Capítulo 21

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SOY EL LEÓN DEL ORGULLO, NO NECESITO AYUDA.


Dai apenas había salido de la enfermería cuando sintió un dolor punzante atravesar su abdomen. Trató de ignorarlo, pensando que era solo el cansancio acumulado después de su intensa batalla contra Shiro. Pero mientras caminaba por los pasillos hacia el baño, el malestar se volvió insoportable. Cada paso que daba sentía como si su cuerpo le gritara que se detuviera.

Cuando finalmente llegó al baño, se tambaleó hasta uno de los lavabos y se sujetó con ambas manos, inclinándose hacia delante mientras su respiración se volvía errática. Su visión comenzó a nublarse, y de repente, un violento ataque de tos la sacudió.

—No... otra vez...—murmuró con voz débil antes de sentir el sabor metálico de la sangre en su boca.

Antes de poder reaccionar, cayó de rodillas al suelo frío del baño, sujetándose el abdomen mientras la sangre salía de su boca en cada tos. La escena era caótica: las gotas de sangre manchaban el piso blanco, y el sonido de su respiración irregular resonaba en el eco del baño vacío.

Las heridas que había sufrido durante el ataque en la U.S.J aún no habían sanado por completo, pero Dai se había negado a descansar adecuadamente, insistiendo en que estaba lista para pelear. Ahora, su cuerpo le estaba cobrando factura.

—Maldición... no debería haber...—susurró entre jadeos, intentando estabilizarse, pero el dolor era demasiado intenso.

De repente, escuchó pasos acercándose al baño. Antes de que pudiera hacer algo, la puerta se abrió, y una figura familiar apareció: era Kirishima, quien había salido a buscarla preocupado por su estado.

—¡Dai!—exclamó al verla en el suelo, rodeada de manchas de sangre. Su rostro se llenó de alarma, y rápidamente se arrodilló junto a ella, colocando una mano en su hombro. —¿Qué demonios estás haciendo aquí? ¡Deberías estar descansando!

Dai intentó apartarse, pero no tenía fuerzas.
—Estoy... bien...—mintió, su voz apenas un susurro.

—¡No, no lo estás!—replicó Kirishima con firmeza, pasando un brazo por debajo de sus hombros para ayudarla a levantarse. —Esto no es algo que puedas ignorar. Vamos, te llevo de vuelta a la enfermería.

Dai trató de resistirse, pero su cuerpo no cooperaba.
—No puedo...—dijo, jadeando. —Si vuelvo... pensarán que soy débil.

Kirishima detuvo su movimiento y la miró directamente a los ojos, su expresión seria pero llena de preocupación.
—¿Débil? ¿De verdad crees que eso importa ahora? No eres débil, Dai, pero necesitas cuidarte. Si sigues así, no habrá próximas batallas para ti.

Las palabras de Kirishima parecieron calar en Dai, quien finalmente dejó de resistirse. Sus ojos se llenaron de frustración, pero sabía que tenía razón. Sus heridas no habían sanado, y forzarse de esta manera solo la estaba llevando al límite.

—Está bien...—susurró, cerrando los ojos mientras Kirishima la ayudaba a levantarse del suelo.

Mientras la llevaba de regreso, el silencio entre ambos era pesado. Kirishima no dejaba de pensar en lo que Dai había pasado y en cómo su terquedad la estaba poniendo en peligro. Por su parte, Dai reflexionaba sobre lo ocurrido, preguntándose si su orgullo la estaba cegando.

Cuando finalmente llegaron a la enfermería, Recovery Girl la miró con desaprobación, pero no dijo nada al comenzar a atenderla. Dai sabía que había cometido un error al subestimar sus propias heridas, y aunque aún quería pelear, entendía que, para poder dar lo mejor de sí misma, primero debía sanar.

¿𝙈𝙞 𝙥𝙧𝙤𝙥𝙤𝙨𝙞𝙩𝙤? (bnha x oc)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora