Cada vez que Alex pasaba tiempo con Camila, se encontraba atrapado en una maraña de pensamientos. Las risas, las conversaciones despreocupadas, las miradas que parecían compartir más de lo que se decían... todo eso se volvía más complicado de lo que parecía. Mientras compartían pequeños momentos como compañeros de clase, él no podía evitar preguntarse: ¿Y si ella supiera la verdad?
En los pasillos del colegio, entre clases y en los recreos, todo parecía normal. Camila era como una brisa fresca: cálida, espontánea y llena de energía. Siempre había una sonrisa en su rostro, como si estuviera en su elemento en todo momento. Y a pesar de que Alex disfrutaba de su compañía, había algo en sus interacciones que lo hacía sentirse diferente. Era como si siempre estuviera caminando sobre una cuerda floja, equilibrando lo que quería ser y lo que debía ser. Cada broma, cada palabra, cada conversación se volvía más significativa de lo que debería ser, y eso lo aterraba.
Se sentaba con ella en la cafetería, riendo con sus amigos y charlando sobre las mismas cosas de siempre. Pero mientras ella hablaba, mientras su risa llenaba el aire, Alex no podía evitar sentirse desplazado, como si todo lo que estaba sucediendo a su alrededor fuera un escenario en el que él no encajaba del todo. ¿Y si ella supiera que soy más que el chico tranquilo que ve? ¿Qué pasaría si descubriera que soy un femboy, que me visto en secreto como me gustaría ser y no como la sociedad espera?
Era un pensamiento que no podía dejar de rondar por su mente. ¿Y si me rechazara? Aquella imagen de Camila mirándolo con incredulidad, con un paso atrás, como si todo lo que compartían fuera solo una fachada, lo aterraba. Pero lo peor era que sabía que esas inseguridades no eran solo miedos imaginados. La sociedad había dejado claro desde siempre que había una forma "correcta" de ser hombre, una forma que Alex no cumplía por completo, aunque a veces deseara poder romper esas reglas y ser él mismo.
A veces, la sensación de incompletitud lo consumía. Mientras caminaba por los pasillos, con el uniforme perfectamente colocado y la apariencia que se esperaba de él, sentía como si estuviera fuera de lugar, como si su verdadera identidad estuviera oculta bajo capas de ropa que no lo representaban. Las faldas y blusas de colores suaves, las prendas que había comprado en secreto, todo eso quedaba guardado en su habitación, donde podía ser alguien que ni siquiera él se atrevía a ver completamente.
Era como si, en esos momentos, estuviera jugando un papel. Una parte de él anhelaba ser libre, ser alguien diferente, alguien que pudiera caminar por la calle sin miedo a las miradas, a las críticas. Pero la otra parte de él, la que estaba marcada por el miedo al rechazo, al juicio, a perder la amistad de las personas que realmente importaban, lo detenía.
Cada vez que sus dedos tocaban el borde de la mesa, cuando se cruzaba de brazos, o incluso cuando se reía de algo que Camila decía, sentía que su verdadero yo estaba a punto de salir a la superficie, pero no podía dejar que sucediera. A veces, el dolor de no ser quien quería ser era casi insoportable. "¿Por qué no puedo ser como ellos?" pensaba mientras observaba a los chicos que parecían tenerlo todo resuelto: seguridad, aceptación, y una confianza en sí mismos que él solo podía desear.
El grupo de amigos que tenía era un refugio para él, pero no completamente. Diego y Marcos, aunque cercanos, no sabían nada sobre su lucha interna. No sabían que, cada vez que estaba frente a ellos, parte de él estaba fingiendo ser alguien más. Y mientras más tiempo pasaba con Camila, más consciente se volvía de su propia incongruencia. Si no soy capaz de ser yo mismo con ellos, ¿cómo podría serlo con ella?
Esa noche, mientras se preparaba para dormir, Alex se tumbó en la cama y se quedó mirando al techo. El silencio de su habitación era su único refugio, y al mismo tiempo, la fuente de su angustia. En la oscuridad, sin las máscaras sociales, podía pensar en todo lo que había estado reprimiendo. La idea de que su vida podría ser diferente, más auténtica, lo tentaba, pero el miedo al qué dirán lo paralizaba. El futuro parecía lleno de posibilidades, pero cada vez que intentaba imaginarse como él mismo, el miedo lo frenaba.
Lo peor de todo era que, aunque estaba cerca de Camila, aunque las conversaciones parecían naturales, había una barrera invisible entre ellos, una barrera que él mismo había creado. Si solo pudiera dejar de lado sus inseguridades, de dejar de lado ese miedo tan profundo a ser rechazado... Pero el miedo era más fuerte que su deseo de libertad. ¿Qué pasaría si todo lo que había construido, todo lo que había logrado en su vida, se desmoronara por algo tan "insignificante" como un secreto?
El teléfono vibró sobre su mesita de noche. Un mensaje de Camila.
"¿Te gustaría salir este fin de semana? Hay un evento, algo tranquilo, podríamos ir con algunos amigos. Sería genial que vinieras."
Alex miró el mensaje por un buen rato. La invitación parecía sencilla, pero para él, era más que eso. Era una oportunidad para ser él mismo, para tal vez mostrarse tal como era sin el peso de las expectativas de los demás. Pero la sombra de sus miedos lo detuvo. No sabía cómo podría actuar en un lugar público si se sentía tan perdido consigo mismo. Si ella lo veía de la manera en que se veía a sí mismo, si sus amigos supieran lo que él guardaba, ¿sería capaz de seguir adelante?
El pensamiento de la revelación le generaba sudor frío. ¿Y si todo lo que había construido en su vida se desmoronaba por un simple detalle de su ser?
Pasaron unos minutos antes de que respondiera.
"Claro, me encantaría ir. ¿Cuándo?"
La respuesta salió casi por impulso, pero cuando Alex la envió, un pesado nudo se formó en su estómago. Había aceptado, pero el miedo seguía allí, en lo profundo. Sabía que estaba a punto de enfrentar algo que no estaba preparado para manejar.
La idea de enfrentarse a sí mismo, de ser más auténtico, le resultaba aterradora. Pero también sabía que, de alguna manera, era el siguiente paso. Si quería sentirse completo, si quería dejar de vivir con este vacío, tendría que arriesgarse. La pregunta era: ¿estaría dispuesto a hacerlo?
El silencio en su habitación lo envolvió nuevamente, pero esta vez, no se sentía tan seguro. Sin embargo, había algo dentro de él, una chispa de esperanza, que le decía que tal vez esta era su oportunidad. La oportunidad para ser alguien más, pero más importante aún, la oportunidad para ser él mismo.
Y a pesar de las dudas, a pesar de las inseguridades, decidió que era el momento de comenzar a enfrentarse a su propio reflejo.
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A Tu Lado, Soy Yo
Teen Fiction"Alex siempre ha vivido atrapado entre el miedo y el deseo de ser auténtico. En una relación que avanza rápidamente con Camila, la chica que le roba el corazón, Alex lucha por ocultar una parte de sí mismo que aún no está listo para revelar. Pero la...