Pov Jungkook
Vivir aquí era un espectáculo diario. Desde el momento en que estacionaba mi moto frente al edificio, sentía las miradas perforándome la espalda. Siempre las mismas caras en las ventanas, y siempre las mismas bocas murmurando. No les daba el gusto de reaccionar. Me limitaba a apagar la moto, quitarme el casco y caminar hacia mi departamento como si no me importara. Porque, sinceramente, no me importaba.
O eso solía pensar, hasta que escuché las voces de las dos reinas del chisme en el pasillo.
—Ese Jungkook es una mala influencia para todo el edificio —sentenció la señora Park, la misma que probablemente me pediría que le ayudara a mover una caja si no tuviera otra opción—. Lo he dicho desde que llegó. Tatuado, con esa moto escandalosa... parece salido de una pandilla.
—Y esos piercings. Qué horror. —La otra mujer, una vecina cuya cara siempre me recordaba a un perro molesto, soltó un bufido indignado.
Me detuve a mitad del pasillo, justo fuera de su vista, escuchándolas con una mezcla de aburrimiento y diversión. Era lo mismo de siempre.
—Si no fuera suficiente con su apariencia, está su actitud. Apenas saluda, siempre tan distante. Yo digo que algo esconde.
Tenían razón. Claro que escondía algo. Escondía al ángel perfecto de la señora Park en mi departamento cada vez que tenía la oportunidad.
—Mi Jimin, en cambio, es un modelo a seguir. —Ah, ahí venía su monólogo favorito—. Siempre tan educado, siempre tan respetuoso. Nada que ver con ese chico. Ni siquiera quiero imaginar que se crucen.
Si supiera.
—Exactamente. Jimin es todo lo que Jungkook no es —añadió la vecina, como si estuvieran haciendo una lista detallada de mi inexistente influencia en su "angelito".
Era imposible contenerme más. Avancé tranquilamente, asegurándome de que mis botas resonaran en el pasillo antes de que me vieran.
—¿Buenas noches, señoras? —Mi voz resonó con una calma ensayada, y ambas se giraron como si hubieran sido atrapadas robando algo.
La señora Park me miró con la barbilla alzada, con esa expresión de desprecio que hacía las cosas aún más entretenidas.
—Jungkook... —respondió, diciendo mi nombre como si fuera un insulto disfrazado de saludo.
La otra vecina trató de sonreír, pero sus ojos la delataban.
—¿Llegando tarde? —preguntó, como si tuviera alguna autoridad sobre mi horario.
Me encogí de hombros, ignorando el tono inquisitivo.
—Supongo que sí. —Me apoyé casualmente contra la pared, dejando que mi sonrisa burlona hiciera su trabajo.
—Estábamos hablando del vecindario. Siempre es importante mantenerlo seguro y en orden. —La señora Park cruzó los brazos, claramente esperando que entendiera el mensaje no tan sutil.
—Claro, claro. —Asentí con exagerada seriedad, mientras mis ojos se movían entre ellas—. Aunque, si me preguntan, creo que a veces las cosas no son lo que parecen.
—¿Qué insinúas? —preguntó la señora Park, frunciendo el ceño.
Sonreí, disfrutando cada segundo.
—Nada, nada. Solo digo que a veces los ángeles no son tan inocentes como parecen.
Dejé la frase en el aire, girándome para abrir la puerta de mi departamento antes de que pudieran responder. Cerré detrás de mí, bloqueando cualquier réplica, y dejé escapar una carcajada mientras me quitaba el casco.
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Dirty Halo- Mini Au Kookmin
FanfictionJungkook es el vecino tatuado que todos temen, pero Jimin, el ángel perfecto, no puede resistirse a él. Entre encuentros secretos y deseos prohibidos, ambos juegan con fuego, sin importar lo que el mundo piense. El halo de Jimin está a punto de caer...