Pasaron los meses y el aire de "Vida" se volvió más pesado. Isabel había logrado mantener la calma, o al menos eso parecía, pero los eventos que marcaron esa etapa la cambiaron de una manera que nadie podría haber anticipado.
Negan había llegado, como una tormenta violenta que arrasó con todo a su paso. Su presencia era aterradora, su actitud cruel y despiadada. No era solo la brutalidad de sus actos, sino el hecho de que parecía disfrutar cada segundo de la desesperación que sembraba. La gente de "Vida" temblaba ante su sola mención.
Pero lo peor fue lo que le hizo a Nelson.
Nelson, el novio de Margot, había sido un símbolo de esperanza para muchos. Siempre había sido el tipo de persona que mantenía la sonrisa en medio de la oscuridad. La noticia de su muerte fue devastadora para todos, pero especialmente para Isabel. Había conocido a Nelson, y aunque no compartían una relación tan cercana, él representaba todo lo bueno que aún quedaba en ese mundo roto.
Negan lo mató de manera cruel, y la imagen de la brutalidad de su muerte nunca abandonó a Isabel. Se la repetían una y otra vez como una pesadilla. Pero lo que más le dolió no fue su muerte, sino que no pudo hacer nada para evitarlo.
En el peor momento, cuando Negan ya había causado suficiente destrucción, Isabel se enfrentó a él. Su furia era palpable, su mirada fría y decidida, como nunca antes. La rabia que sentía era profunda, más allá de cualquier odio superficial. Quería vengar a los caídos, quería detener el ciclo de violencia que parecía no terminar nunca. Pero también sabía que la ira podía consumirla. Sin embargo, no podía rendirse. No después de todo lo que había pasado. No después de la muerte de Nelson.
El encuentro con Negan fue algo breve pero cargado de tensión. Isabel lo miró con los ojos llenos de un dolor tan grande que se reflejaba en sus gestos.
—Te voy a destruir, Negan —dijo Isabel con voz baja y firme, sin titubeos. Su tono era el de alguien que ya había perdido todo, pero que no iba a dejar que la maldad triunfara.
Negan la miró de arriba a abajo, sonriendo de forma burlona, sabiendo que ella era una de las pocas personas que realmente representaba una amenaza para él. Aun así, se burló.
—¿De verdad crees que puedes contra mí, cariño? —su risa llena de desdén resonó en el aire, como si la situación fuera un juego para él.
Isabel no dijo nada más, pero la mirada que le lanzó fue suficiente. No necesitaba palabras. La violencia y el dolor que había experimentado la habían transformado, y ese cambio no solo era físico. Se había convertido en algo más, algo mucho más frío, como una sombra de lo que alguna vez fue, pero con la determinación de seguir adelante, aunque el camino estuviera cubierto de sangre y ruinas.
En ese instante, sabía que no podía perder más. El mundo ya le había quitado tanto, pero lo que no podían quitarle era su voluntad de seguir luchando. Y aunque Negan había hecho mucho daño, no lo había destruido. Isabel aún estaba de pie.
Desde ese momento, se volvió más reservada, mucho más seria, como una persona que había sido forjada por el sufrimiento y la pérdida. Su alma, aunque marcada, seguía siendo fuerte, y su mente más decidida que nunca. Ya no quedaba lugar para las dudas ni los remordimientos. Solo quedaba sobrevivir, y hacerlo con la esperanza de que algún día, Negan y su reinado de terror serían detenidos.
Aún con la tristeza de la pérdida de Nelson y las cicatrices que el tiempo no podría borrar, Isabel caminaba hacia el futuro con la determinación de que nada ni nadie la quebraría. Su mirada ya no era la misma, pero su fuerza se había multiplicado.
La comunidad de "Vida" había caído en una rutina insoportable. Cada vez que Negan regresaba, su presencia era un recordatorio constante de la opresión y el miedo. La solicitud de suministros se volvió algo que no podían evitar, no importa cuán grande fuera el costo, siempre tenían que ceder. Era una amenaza constante, una espada de Damocles que colgaba sobre sus cabezas.