†· •¿Qué sucedería si antes de la batalla contra el Clan formado por Victoria, Edward se encuentre con su verdadera compañera?•
†· •¿Y qué sucederá cuando éste se entere que aquella chica no es alguien cualquiera en este mundo?•
°†|| Edward C...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
ANTE EL silencio acogedor del bosque, los metamorfos junto a la elfina profundizaban en aquella hipnotizante espesura verde.
Charlotte acariciaba el pelaje colo chocolate de Jacob Black. Subida a su lomo, podía garantizar un panorama ensoñador.
— Él tiene que estar cerca—pronunció, mientras veía como Jared y Paul chocaban entre sí juguetonamente delante de ellos.
En respuesta, recibió un gruñido de asentimiento de parte de Jake, el cuál andaba a paso precavido y de vez en cuando volteaba a observar a la elfina.
— Puedo olerlo—suspiró, cerrando sus ojos—Déjame bajar aquí.
El enorme lobo flexionó sus patas delanteras, inclinándose hacia adelante y permitiéndole a Charlotte bajar con tranquilidad.
— Nos vemos después—sonrió a modo de agradecimiento, pasando ante el trío y acariciando sus hocicos—... No creo que quieras llevarte un golpe de parte de un Frío, ¿no?—cuestionó con burla al notar la intención de Paul por seguir acompañándola.
El metamorfo gruñó y negó con la cabeza; fastidiado, ante lo cuál Charlotte río. Rápidamente, los lobos se alejaron y ella retomó su caminata más deprisa.
Adelante había un pequeño río que generaba una separación no muy grande entre los territorios, pero sí lo suficiente como para tener que planificar el salto.
Verificó que sus botas estén bien sujetas, debido a que las mismas llegaban hasta abajo de sus rodillas. Tomó impulso y se aventuró a dar un largo salto.
Cayó sin ningún problema sobre el territorio de vampiros, dejando sus pisadas sobre dicha superficie. No pasaron ni cinco segundos que la alta y robusta figura de Edward Cullen apareció ante ella.
— ¿Estás bien?—fue lo primero que escapó de su boca.
— Sí, lo estoy— asintió ella, notando como él posaba sus manos en su cintura y la atraía lentamente— Lo de Charlie no fue nada, supe sobrellevarlo.
— No debiste arriesgarte de esa forma—reprochó Edward, exhibiendo una cálida sonrisa— Sí él descubre que tú no asististe al colegio con Isabella, tendrá más ganas de matarme de las que ya tiene.
— Pues, tendrá que guardárselas, porque no se meterá contigo—sentenció ella, acercándose a su rostro y plantando un corto beso en sus labios— Pensé que te irías—comentó luego.
