggemarLa doctora Slone despierta en una isla hostil, donde cada paso es una trampa y cada aliado, una incógnita. Atrapada en tierra extraña, tendrá que aliarse con Lexa, una princesa excéntrica con conocimientos únicos sobre las misteriosas piedras púrpur...